En el Grand Trianon de Versalles el todopoderoso directivo de Renault y Nissan, Carlos Ghosn, reunió el 8 de octubre de 2016 a más de 120 amigos para celebrar, en una fiesta a lo María Antonieta –la frívola consorte de Luis XVI guillotinada junto a su marido durante la revolución francesa– su segundo matrimonio y el cumpleaños de su esposa. Todo ello gracias a que Renault patrocinaba reparaciones en Versalles por 2,3 millones de euros, lo que le permitió a Ghosn usar los recintos palaciegos en condiciones en extremo favorables. Hoy, el exdirectivo es prófugo de la justicia tras una cinematográfica huida de Tokio en una maleta, que sorprendentemente fue cargada en un avión privado sin ser revisada, lo que le permitió escapar al Líbano, país que no tiene tratado de extradición con Japón.
Ghosn fue, hasta su meteórica caída, que describe muy bien este video del Financial Times https://www.youtube.com/watch?v=CwGIq7mclNk, un conspicuo miembro de esa élite María Antonieta que se ha hecho con el poder en el mundo, con la complicidad de ejércitos de asesores, abogados especializados en liberarlos de las cargas tributarias, propagandistas que les cantan loas en los medios globales y locales, universidades, museos, centros de pensamiento a los que patrocinan para que estos los presenten como los filántropos que no son, pues el costo social y ambiental de sus siderales riquezas es de lejos mayor que sus pretendidas donaciones, que generalmente les son descontadas de sus impuestos. Mejor dicho, nos sale lo comido por lo servido con la supuesta filantropía de estos billonarios globales.
Esta élite María Antonieta, una parte de cuyos integrantes apareció en los Pandora Papers, se caracteriza por usar su colosal influencia política –son grandes financiadores de campañas– para reducir al mínimo su responsabilidad ante la sociedad en el pago de impuestos. Como señaló Rick Gladstone en el NY Times el 6 de octubre: “Un próspero sector de la industria de servicios financieros se especializa en ayudar a sus clientes acaudalados a ocultar sus activos y reducir al mínimo los impuestos que deben pagar. Estos beneficios se consiguen con algunos métodos ideados en torno a los principios de ocultar a los dueños de las propiedades y la poca reglamentación. Esconder la riqueza es una especialidad que ofrecen los paraísos fiscales como Panamá, Dubái, Mónaco, Suiza y las Islas Caimán, al igual que algunos estados estadounidenses como Dakota del Sur y Delaware”. A su vez: “En algunos países, no hay requisitos regulatorios para identificar y registrar a los “beneficiarios efectivos” de la propiedad (quienes se benefician de manera directa de una propiedad aunque esté registrada a nombre de otro). El uso de este vacío legal en la posesión efectiva permite que los verdaderos dueños se oculten detrás de montones de expedientes legales que pueden ser difíciles o imposibles de desenmarañar”. Comprenderán lo útiles que resultan esos sórdidos instrumentos para que los políticos corruptos, al igual que la industria de lavado de activos, oculten los tesoros de sus delitos. De allí que en Colombia tendríamos que crear una norma que castigase duro a los políticos que tengan dinero y propiedades ocultos en paraísos fiscales.
A su vez, la élite María Antonieta ha roto prácticamente todos los lazos de solidaridad con las sociedades en las cuales habita. Mientras que crecen exponencialmente sus riquezas y su codicia sin límites, eludiendo de mil y una maneras el pago de impuestos, se reducen simultáneamente los ingresos de los estados, que se quedan sin recursos necesarios para atender las demandas ciudadanas. Podemos entonces afirmar, a partir de múltiples evidencias, que buena parte de las crisis contemporáneas se agravan porque una parte de los billonarios, gracias a las acciones de sus políticos de bolsillo, deja al estado sin recursos para atenderlas.
Recordemos que en EE. UU. algunos billonarios han llamado a pagar más impuestos para reducir el impacto que la concentración de la riqueza produce en el dramático incremento de la desigualdad en el país más rico del mundo. Morris Pearl, exdirectivo de Black Rock, uno de los grandes grupos financieros globales, le describía a la BBC la paradoja de billonarios que casi no pagan impuestos: “Jeff Bezos [dueño de Amazon] apenas paga impuestos porque no tiene ingresos, entendidos como un salario”. Hoy Pearl impulsa los Patriotic Millionaires que piden pagar más impuestos con el lema: Because my country — our country — means more than my money, porque mi país –nuestro país– significa mucho más que mi plata. Bien dijo Gandhi: “Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos, pero no para satisfacer su codicia”.