En el caso del gabinete recien nombrado por el presidente Andrés Pastrana las críticas por insulso y poco aperturista no esperaron siquiera a que pasara el fin de semana. Se ha acusado al Presidente de haber 'pastranizado' su gabinete, y no ha faltado quien ha asegurado que además lo 'descosteñizó' (salieron dos ministros costeños) y que a cambio lo 'huilizó' (entraron dos hui-lenses). En definitiva, al Presidente se le señala que se encerró más alrededor de sí mismo, o mejor, que 'se enrocó', en momentos en que la crisis del país exigía una convocatoria nacional.¿Cuál es, en síntesis, la conclusión sobre la forma como quedó conformado el gabinete ministerial?Decir que Pastrana 'pastranizó' el gabinete es una manera de interpretar negativamente una verdad de a puño: los presidentes prefieren rodearse de quienes se muestran dispuestos a ayudarle, en lugar de llamar para gobernar con ellos a sus más escogidos enemigos. Por lo menos tres de los nuevos ministros, Justicia, Trabajo y Transporte, son de la más rancia estirpe pastranista.De los tres, el único nombramiento sensiblemente inquietante es el de la nueva Ministra de Trabajo, a quien acompaña un curriculum lleno de cargos de muy bajo perfil en la burocracia (tanto que Portafolio, periódico especializado en materias económicas, ni siquiera encontró una fotografía suya). De ella ignoramos si posee las cualidades necesarias para manejar el dificilísimo tema de su cartera en el semestre intensivamente laboral que se avecina. ¿Sí será Gina Magnolia la persona apropiada para lidiar los toros de la concertación, de la ley de pensiones, de los salarios, de la flexibilización laboral, de los paros nacionales?Lo malo sería que los ministros amigos desempeñaran sus cargos simplemente como amigos. Pero otros amigos muy cercanos del Presidente que permanecen en el gabinete, como el Canciller, la Ministra de Comunicaciones y el director de Planeación, hoy nombrado 'superministro' para asuntos económicos, han demostrado que lo de ser amigos del Presidente no constituye ningún impedimento para ser buenos ministros. No hay duda, sin embargo, de que al haberse ampliado esa guardia pretoriana de su máxima confianza, ello servirá de argumento para que quienes venían sosteniendo que Pastrana gobernaba rodeado por un estrecho círculo de amigos que tienden a endulzarle el oído, arrecien sus críticas.Pero sin duda alguna la pista más importante del verdadero significado de este nuevo gabinete dependía de la salida o de la permanencia de Néstor Humberto Martínez. El era la antena que definiría si el Presidente se había inclinado por un cambio radical de su política de gobierno, como algunos sectores del país se lo vienen proponiendo. Y Martínez no sólo se quedó, sino que fue el hombre escogido por el Presidente para leer el decreto con los nuevos nombramientos. Aunque es indudable que haber renovado al Ministro del Interior le habría dado al país un aire y al nuevo gabinete ese semestre de espera que la opinión se toma para digerirlo (y es muy probable que la idea le hubiera rondado por momentos al Presidente como una estrategia para un cambio de juego político), haberlo confirmado indica claramente que a Martínez lo veremos en los próximos meses ejerciendo con mayor comodidad el papel de escudero del Presidente. Y que el hecho de que sea odiado por algunos sectores políticos o rechazado fuertemente por otros se considera apenas una consecuencia natural de su papel de Ministro fuerte y eficiente, algo parecido, sin tanta 'mamola', a lo que Horacio Serpa hizo en épocas de Samper cuando parecía un fusible que aguantaba hasta los más bruscos cambios de corriente del país. Y 'mamola': porque lo irónico es que, simultáneamente, se haya quedado Martínez, y se haya ido Serpa, su archienemigo...Confirmar a Martínez significa que el gobierno no vio ninguna necesidad de hacerle un gesto amable al oficialismo liberal, por cuanto cree seguir contando con las mayorías parlamentarias necesarias para gobernar. Es decir, el mensaje que se le envía a la oposición es muy claro: el esquema político que Pastrana escogió para gobernar se mantiene, contra viento y marea. Ello, para quienes pensaban que la crisis y las encuestas desfavorables habían debilitado sensiblemente al Presidente, es una muestra de todo lo contrario: el nuevo gabinete es una prueba de fortaleza política.Por ahora, y para que muchos terminen de despelucarse, Pastrana se ha enrocado. Todo indica que se sigue sintiendo lo suficientemente fuerte como para imponer sus propios criterios de gobierno, en lugar de que se los imponga la oposición. nConfirmar a Néstor Humberto Martínez significa que el gobierno no vio ninguna necesidad de hacerle un gesto amable al oficialismo liberal