No hay que tener un dedo de frente para darse cuenta de que cuando en una licitación solo queda un proponente ahí hay un chanchullo. Obviamente ajustan las condiciones de los pliegos para que solo quede uno, pero trampa es trampa y corrupción es corrupción, así se vista de legalidad.
Dos licitaciones saltan a la vista. La primera, la de la Cancillería y la emisión de pasaportes. Solo quedó una empresa, la que siempre ha quedado, pero me niego a pensar que en el mundo solo hay una compañía que pueda emitir pasaportes de última tecnología. ¿Una licitación de más de medio billón de pesos para solo una empresa? Afortunadamente, el canciller la frenó, pero estaremos atentos a ver, primero, cómo usa esa urgencia manifiesta y, segundo, cómo queda la nueva licitación.
La segunda, y en la que voy a profundizar, es la que EPM va a asignar a la única empresa que quedó habilitada para terminar las cuatro unidades de generación de Hidroituango: Yellow River (de China) con su par colombiano Schrader Camargo.
La historia tiene dos vertientes. La primera, la licitación y cómo Pinturita, así le dicen al alcalde de Medellín, le abrió las puertas, presionó e hizo todo lo posible para que Yellow River ganara la licitación. ¿Hay algo detrás? Aún no lo sabemos, pero ahí viene la otra parte de esta historia: el récord de las empresas chinas en la región, que es mediocre en calidad y abundante en corrupción.
Cuando Pinturita llegó a la alcaldía, lo primero que hizo fue generarle en EPM un espacio privilegiado a Yellow River. Esta empresa ya había estado interesada en la construcción de Hidroituango antes de que se la dieran a EPM y participó en varias licitaciones. Yellow River ya estaba enquistado en el escenario de contratación de Hidroituango desde la década pasada.
En la licitación actual no solo son los más caros, sino que la razón por la que sacan a las otras dos empresas licitantes son chimbas. La oferta de Yellow River para hacer las unidades de generación 5, 6, 7 y 8 es de 1,126 billones de pesos. La propuesta de la empresa italiana Torino Construzioni es de 917.000 millones, 200.000 menos que Yellow River. La sacan con el argumento de que su propuesta no es seria. Lo primero que uno se pregunta es ¿se deja llegar hasta el final a una empresa que no es seria? ¿Se hizo para lavarle la cara a la licitación? La verdad, todo el mundo en Antioquia sabe que esta licitación tenía nombre propio, obviamente avalado además por Pinturita, pues en EPM no se mueve un lápiz sin su autorización.
Ojalá los entes de control puedan entrar a mirar con detalle las razones por las cuales eliminaron a las otras dos empresas y, de verdad, se haga lo mejor para Antioquia y para el país, pues esa hidroeléctrica es fundamental para alimentar la energía de Colombia. Y ahí vamos al otro tema: China y sus empresas en la región.
Lo primero es que en nuestro vecino país Ecuador su prófugo expresidente Rafael Correa le entregó a dedo, como quieren hacerlo en Medellín, la construcción de la represa Coca Codo Sinclair a la empresa china Sinohydro. El costo inicial era de 700 millones de dólares y acabó costando 2.700, cuatro veces más. El Gobierno ecuatoriano no la ha recibido, pues los cuartos de máquinas tienen más de 3.500 fisuras y la Fiscalía ecuatoriana hoy tiene acusaciones de soborno por 76 millones de dólares. La deuda que Ecuador contrajo para pagar esta costosísima hidroeléctrica es de 1.900 millones de dólares, que se sumaron a la impagable suma –cerca de 5.000 millones de dólares– que hoy le deben a China gracias a la irresponsabilidad de Correa.
Pero ahí no termina la historia de las empresas chinas en la región y hay varios ejemplos a considerar. En Bolivia, la empresa China Harbour Engineering Company (CHEC), filial de China Communications Construction Company (CCCC) fue favorecida en la licitación de la carretera Sucre-Yamparáez, e investigaciones de la Policía determinaron que al presidente de la Comisión de Licitación de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), Henry Nina, le entregaron un soborno de 2,7 millones de dólares por ayudar a acomodar los pliegos de licitación.
En Venezuela, lo que no es sorpresa para nadie, empresas chinas pagaron 176 millones en sobornos para lograr contratos y en otro caso, la Justicia de Andorra determinó que Diego Salazar, encargado de Seguros Venezolano, llegó a cobrar 200 millones de cinco compañías chinas. El dinero fue lavado en la Banca Privada D’Andorra (BPA).
Hay investigaciones por todas partes sobre el mismo tema y las historias de las empresas y la inversión china en África son peores que las que aquí se ilustran. La característica es que sobreprometen, subentregan, sobrecostean y la calidad muchas veces no es la indicada. Y el país acaba con una deuda brutal.
De ahí que lo que pasó o está a punto de pasar en Hidroituango sea tan grave. Los antecedentes son muy indicativos, se suman a la manipulación de una licitación y crean todo tipo de sospechas. No es que no puedan ser empresas chinas las que ganen una licitación, pero es igualmente importante cómo ganan. Y en este caso Yellow River, subsidiaria de China Power, queda involucrada en una licitación que mancha totalmente su reputación y mancha la de todas las empresas del mismo país.
¿Qué opinarán los ganadores chinos del proyecto del metro en Bogotá? ¿O los de Mar 2 en Antioquia? Toca desde ya hacer seguimiento detallado a estos contratos y poner el ojo en los que vienen, incluidos el del tren de la Sabana y la línea 2 del metro de Medellín.