Jerome Sanabria es una joven mujer de 17 años, empoderada, llena de vida y con ganas de comerse el mundo. A pesar de su corta edad, ha estudiado a profundidad la reforma a la salud propuesta por el Gobierno, conocimiento que le permite hablar con autoridad sobre la misma.

Hace unos días Jerome le dio una master class al presidente Petro. Le mostró las falencias que tiene su propuesta de reforma y por qué esta no es una buena alternativa para los colombianos.

Lleno de ira, el presidente no dudó en lanzarla a su jauría de seguidores en X (antes Twitter) para que estos le hicieran a Jerome todo el bullying posible en redes. Hoy en día miles de jóvenes en Colombia se suicidan por ser víctimas de matoneo en sus colegios. ¿Se imaginan lo que pudo sentir la joven Jerome luego de la exposición a la que la sometió nuestro primer mandatario?

Por fortuna Jerome es fuerte. No le importó que el presidente la llamara mentirosa y más bien ve el lado positivo de la situación. Sabe que tiene la razón y que millones de colombianos la respaldamos. ¡Adelante, Jerome!

Otra mujer que fuera maltratada por Petro esta semana es Martha Lucía Zamora. Quien se desempeñara hasta el viernes como directora de la Agencia Jurídica de Defensa del Estado fue ninguneada y desconocida por él.

Petro le pidió la renuncia a Zamora sin siquiera oírla. Poco o nada le importó que su canciller la gritara, como tampoco que el hijo de este tuviera (de acuerdo a información que ha venido conociendo la opinión pública), reuniones en París con el fin de manipular la licitación que abrió el Gobierno para garantizar la expedición de pasaportes en Colombia y en el exterior.

El único pecado de Martha Lucía Zamora fue el tratar de evitarle a la nación un detrimento patrimonial de $ 120 mil millones de pesos. Por esa razón fue despedida. Por eso, y por atravesársele a Leyva, quien al parecer tiene un conflicto de intereses de varios ceros a la derecha por esta licitación.

Así las cosas, es a todas luces claro que el presidente es un maltratador profesional de mujeres. Jerome y Martha Lucía Zamora son prueba de ello. A Petro mucho menos le interesa el que las mujeres seamos maltratadas. ¿Lo han visto u oído condenar las violaciones y vejámenes a las que fueron sometidas las mujeres israelíes el 7 de octubre pasado? ¿Ha dicho algo sobre aquellas mujeres y niñas que aún se encuentran secuestradas? Claramente, ellas no le interesan, quizá porque no le dan recursos ni armas, como sí podrían hacerlo el emir de Catar o la dictadura de Irán.

Petro tampoco ha dicho ni una palabra del acoso al que ha sido sometida Rim Kanaan, cónsul de Palestina en Colombia. En distintos medios de comunicación, esta mujer declaró que desde hace meses es víctima de acoso laboral. También denunció que el actual embajador de esa nación en Colombia sería su acosador. Sobre esto, Petro no se ha pronunciado, ni lo hará. Seguramente porque la señora no es miembro de Hamás o de Hezbolá.

Gustavo Petro es misógino. Es curioso que sobre estos hechos, las “feminazis” del Pacto Histórico no digan nada. María José Pizarro, Isabel Cristina Zuleta o María Fernanda Carrascal no han hecho ni el más mínimo reclamo. Ese es el nivel de coherencia que caracteriza a buena parte de los miembros de esa colectividad.

No esperemos a que a las mujeres nos vaya bien durante esta administración. Quieren que nos quedemos sin acceso a un buen servicio de salud, sin pensión y, lo más grave de todo, sin dignidad. Es eso lo que puede observarse.

Es una patraña barata el nombrar solamente mujeres en la terna presentada para fiscal general. No solamente es discriminatoria con los hombres, sino que envuelve una falsa equidad de género que al Gobierno le importa solo en apariencia, pues ya podemos ver sus propósitos reales.