Señor Diego Mora: Le escribo para contarle una historia que seguro no conoce, pues su tiempo lo ha invertido en varios asuntos: responder las acusaciones de corrupción, ajustar los números que tanto lo trasnochan y organizar los procesos internos de la entidad que usted dirige, la Unidad Nacional de Protección (UNP). El protagonista de la historia es Antonio Peralta, un periodista de 63 años, que fue asesinado el 14 de febrero de 2015, cuando usted ya dirigía la UNP. Peralta estuvo al frente de los micrófonos durante 40 años. Desde allí llamó “ladrones” a alcaldes y gobernadores, tildó de “inútiles” a instituciones como la Fiscalía y “charlatanes” a los funcionarios públicos que prometían y no cumplían. Cuatro décadas denunciando lo que sucedía en el norte del Caquetá, especialmente en El Doncello, lugar que conoce muy bien las vísceras de la guerra. Como curiosidad le cuento que en ese pueblo vivió ‘Iván Márquez’, cuando todavía era Luciano Marín, un desaliñado profesor de biología que dormía sobre una estera de noventa centímetros y por las noches reunía a sus alumnos para gritar arengas en contra del capitalismo. Allí también tiene historia Raúl Reyes. Fue concejal de El Doncello por el partido Frente Democrático, a finales de la década del setenta. Lo hizo después de trabajar para Nestlé, donde se convirtió en líder de los sindicalistas. Pero no lo quiero distraer con detalles que no vienen al caso. Una semana antes de ser asesinado, a Peralta le advirtieron que algo le pasaría. De tal manera que acudió a la Policía, quién a su vez reportó a la UNP. Eso sucedió entre el 9 y el 13 de febrero. Seguramente usted estaba atareado recibiendo el relevo de Andrés Villamizar. A pesar de haber insistido ante las autoridades nadie protegió a Peralta y esto le facilitó el trabajo al sicario. De acuerdo con los investigadores de la Policía, Yean Arlex Buenaventura se bajó de la moto con un pañuelo que le cubría el rostro, caminó sin prisa y, sin importarle la presencia de testigos, disparó. Luis tuvo tiempo de reaccionar, trató de huir pero otros dos disparos lo alcanzaron y cayó al piso. Pocas horas después moriría. Las balas también hirieron a su esposa. Ella, después de estar cinco meses en cuidados intensivos, falleció hace dos semanas. Después de su muerte, el mayor de los hijos, quien lleva el mismo nombre de su padre, asumió el liderazgo de la emisora, que me permito recordarle es la única que se escucha en el norte del departamento. Sabía que asumir las riendas de la emisora implicaba riesgos, pero no quería que el legado de su padre se perdiera. Antonio Peralta solicitó protección a la UNP. Después de varias semanas de retraso, el caso de Antonio pasó finalmente por la instancia en la que se decide las medidas de protección que otorga la UNP, el Cerrem, como usted sabe. Eso ocurrió el 21 de mayo. Los analistas expusieron el caso y, según el resultado de la matriz, su riesgo es extraordinario. Por motivos de confidencialidad no le doy los detalles del esquema que le fue aprobado, pero seguro usted puede averiguarlo rápidamente. Los retrasos continuaron, algo que ya es cotidiano en la UNP pero que a usted no parece preocuparlo lo suficiente. Seis semanas después de la reunión del Cerrem, el 6 de julio, Peralta hijo recibió una circular, le notificaron que ya le habían aprobado un esquema y que lo recibiría en los próximos días. Hoy, 13 de agosto, a punto de cumplirse tres meses desde la aprobación del Cerrem, esto no ha sucedido. El juicio contra el presunto homicida continúa el próximo 18 de agosto, en Florencia. Allí tendrá que acudir Antonio, sin protección. Esto resulta inadmisible, incluso para una entidad sumida en su más profunda crisis. La UNP ha perdido credibilidad de buena parte de los periodistas que tienen medidas, quienes constantemente denuncian fallas y retrasos en la implementación de medidas. Por otro lado, las organizaciones más importantes de libertad de prensa lanzaron una campaña buscando cambios en el funcionamiento del programa. Además la Contraloría acaba de sacar un fuerte informe alertando por miles y miles de millones que se perdieron por malos manejos. Todo esto parece ser insuficiente y no hay ninguna reacción que sugiera un plan para salir de la crisis. Su estilo gerencial ha dejado un buen rendimiento sobre las finanzas de la UNP, pero esto no se trata de números, aunque sea lo que más preocupe al presidente Santos y al ministro Cárdenas. Entiendo que seguramente, cuando usted aceptó el cargo, no esperó que la crisis fuera tan grave, ahora lo sabe. Y ahora que conoce esta historia también sabe quiénes son los Peralta y las consecuencias derivadas de la negligencia con la que ha actuado la entidad que usted dirige, incapaz de protegerlos, primero al padre y ahora al hijo. @Goodluck_Bock *Asesor Fundación para la Libertad de Prensa -FLIP