Lamentablemente los recursos económicos para planes y programas de desarrollo rural, en buena parte, van a parar a los bolsillos de delincuentes de cuello blanco, incrustados en el Ministerio de Agricultura y organismos adscritos, cuando no es que son: fundaciones, asociaciones, corporaciones y cooperativas, -con excepción de algunas-, que los embolatan, para fines personales o politiqueros.Es alentador que el señor presidente electo, tenga en mente sacar el sector rural del ostracismo en que se encuentra, es acto de elemental justicia social para con el campesino de azadón y mulera, puesto que siempre se les ha usurpado sus derechos. Son millones los campesinos, especialmente pequeños y medianos productores; recolectores y cosecheros, que carecen de: una vivienda digna, servicios de salud, sin ninguna seguridad social que los ampare para los años de su vejez y sin una póliza funeraria para darles cristiana sepultura; considero que todas estas injusticas sociales debe tenerlas en cuenta, la agenda del nuevo presidente.  Uno de los principales retos del presidente electo doctor Iván Duque, con la vicepresidenta doctora Marta Lucía Ramírez, debe ser la modernización del sector rural en todas sus modalidades, si es que se quiere reactivarlo; las microempresas rurales deberán también estar dentro de su agenda, con el fin de generar empleos tanto directos como indirectos. Es un imperativo sacar la producción rural de su campo primario, con el fin de generar programas de agroindustrialización en concordancia con las cadenas productivas y alianzas estratégicas; con esta figura el campesino sabe muy bien, que lo que siembra y cultiva, tiene mercado asegurado. Son infinitos los motivos para que los campesinos, no hubiesen creído en los gobiernos anteriores, puesto que siempre fueron utilizados como caballito de batalla en campañas políticas, o instrumentos de lucha muchas veces para causas no claras, razón por la cual prefieren ingresar a los grupos que operan al margen de la ley, o de guerrilleros y paramilitares. ¿Por eso, no nos preguntemos más, por qué los cultivos de coca continúan disparados, o por qué los campesinos están emigrando a los centros urbanos a fortalecer los cinturones de miseria?  Quiera Dios, señor presidente, que en próxima columna, podamos escribir en letra de molde: LLEGÓ LA HORA DEL CAMPESINO. “La paz vendrá del campo”, señor presidente electo. urielos@telmex.net.co