Hace un par de semanas, una amiga me lo advirtió: el próximo presidente del Senado es Iván Name. Noooo, le dije, eso se lo gana Angélica. Usted no conoce a Carlos Ramón González, no hay la menor posibilidad, me reafirmó con total seguridad. Tenía razón. Name es presidente del Senado.
Así que me puse a investigar quién es el nuevo director del Dapre, el señor González, y me encontré un operador político de primera categoría y que a lo largo de su vida ha mostrado de lo que es capaz, sobre todo, en beneficio propio. Pero quizás lo más importante es que con Name en el Senado toda, absolutamente toda la agenda de Petro, que va a acabar con la economía, la salud, las pensiones y el empleo en Colombia, tiene una gran oportunidad de ser realidad.
González viene del M-19, pero ha sido un operador político regional en Santander que dio el brinco a lo nacional cuando logró apoderarse de la Alianza Verde, una organización política de la que fue copresidente y financiador, y cuyo estandarte es la lucha contra la corrupción. Así los símbolos de esta Alianza hayan sido o sean Fajardo, Claudia López o Angélica Lozano y hasta Antanas Mockus, quien maneja los hilos de los verdes es González.
El poder de González en el partido es tal que no solo le dio a su esposa, Luz Dana Leal, aval para la Cámara de Representantes en Santander, sino que también fue el gestor del apoyo a Petro al darles libertad a sus congresistas de votar como quisieran. Sin disciplina de partido, unos se van o se venden al Gobierno, en silencio, mientras los más vocales se van en contra, lo que le permite mantener la aureola de partido limpio y de renovación a los verdes. Finalmente, no se puede dejar pasar los 3.150 millones de pesos que la empresa prestamista de González, Dansgold, le dio a la Alianza Verde entre el 2017 y el 2019, según lo certifica un artículo del portal La Silla Vacía. ¿Yo le presto a mi partido del que soy copresidente? Con razón se apoderó de los verdes, pues en política el que pone la plata manda.
Ahí no termina la historia de González, quien fue condenado por utilizar dineros de una corporación que trabajaba con desmovilizados del M-19 para desviar recursos a su campaña electoral y violar los topes de campaña. La condena fue por falsedad en documento público.
González y su familia también han sido grandes contratistas con el Estado, especialmente en dos sectores. El primer sector es el de comedores comunitarios, con una facturación de más de 14.000 millones de pesos, y el segundo, en atención a pacientes de VIH, que son de alto costo, lo que quiere decir que hay muchos recursos. Según La Silla Vacía, en el 2021 a la empresa Milagroz –de la familia González– la EPS Salud Total le pagó más de 4.000 millones de pesos por atención de pacientes de VIH en Santander. Jugoso ‘contratico’.
Obviamente, el apoyo a Petro fue recompensado con el nombramiento como director del Dapre, Departamento Administrativo de la Presidencia. Y, en su primer trabajo, la elección de Name –quien le debe su carrera política a Carlos Ramón González– como presidente del Senado, le fue muy bien. González debe estar muerto de la risa, pues ganó con cara y ganó con sello. Eligió a su ficha e hizo creer a la oposición que había derrotado al Gobierno. Muy ingenua la oposición, que no la vio venir y que celebró esa elección. No sé si Angélica hubiera sido mejor, pero por lo menos hasta el 31 de diciembre, fecha en que su pareja, Claudia López, termina la alcaldía, no se habría entregado al Gobierno. Ya después no sé, pues Claudia con sus aspiraciones presidenciales negocia hasta el alma.
¿Qué viene? Iván Name es un político de muy buen trato, pero que está al servicio de su jefe. La historia de su familia, los Name de Barranquilla, le va a facilitar su trabajo con La U y con el Partido Liberal para poder rasgar votos y pasar las reformas de Petro. Si Gaviria, Vargas Lleras, Fincho Cepeda y Uribe no se juntan y trabajan de manera coordinada para impedir la debacle legislativa, pues vamos a tener unas reformas aprobadas que van a llevar al país a una catástrofe.
No nos hagamos ilusiones. Hoy la crisis de los partidos que se suma ya a los intereses políticos individuales, la velada campaña presidencial de Germán Vargas Lleras es un ejemplo, hace difícil creer que ellos puedan resolver esta encrucijada. Quisiera que no fuera así. Por eso, no debemos confiarnos y hay que alistar la movilización ciudadana para presionar al Congreso y a los congresistas que se vendan en sus lugares de votación.
La calle debe salvar a Colombia de ese camino al abismo en el que entramos el pasado 7 de agosto. No deben ser esas marchas de voy y me devuelvo. No. Hay que presionar aún más al Congreso, pues allí es donde se juega todo y donde los congresistas se entregan y se venden por un puñado de puestos y de contratos. Hay que ir a presionar las bases electorales de quienes entreguen el país en sus lugares de votación. No solo las marchas en las grandes ciudades. Mapear los puntos de presión y hacerle sentir al congresista como individuo que su voto por una reforma que va a destruir la salud o el empleo le va a costar. Que los votantes se enteren de que a quien eligieron los está traicionando.
Alisten los tenis. Esta batalla apenas comienza. Y no nos digamos mentiras, nos ganaron el primer round.
******Gran artículo de La Silla Vacía con todos los detalles de la vida política y de negocios de González. https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/carlos-ramon-gonzalez-contratista-prestamista-y-dueno-del-verde/