El libro de Las mil y una noches siempre será un referente de la literatura mundial que nació en Irán. Su principal protagonista, Scheherazade, creaba historias para que el cruel rey Shahriar no la matara, pues durante tres años había tenido cientos de esposas vírgenes que eran asesinadas luego de la noche de bodas. Scheherazade quería sobrevivir, y gracias a sus maravillosos cuentos, lo consiguió.
Las mil y una noches fue publicada por primera vez hacia el año 850 d. C., según diversas fuentes. Sin embargo, la lucha de las mujeres por sus derechos y por sobrevivir, al igual que Scheherazade, parece continuar en Irán. A las mujeres en ese país se les ha marginado desde siempre.
Recientemente, la chispa de la libertad en la tierra de los ayatola fue encendida por ellas, que de manera decidida salieron a las calles a protestar por el uso obligatorio del hijab (pañuelo que cubre parte de la cabeza). En las grandes revoluciones nosotras siempre hemos sido protagonistas, y esta vez no fue la excepción.
Todo empezó en julio de 2022, cuando Sepideh Rashno, una joven iraní de 28 años, fue terriblemente reprimida por otra por no portar el hijab. Esta situación, que ocurrió en un bus, fue grabada y rápidamente difundida en redes sociales. Poco después, la policía moral del régimen la detuvo. Actualmente, Sepideh se encuentra detenida y condenada a cuatro años de prisión.
Frente a esto, y a modo de protesta, otras mujeres decidieron no portar el hijab, a pesar de que esto podría incluso ocasionarles la muerte. Mahsa Amini fue detenida y asesinada en cautiverio por lo que la policía moral llamaría “portar de manera inapropiada el pañuelo en la cabeza”. Las revueltas frente al hospital en el que Masha murió no se hicieron esperar.
Nika Shakarami, una joven de 16 años, murió en similares circunstancias, también a manos de la policía moral. Su familia la daba por desaparecida hasta que empezaron a aparecer fotos en redes sociales de ella muerta, con su rostro desfigurado por los golpes y sus dientes rotos. La tortura a la que fue sometida fue brutal.
Cuando Hamás atacó a Israel el 7 de octubre de 2023, una de las primeras cosas que hicieron fue golpear, mutilar, violar y asesinar a las mujeres. Shani Louk era una joven feliz que celebraba la vida en el Festival Nova cuando una horda de terroristas aterrizó en paracaídas.
Las últimas imágenes que se tienen de Shani son las de su cuerpo sin vida, desgonzado, torturado, desnudo, en el platón de una camioneta, con dos terroristas sobre ella, uno de ellos con su pierna extendida, aprisionando el cuerpo de Shani.
Esta es la clase de violencia que utiliza el régimen de Irán. No solo en su territorio, sino en otros. En Colombia, pueden encontrarse mujeres de origen iraní. Hablé hace unos meses con una de ellas, que tuvo que huir de allí cuando cumplió 7 años, pues sus padres decidieron traerla ya que en Colombia tendría garantías y derechos que el régimen jamás le daría. Aquí pudo desarrollarse profesionalmente, ser exitosa y feliz.
Miles de mujeres en Irán han sido detenidas por luchar por el reconocimiento de sus derechos, incluyendo a la actual premio nobel de Paz, Narges Mohammadi, que tiene 51 años y fue condenada a 35 de prisión.
Sorprende que el Gobierno colombiano, que manifestó sus condolencias al de Irán por el deceso de su presidente, no se haya manifestado por el asesinato, la tortura y la persecución a las mujeres que luchan por sus derechos en ese país.
El silencio también es cómplice.
Nota final: esta columna va dedicada a todas las mujeres asesinadas, maltratadas, ultrajadas y violentadas en el mundo. Los constantes ataques a los que es sometida la directora de SEMANA, Vicky Dávila, por el presidente de la República son también actos de violencia contra la mujer.