Entre 1984 y 1985, Colombia, en el marco de la OEA, activamente participó en la mediación en un grave conflicto armado entre Nicaragua y Costa Rica.

Posteriormente, a raíz de la guerra civil en Nicaragua, Colombia, con los demás países del llamado “Grupo Andino”, participó activamente en el proceso que culminó en 1979 con el triunfo de la guerrilla sandinista y el derrocamiento de la dictadura de Somoza.

Durante el conflicto centroamericano entre 1983 y 1987 Colombia fue parte del Grupo de Contadora, que posteriormente se transformó sucesivamente en el Grupo de los Ocho y en el Grupo de Río. Igualmente, tuvo una actuación definitiva en la concertación de los primeros contactos entre el Gobierno salvadoreño con la guerrilla, con ocasión de la guerra civil que asoló a ese país.

De ahí en adelante, durante el dilatado proceso de concertación de acuerdos con las Farc y del ELN, los Gobiernos de nuestro país han acudido a la facilitación de organismos internacionales y de varios estados, generando la imagen de un país convulsionado, peor incluso que muchos africanos.

No hay cosa que más le guste a los Estados que mediar o servir de facilitadores, en conflictos internacionales o domésticos, naturalmente que no sea sobre los que ellos afrontan. Tienen además efectos favorables para los organismos internacionales, que con frecuencia son calificados de incompetentes.

También a los Estados, mejor a sus jefes de Estado, les da prestigio dentro de sus opiniones públicas y en el ámbito internacional.

En el caso de Colombia, no solamente la ONU y la OEA han actuado, sino que muchos países han tratado de participar en los procesos de negociación con los grupos armados de nuestro país.

Pocos son también los latinoamericanos y europeos, que no hayan querido intervenir, en algunos casos han entrado en conflicto con otros pugnando por actuar.

Eso tiene para los grupos armados en Colombia, la ventaja de internacionalizar el conflicto y posicionarse en determinados ámbitos, como unos “Robin Hood” que luchan por la libertad en un país de salvajes.

No obstante las críticas que merezcan y el resultado que finalmente puedan tener, los contactos entre la oposición y el Gobierno venezolano que se van a celebrar en nuestro país son un hecho que puede posicionar, ya que por primera vez en varios años no somos los “malos de la película”.

Durante algunos días, sin perjuicio de las tensiones mundiales, la atención va a estar puesta en Colombia. No digamos el efecto que pudiera darse si, los buenos oficios de Petro llegaran tener efectos positivos.

Otro Premio Nobel de Paz, nunca se desprecia. Aunque no se crea, “de todo hay en la viña del señor”.