La política tiene aspectos sumamente interesantes y ejercerla sin trampas ni engaños, con transparencia, con ideales, con valores éticos y morales es una actividad digna de elogios, especialmente cuando se defienden los derechos y se enfatiza la necesidad de que todos cumplamos con los deberes ciudadanos para lograr una verdadera democracia, contribuyendo al progreso y prosperidad de la sociedad, mejorando la calidad de vida en esta bella nación.
Ojalá así pensaran y actuaran todos los políticos en nuestro país, pues con tristeza se observa como muchos de ellos solo proceden buscando sus propios beneficios; la imagen del transfuguismo político buscando la sombra que mejor los cobije, donde puedan escampar u obtener mayores privilegios y dividendos, hace de estos actores políticos personajes indignos de la labor que deben desarrollar, siendo más vergonzoso cuando utilizan sucias artimañas para mantener el poder.
Es indigno del cargo que ocupa quien valiéndose de su posición concentra población para mediante un desgastado discurso marxista invita y promueve la lucha de clases tratando de congraciarse con las minorías para aplicar el principio de “divide y vencerás”, pero olvidando la metáfora de que quien siembra vientos recoge tempestades y quebrantando de paso la Constitución Política que desde el Preámbulo establece que se debe fortalecer la Unidad de la Nación.
En el actual gobierno, sin ningún empacho e hiriendo el sentimiento patrio, colocan ondeando la bandera del arco iris en el mismo nivel que el Pabellón Nacional, símbolo de nuestra libertad y por el cual miles de hombres y mujeres han entregado sus vidas defendiendo nuestra democracia; que diferente sería que cada vez que un miembro de la Fuerza Pública es cobardemente herido o asesinado por delincuentes se coloque este símbolo nacional a media asta en todas las instalaciones oficiales y porque no, en todas las viviendas del país.
Es indigno que la cabeza del poder ejecutivo esté favoreciendo a delincuentes de diferentes pelambres, otorgando impunidad a sus crímenes y colocándolos como sus representantes para negociar con otros delincuentes que han cubierto de sangre, tristeza y dolor al país por más de medio siglo, organización criminal que nunca ha dejado de delinquir y no ha llegado al final de ninguna negociación, sino que ha utilizado estos períodos de diálogo para fortalecerse.
Es ignominioso constituir milicias al estilo de los colectivos venezolanos, comprando el hambre y la ausencia de estudio y trabajo de muchos colombianos al ofrecerles un pago para tener disponible una fuerza que por medio del terror atornille el comunismo a la silla del poder; de igual forma, es infame pedir ayuda internacional para pagar a los delincuentes de la organización con la cual está en negociaciones para que dejen de violar la ley. Hay que dejar de creer en la preñez de los pajaritos.
Nuevamente se incrementa el costo de la gasolina, lo que afecta la economía en general, pero particularmente a las personas con menos capacidad económica, esgrimiendo un discurso absurdo y mentiroso, tratando de acabar con la clase media que día a día lucha con tesón por mantener la producción, por generar empleo, por producir bienes y servicios, por aportar al país, mientras que desde el mismo centro de poder se trata de hundir la economía, acabar con las empresas y rematar la salud del pueblo colombiano. Que tristeza que quienes tienen la posibilidad de hacer escuchar su voz, hoy sean esclavos del silencio.
Es indigno que carteras como la Cancillería esté en manos inexpertas, sin conocimiento de lo que representa el nombre de Colombia en el ámbito exterior y que por muy extrañas circunstancias otorga extensiones en el cargo a quien él mismo ha calificado de drogadicto, así como otros personajes con investigaciones relacionadas con drogas han sido nombrados en cargos representativos de nuestra soberanía.
Ojalá el equipo que designaron para representar al país ante la agresión de Nicaragua haya dado resultados y nuestra soberanía permanezca incólume con el próximo pronunciamiento de la CIJ o en su defecto todos tendrán que responder ante la justicia.
Aunque estamos frente a un complot del comunismo internacional, los cambios que se propone el gobierno no se logran con el empleo de la violencia, ni con la manipulación de las masas; mientras más tiempo permanezca la izquierda en el poder, más difícil será reconstruir la república.
Las urnas nos darán la posibilidad de tener un verdadero cambio y ante la actual polarización, ojalá el Jefe de Gobierno considere dar un paso al lado para que nuevamente florezca la maltrecha democracia.