2024 es sin lugar a dudas un año estratégico para el futuro del país. Y los días desde la maravillosa marcha del 21 de abril han marcado, sin lugar a dudas, un punto de inflexión en la terrible crisis de gobernabilidad y desinstitucionalización generada por el Gobierno.
Muchos, apegados a sus querencias socialistas o a sus deseos conciliadores, taparon la realidad de Petro y su gobierno por largos meses, desde junio de 2022. Indirectamente, incluso, viabilizaron el despropósito petrista, dándole credibilidad democrática al aspirante a tirano. En campaña lo trataron de igual a los demás candidatos y pretendieron normalizar los signos tempranos del despropósito gubernamental. Durante meses clamaron vanamente por imposibles acuerdos con la bestia autoritaria.
Hoy los moderados de acomodo no tienen como sustentar tolerancias, ni invocar paciencias. Todo es impresentable y funesto en las acciones y resultados del gobierno. Hoy es innegable el propósito de ruptura constitucional que obsesiona al gobierno, como la corrupción por diseño que lo domina.
Y por eso, entre otras cosas, vamos mejorando. La magnitud de la movilización es un mensaje político tan poderoso que no puede ser manipulado o menospreciado. La reacción desaforada y grotesca del presidente a las marchas, quemó los puentes con muchos sectores que participaron en ellas o que por lo menos las constataron en su magnitud. El discurso presidencial del primero de mayo notarizó la ruptura constitucional, tantas veces denunciada desde este espacio, y evidenció el enloquecimiento presidencial.
Mientras tanto estallan las revelaciones siniestras de la Sneyder-política, se concretan por fin las acciones electorales alrededor de la violación de los topes de campaña y los aportes ilegales, se concretan imputaciones al hijo del presidente y se abren nuevos frentes de presuntas corruptelas en la UNGRD y otras entidades.
El sistema objetivo de salud del petrismo y sus aliados sindicales, el corrupto FOMAG, hace agua por todos lados, la toma de la salud empieza a generar sus primeros y previstos efectos en los retrasos de atención y fallos en la dispensación de medicamentos, el presupuesto está ampliamente desfinanciado por la caída inducida por la reforma tributaria del crecimiento nacional, el deterioro creciente y acelerado de la violencia cruel y severa, no solo afecta a un mayor número de territorios, sino que aumenta en virulencia y evidencia la peligrosidad de los ceses al fuego unilaterales decretados por el gobierno.
Las redes de solidaridad internacionales de Petro empiezan a fallar en cubrir el desastre de su gobierno. Muchos de los revolucionarios europeos y americanos en cuerpo ajeno, aquellos que acomodados en democracias liberales que buscan implantar y legitimar revoluciones en países en desarrollo, les empieza a costar arrimarse al despropósito petrista.
Claro, estamos lejos de haber controlado el riesgo de ruptura democrática. Será casi imposible evitar los destrozos del huracán en todos los planos de la vida nacional. Las retóricas tóxicas con las que se sigue pretendiendo justificar la falta de legitimidad de nuestra democracia, la justificación del terrorismo y el anarquismo de estado, siguen vivitas y coleando, y caminando por los medios de prensa tradicionales y la academia.
Pero al perder a los justificadores del centro, Petro se ha hecho un daño irreversible.
El tema ahora es construir. Debemos construir primero que todo un consenso de mecánica política que permita acordar una gran consulta previa interpartidista entre los partidos independientes y de oposición. Una consulta que incluya un candidato por partido y que se realice de manera anticipada, durante el último trimestre de 2025, para darle verdaderas posibilidades de coger tracción al candidato ganador frente a los candidatos del petrismo y la izquierda.
Pero el frente democrático no debe limitarse a la mecánica electoral de la presidencia. Debe hacer esfuerzos además para lograr bancadas amplias en el congreso convocando grandes perfiles nacionales para el esfuerzo legislativo del post Petro.
El frente democrático deberá además postular una agenda legislativa a partir de la segunda legislatura del 2024 de manera que puedan crearse herramientas legales que le permitan al gobierno que asuma en 2026, disponer de mecanismos para poner en control las siembras ilícitas a través de la aspersión aérea, recuperar la salud y hacer efectiva la justicia para el ciudadano de a pie.
Finalmente, el frente democrático debe partir de la premisa de que el post Petro no puede ser para entregarle a los politiqueros de siempre el país de nuevo. No podemos desconocer que la semilla de descontento y castigo que puso a Petro en el poder en primer lugar, sigue vive en el país, dispuesta a germinar en cualquier otro populista, y por ello deben postularse perfiles y lograrse compromisos que realmente ofrezcan alternativas nuevas y transparentes pero eficaces de gobierno, que puedan superar o mitigar el peaje corrupto y corruptor de la clase política que terminó aliada con Petro con tal de no perder su control destructor sobre el estado colombiano.