Armando Valenzuela Ruiz fue un curioso personaje que pasó de guerrillero en los años sesenta a impulsor del movimiento político de los paramilitares del Magdalena Medio, unos años después. El extremismo fue su forma de vida. Buena parte de su obra está dedicada a negar el holocausto judío.Para él, era una falsedad histórica que el régimen de Hitler hubiera asesinado a 6 millones de personas, la mayoría de ellas judías, pero también otras acusadas de inferioridad racial.La imagen y biografía de Valenzuela inspiran hoy a un movimiento nazi en Colombia. La organización Tercera Fuerza lo reivindica como “la figura más saliente (sic) e incontaminada de la generación del medio siglo en Colombia”. (Ver la página web que lo demuestra).Los nazis colombianos dedican un Sieg Heil! para saludar la memoria de Valenzuela y se declaran blancos puros. El primer punto de su decálogo reza: “Reconocemos que Colombia es un país donde su suelo lo comparten distintas culturas y etnias, en el cual la raza blanca es minoría. Por ende es función primordial establecer un programa de eugenesia y conservación racial, para que dicha población se desarrolle y consolide”. (Ver decálogo).Los nazis están reclutando jóvenes para su causa. En el formulario de inscripción les preguntan: “¿Cuál es la visión que usted tiene sobre el Nacional Socialismo o el Fascismo y por qué se identifica con él?”. (Ver formulario).La página del grupo, que venera a Adolfo Hitler, también muestra galerías fotográficas con entrenamiento de corte militar para sus miembros (ver fotos de entrenamiento) y reuniones de camisas blancas y pardas, alrededor de la cruz gamada nazi. (Ver fotos de reunión).Lo peor, sin embargo, no es la influencia de la doctrina Valenzuela sobre este grupo de lunáticos supremacistas, que crece por falta de control de las autoridades.  Lo verdaderamente grave es que hay evidencias de que hubo cercanías y afinidades entre el señor Armando Valenzuela y Alejandro Ordóñez, hoy procurador general de la Nación.Ordóñez y Valenzuela firmaron con otras cinco personas, un mensaje de apoyo al dictador ecuatoriano, general Guillermo Rodríguez Lara, conocido como Bombita. La comunicación de 1975 al golpista que acababa de salvarse de un contragolpe, afirma: “Nacionalistas colombianos congratulámoslo respetuosamente su histórico triunfo contra politiqueros intrigantes militares indignos instigados masonería internacional”. (Ver mensaje).El pomposo telegrama fue publicado en un periódico llamado Colombia, que dirigía Armando Valenzuela. La publicación era abiertamente antisemita y uno de sus temas recurrentes era la negación del holocausto. Hace unos días, en Blu Radio, el escritor Héctor Abad Faciolince le hizo una pregunta al procurador Ordóñez relacionada con el asesinato de 6 millones de personas por parte del régimen nazi.La pregunta de Abad fue inteligente y clara: “Señor procurador, con el mayor respeto, ya que usted menciona que se siente como en un juicio de Nuremberg…Varios obispos lefebvristas, comunidad católica a la que usted pertenece, han sido negacionistas del holocausto judío. ¿Usted los sigue también en esta materia? ¿Es decir, usted también cree que el holocausto judío, por parte del gobierno de Hitler, fue una exageración?”.El procurador Ordóñez, quien segundos antes había aceptado la pregunta de Abad “si era respetuosa”, decidió no responder: “Bueno mucho gusto Néstor. Le agradezco la entrevista. A mí me llamaron para hablar de estos temas del marco jurídico para la paz y de temas que tienen que ver con mi ejercicio funcional. Le agradezco mucho su entrevista. Adiós, adiós”. (Escuchar el audio).El sitio de internet de los nazis, admiradores de Valenzuela, refleja simpatía por las posiciones del procurador a quien llaman “el último hombre en pie con sentido común”. La página celebra entre otras cosas que el procurador Ordóñez quiera matar la Ley Antidiscriminación. La norma pide cárcel para quien discrimine a una persona por razón de su raza, su religión o su preferencia sexual. Ordóñez le pidió oficialmente a la Corte Constitucional que tumbe esa ley porque –a juicio suyo– viola los derechos a la libre expresión y a la libertad religiosa de los discriminadores. (Ver página).