Nada más descarado que un progresista. Que ajusta los datos, la información, la indignación o la euforia a sus necesidades. Que acomoda los valores de la libertad y la democracia o de la igualdad según el marrano, como dice el dicho. Además, tienen un doble estándar que manejan a la perfección para fortalecer su narrativa de víctima contra el victimario, que se utiliza de una u otra manera dependiendo de la afinidad ideológica, pero de ninguna manera como efecto de un valor común.
Ejemplos hay muchos, pero si quieren seguir una cuenta en Twitter que muestra ejemplos claros de este descaro en Colombia solo sigan esta cuenta: ‘Petrismo out of context’, @petrismonocontext, en la que los muestra tal como son, de risa o de vergüenza si no fueran congresistas, entre otros. Vale la pena, no se la pierdan.
Para la muestra, un botón. María José Pizarro, senadora e hija de Carlos Pizarro, el dirigente del M-19 que hizo la paz, fue asesinado, pero es uno de los padres de la Constitución del 91, dijo en un trino hace dos años, cuando era candidata: “No apoyamos una asamblea constituyente. Cumplamos la CPC del 91”. Le hacía un merecido homenaje a su padre. Hace unos días, en otro trino, dijo lo contrario. “De eso se trata un proceso constituyente. Queremos materializar los derechos de las mayorías”. ¿Y la historia y legado de su papá? Hasta la vista, baby, el jefe hoy es Gustavo Petro, un personaje que era del Eme, pero no era Eme, como me dijo un histórico miembro de ese grupo.
Pero las volteretas son muchas y se dan a lo largo y ancho del continente. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, un ‘gran’ luchador por la libertad y la democracia, que siempre ha defendido ese derecho, hace apenas unos días, cuando su amigo el mafioso dictador Nicolás Maduro no habilitó a María Corina Machado para ser candidata a la elección presidencial, ante las críticas obvias de la oposición, solo se le ocurrió decir en una rueda de prensa: “Dejen de llorar y busquen otro representante”. ¿Se imaginan cuál habría sido su reacción si eso le sucede a un candidato progresista? Claro, la democracia y la libertad sirven si benefician a los amigos –en este caso, el mafioso venezolano– o a alguien con afinidad política. Si es de derecha o de oposición, que se pudra en libertad o en la cárcel, les da lo mismo.
Hablando de cárcel, el caso de Bolivia es otro que muestra esa descarada hipocresía de un sector vital del progresismo, las feministas. La expresidente de Bolivia, Jeanine Áñez, fue encarcelada, lo que generó el festejo de organizaciones feministas como Pan y Rosas y Mujeres. Es más, les importó un chorizo que el tribunal utilizara la soltería de la política como razón para encarcelarla. Eso sí, guardaron silencio ante el fraude de Evo Morales en las elecciones, o que se presentara por tercera vez, aunque estaba prohibido en la Constitución. Ni hablar de expresar repudio, y eso es generalizado en el continente, frente al horror del trato de la mujer en Irán, uno de los países más amigos de Bolivia. No todas las mujeres son iguales para el feminismo progre. Como la libertad o la democracia, no es igual para todos.
Obviamente Petro y sus progresistas no fallan. Parte del descaro que tienen es que ven todo, la justicia, las instituciones, las ideas, los valores, como algo relativo que debe conformarse a su interés, así sea un acto criminal. El principio del fin justifica los medios es fundamental tanto en la elaboración de la mentirosa narrativa como en la ejecución de sus planes a la hora de gobernar.
Petro es un mago. Nunca dijo nada más que un trino, que se le facilita por cierto, cuando las Farc de Iván Mordisco asesinaban a un militar, a un campesino o secuestraban a un ciudadano. Eso sí, cuando matan a unos indígenas, aliados fundamentales en su lucha, decide romper el cese al fuego y ordena a las FF. MM. a actuar contra esta organización terrorista. Tan ingenuos los indígenas que creen que Petro les va a cumplir. Los deja botados cuando no los necesite. Sí, el precio de la vida depende de quién es asesinado. Hoy en el país potencia de la vida vale más la vida de un indígena que la de cualquier otro ciudadano. Tranquilos, mañana será un afro, un activista o un amigo. En esta hipocresía progre, hasta la vida tiene un valor relativo.
¿Y la corrupción? El Gobierno del cambio chantajea y compra congresistas como el más corrupto Gobierno de la historia moderna de nuestro país, el de Ernesto Samper, quien por lo menos era más discreto. Petro compró a unos congresistas de la Cámara de Representantes para que aprobaran su reforma a la salud con puestos y el Ministerio del Deporte. Como el acuerdo era que les pagaban su botín cuando se aprobara en el Senado, ante el desespero por lograr ese rescate, finalmente es un chantaje, uno de los congresistas, el bandido de Ape Cuello, del Cesar, engañó a sus colegas del Senado y les hizo firmar una carta de respaldo a una cosa y la presentó como de respaldo a la reforma a la salud en el senado.
El congresista pensó que “ladrón que roba a ladrón tendrá 100 años de perdón” y que se iba a salir con la suya, pero no. Petro sí cayó en la trampa y lo felicitó en un trino, pero los senadores se dieron cuenta y retiraron la firma del documento.
Ese es el cambio que nos tocó y que Petro le vendió en la campaña a unos incautos. Los progres que se ufanaban de su ética y su lucha por un mejor país y por un mejor mundo ahora muestran su rostro de hipócritas descarados.