Aunque parece un tema local, lo que viene ocurriendo en la población santandereana de Girón tiene una importancia similar (o mayor, incluso) a lo que en su momento fue la disputa por el páramo de Santurbán. Sólo que aquí la batalla no es en torno a si permitir o no la explotación de unas ricas vetas auríferas, sino frente a los millones de toneladas de basura que les permitirán a quienes las reciban volverse inmensamente ricos.Es precisamente por ello, por las toneladas de dinero que hay en juego, que se están moviendo los más poderosos intereses para lograr que el relleno sanitario de toda el área metropolitana (Bucaramanga, Girón, Floridablanca, Piedecuesta y siete municipios más) quede en un lugar específico y no en otro, más exactamente en el predio Bonanza de la vereda Chocoa, a 3 km de Girón, de propiedad de una empresa cuyo nombre designa todo lo contrario de lo que pretenden hacer: Entorno Verde. El negocio consiste en que casi 400 camiones de basura depositarían unas 800 toneladas de basura al día. Sobre una tarifa promedio de $21.000 por tonelada, que es la que hoy maneja la Empresa de Aseo de Bucaramanga (EMAB), se obtendrían unos ingresos aproximados de $17 millones de pesos diarios, o sea unos $6.200 millones al año. Calculando que una cuarta parte se fuera en costos operativos, habría una ganancia anual estimada de $4.700 millones, superado el punto de equilibrio. Esto significa que “hay para todos los que ayuden”, como se acostumbra decir en la jerga política. Lo llamativo del asunto es comprobar cómo, a raíz de un pronunciamiento de la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales, con fecha 3 de junio, donde le pidió a la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB), “considerar la posibilidad de suspender y/o cancelar el proyecto en razón a los graves problemas ambientales que presenta”, todos los interesados en que el relleno sanitario quede en Chocoa han desplegado lo más granado de su artillería, incluida la mediática, para tratar de impedir que se les dañe el negocio. Cuando hablamos de todos los interesados nos referimos a Entorno Verde (dueña del lote), la CDMB y la alcaldía de Girón, que con sus actuaciones han dejado ver una sospechosa coincidencia de intereses, a tal punto que desde que salió el concepto técnico de la Procuraduría dejaron de hablar de relleno sanitario y utilizan ahora al unísono la expresión “Parque Chocoa” en todas sus declaraciones y comunicados, como si se hubieran puesto de acuerdo. La empresa Entorno Verde está en su derecho de ponerle el eufemístico nombre de Parque Chocoa a un basurero (que es como cambiarle a un inodoro su nombre por el de alacena), pero lo que resulta inaudito es ver que tanto a la CDMB como a la alcaldía de Girón, cuya misión debería ser la de velar por el bienestar de la ciudadanía, hoy se les ve actuando ya con descaro en la protección de unos intereses privados. En lo referente a la CDMB es pertinente mencionar que su directora es Elvia Hercilia Páez Gómez, de quien se dice –sin que haya sido desmentido- que se separó ficticiamente de su esposo el cacique político Bernabé Celis Carrillo, de Cambio Radical, para no inhabilitarlo políticamente en su aspiración al Senado, pero siguen viviendo bajo el mismo techo. Y no se trata aquí de meterse en la vida privada de nadie, sino de constatar que una entidad que tiene bajo su cuidado la protección ambiental del área metropolitana de Bucaramanga está en manos de resabiados políticos, antes que de técnicos o especialistas en la materia. La historia continúa con el alcalde de Girón, Luis Alberto Quintero González, un personaje al que se le endilga más habilidad para los negocios que para la administración del municipio, y ‘goza’ de un desprestigio generalizado (es casi imposible encontrar un gironés no asociado a su administración que hable bien de él), pero ha sido cinco veces la primera autoridad de esa población, que ronda los 150.000 habitantes y posee una pujante zona industrial. Fue Quintero González quien en su programa de gobierno prometió “cerrarle el paso a todo intento de perpetuar este municipio como basurero del área metropolitana”, pero después de que se hizo elegir consiguió que el concejo de Girón le torciera el cuello al Plan de Ordenamiento Territorial (POT) para que fuera permitido instalar en los predios veredales de Girón un relleno sanitario. Lo de mayor recordación en este episodio es el rumor -también generalizado- de un soborno a los concejales, a razón de 20 millones por cabeza, sin que tampoco haya habido desmentido alguno por parte de los ediles supuestamente implicados en tan sucia trama. Sumado a lo anterior, es un hecho irrefutable que durante la administración del citado alcalde el municipio de Girón, turístico al punto de ser declarado Monumento Nacional desde el 12 de febrero de 1963, hoy muestra una cara de abandono y desaseo en sus calles y en lugares tan emblemáticos como el parque principal o el Parque de Las Nieves, depositario este último de la capilla del mismo nombre, una reliquia colonial del siglo XV que difícilmente puede ser apreciada –y menos fotografiada- por los turistas, porque en todo el perímetro parquean motos y vehículos sin ninguna restricción, cual parqueadero público. Pero de turistas es mejor no hablar, porque muchos de ellos han huido para nunca volver ante la situación descrita, y la mejor prueba de esta afirmación es que los restaurantes turísticos y los escasos hoteles de Girón se ven cada día más solitarios, si no es que han debido cerrar sus puertas o están en trance de hacerlo. Es tal la dejadez y la suciedad general, que en abril de 2010 el periódico Vanguardia Liberal produjo un durísimo editorial contra el mandatario local, titulado Lección de higiene para un alcalde, donde se lee que “bolsas enteras de basura desparramadas por los andenes y puentes, chulos de todos los tamaños disputándose los desperdicios, así como gente y negocios impasibles que botan sus desechos por todas partes, son apenas una parte del panorama”. Y hablaba de “la irresponsabilidad y la desidia de la alcaldía frente al tema”, y de la “falta de compromiso de quienes ocupan los principales cargos del municipio”. Volviendo al tema del eventual relleno sanitario en Chocoa, otro hecho sorprendente es que pese a lo impopular que resulta meterle un mega basurero a un municipio turístico como Girón, y a que ello significaría que por sus calles se vería pasar todos los días el desfile interminable y fétido de centenares de camiones compactadores de basura, y a que el trayecto pavimentado de la carretera a Zapatoca (que está construyendo la Gobernación) sólo duraría nueve meses de los 30 años de vida proyectada si por allí comienzan a pasar esos vehículos con peso superior a 20 toneladas, pese a lo anterior, decíamos, en los primeros hervores de la campaña electoral para alcaldía y concejo no se aprecia ningún candidato que se atreva a confrontar al actual burgomaestre frente a tan sensible tema, como si todos estuvieran tácitamente de acuerdo en que entre bomberos no se pisan las mangueras. Sea como fuere, lo único cierto es que si esos poderosos intereses aliados logran instalar el relleno sanitario del área metropolitana de Bucaramanga en las afueras de Girón, habrán cumplido con el objetivo de tirar un Monumento Nacional a la basura. Moraleja y conclusión: la CDMB ya no debería llamarse Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, sino para la defensa de la empresa Entorno Verde. jorgegomezpinilla@yahoo.es