Uno de mis ejercicios favoritos en la tarea del autoconocimiento y de conocer a otros es el mapa de sueños y pasiones. Hacer consciencia de lo que más me mueve y de cómo disfruto hacerlo y entender cuáles son las razones por las cuales lo siento plenamente es de las cosas que más me gustan.

He entendido varias cosas cuando lo aplico en talleres, por ejemplo, que a la gente le cuesta muchísimo sacar a la familia de este poderoso motor de las pasiones. Siempre les digo que en su lista de motivadores principales no incluyan ni a sus hijos, ni esposos, ni parejas ni padres. La cara inicial es de sorpresa porque a veces cuesta encontrar esas pasiones más allá de lo que todos respondemos automáticamente que es el motor, la familia.

Hay que abstraerse entonces y reflexionar que nuestras pasiones van más allá de nuestros hijos. Si bien es cierto que para un padre/madre siempre es inimaginable tomar decisiones sin pensar en ellos, también es evidente que lo que a uno lo mueve por dentro no puede estar en manos externas.

También he descubierto en mis procesos de coaching que la gran mayoría tiene una lista clara, pero también una triste mayoría no hace nada de lo que realmente le apasiona. Mejor dicho, al hacer la lista de lo que te mueve y por qué te mueve, se habla con pasión y amor, pero se termina diciendo: desafortunadamente, ya casi no tengo tiempo para eso.

Nos perdemos de nuestras pasiones porque ya no nos queda tiempo. Y no nos queda tiempo porque seguimos en automático, cada cosa que hacemos normalmente está condicionada a un horario, al dinero, a encontrar los factores de éxito que la sociedad nos premia. Por eso, cada vez más encuentro jóvenes que me dicen que no saben qué quieren. Que no entienden con claridad cuál es su propósito o qué se ven haciendo en un par de años.

Lo más triste es que saben que tienen que encontrar esa misión propia, pero están tan ocupados que no hacen nada para cambiar la falta de tiempo y viven solos (o mejor sobreviven) perdiendo tiempo valioso. Reuniones eternas, fiestas sin sentido, fotos en redes obligadas para que todos los vean.

Hace poco escribí sobre el ikigai, esa intersección entre lo que haces, lo que mantiene tu propósito y a la vez amas. Difícil encuentro de factores para poder ser feliz. Lo que descubro cada día es que se puede, definitivamente se puede buscar tus pasiones y ponerlas a trabajar.

Si hoy estás viviendo en automático sin hacer uso de tus habilidades, sin mover tus pasiones, dejando a un lado tu salud física y mental, pero comprando muchas cosas y publicando fotos perfectas, quizás algo esté fallando.

Como siempre lo he dicho, el balance entre lo que haces por tu mente (trabajo, academia), alma (inteligencia espiritual) y cuerpo (salud) es lo que te permite vivir en armonía contigo mismo y con el mundo. Así que no procrastines más el cuidado propio, el usar tus habilidades y llevar a cabo tus pasiones es lo que te va a llevar a encontrar tu propósito y a tener una existencia equilibradamente feliz.

Descubre tus pasiones y si tenías algún sueño pendiente, solo llévalo a cabo. La vida es tan cortica como tú quieres que sea.

“Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad”, Mario Benedetti.