Llevo varios días dudando de si escribir o no sobre Irma, José, Katia, Harvey, el Monzón, María y ahora Ophelia. Se ha escrito y dicho tanto que parece que una columna más sea “llover sobre mojado”. Sin embargo, me decidí a hacerlo porque considero que es un imperativo ético mantener todas las voces en alto como un gesto de solidaridad con los millones de personas que en los últimos meses han perdido seres queridos, o han visto sus hogares destruidos como resultado de la intensificación de los fenómenos meteorológicos, algo que sin duda puede atribuirse al cambio climático.La noticia de hace algunas semanas sobre los 6.3 millones de personas que estuvieron bajo orden de evacuación en la Florida, y la más reciente sobre la devastación de Puerto Rico y el nuevo éxodo boricua a Estados Unidos, me recordaron las palabras de uno de los científicos climáticos más reconocidos, Hans Joachim Schellnhuber: el cambio climático es equivalente a “la humanidad en movimiento”.Le recomendamos: Cambio climático provocará huracanes más intensosMientras que ciudades enteras se mueven de un estado a otro en Estados Unidos, ¿a dónde irán los habitantes de Barbuda que se quedaron sin casa, en una isla declarada como “inhabitable” tras la destrucción del 99% de sus edificaciones? ¿A dónde los de San Martin donde tardó un mes en reabrir el aeropuerto?¿De isla en isla hasta que se acaben las islas? ¿Trabajando durante años en reconstruir lo perdido en dos días, como Sísifo (aquel personaje mitológico condenado por los dioses del Olimpo a empujar cuesta arriba una inmensa roca que al llegar a la cima vuelve a caer irremediablemente, por toda la eternidad), una y otra vez cada vez que se repita la historia trágica de Irma, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente huracán? Lloviendo sobre mojado, esta vez llevado al límite del absurdo, respecto de la posibilidad misma del desarrollo: reconstruyendo sin cesar para ver los esfuerzos borrados por la siguiente catástrofe.Los impactos del cambio climático son irreversibles, eso ya no es noticia. Tenemos que actuar ahora mismo, y eso tampoco es una novedad. ¿Acaso llegará el día en que los 40 millones de damnificados y 1,200 muertos en India, Bangladesh y Nepal ya no sean noticia tampoco? Si llegara, ese día habremos perdido toda humanidad; Sísifo vencido, habrá dejado caer la roca para siempre.Lea también: Temperatura en colombia aumentará 2,4 grados por el cambio climáticoEse día, sin embargo, no tiene que llegar, ni estamos condenados a la debacle absoluta y paradójica de la auto-destrucción acelerada. La prosperidad no tiene que ser un ideal inalcanzable, roto por nuestro propio actuar obtuso. Ante noticias apocalípticas sobre futuros distópicos, la más infame de las actitudes es la parálisis, y la indignación repartida por redes sociales, vacía de toda acción práctica en la vida real.Es hoy mismo que debemos tomar medidas inmediatas y prácticas en la vida diaria que conduzcan a la nueva gran transformación del modelo de desarrollo. Desde cambiar los hábitos sencillos (como usar menos – o dejar de usar – el carro, comer menos carne, reciclar), hasta exigir cambios urgentes a los tomadores de decisión en todos los niveles de la vida pública y privada. El asunto deberá ser parte de la agenda pública como una preocupación seria, urgente, y que afecta de manera directa la vida de todos los ciudadanos. Ojalá recordemos la campaña a la presidencia del 2018 como aquella en la que finalmente pasamos de decidir en función de la guerra, a decidir en función de la paz y sostenibilidad económica, social y ambiental.*Isabel Cavelier Adarve es co-fundadora y co-directora de Transforma, organización que busca incidir en procesos de toma de decisión públicos y privados para la promoción del desarrollo sostenible. Es asesora senior en Mission2020 para asuntos financieros. Representó a Colombia en varios procesos multilaterales sobre desarrollo sostenible y medio ambiente, incluyendo el Acuerdo de París. Autora de varios artículos y libros sobre política exterior, cambio climático, finanzas climáticas, igualdad de género y derechos humanos.