Lo curioso es que el encabezado del spot, pensado para manipular y desorientar, tiene un cabezote que identifica el programa del Gobierno Santos: “Todos por un nuevo país”. Por supuesto, el hiperbólico discurso pretende alertar al elector sobre la toma del poder de una izquierda recalcitrante con ímpetus de aniquilar la propiedad privada, erradicar toda manifestación religiosa y, no podía faltar, la ideología de género. Los dos primeros temas en voces de excombatientes de Farc y, el tercero, un sonido del candidato presidencial del Partido Liberal, Humberto de la Calle, hablando sobre el tema de género pactado en el acuerdo de La Habana. La posverdad en su máxima expresión.Una propaganda hirsuta que desnuda que el contenido del debate va más allá de los verdaderos problemas que afronta el país. Es una campaña para producir odio, rabia y temor; un coctel propicio para los guerreristas que, ausentes de propuestas, buscan un voto “útil”.Otro asunto que irrumpe en el escenario electoral es la incertidumbre que embarga a las coaliciones de derecha como de centro-izquierda. La pretendida unión de la derecha la lideran los expresidente Uribe y Pastrana. Dos candidatos pugnan por la nominación: Iván Duque (Centro Democrático) y Marta Lucía Ramírez (conservadora pastranista). Ordóñez, como la guayabera, por fuera. Sin duda, la candidata pastranista se le ha convertido en una piedra en el zapato a Uribe. El caudillo quiere que el candidato sea su protegido Duque, pero al mismo tiempo necesita a Ramírez para consolidar mayorías frente al otro oponente más cercano en la derecha -Vargas Lleras- en la disputa de la primera vuelta. Sin embargo, el camino no es fácil. Senadores del CD, enojados, dicen: “Creamos un partido y lo consolidamos en estos cuatro años; no se lo vamos a entregar a alguien que está por fuera de nuestra estructura, ni bobos que fuéramos”. Mientras uribistas y pastranistas definen qué hacer, Germán Vagas Lleras, calladito, recluta a toda la maquinaria posible sin miramiento y filtro alguno. Hasta la familia Pestana, cuyo líder está preso por presuntos nexos con la parapolítica, según La Silla Vacía, se decantó por el exvicepresidente. La pregunta es: ¿le alcanzará a Vargas Lleras con la maquinaria? Personalmente no creo; por ahora veo una campaña fallida lejos de lograr consolidar un apoyo distinto de la vieja clase política. La otra coalición, la de centro-izquierda. Nada que hacen piña por una propuesta unificada. La división es palpable y los egos son el denominador común. Al igual que la coalición de la derecha con Ramírez, a Petro le hacen el feo y, como Uribe, Fajardo, López y Robledo no quieren entender que, ganen o no la primera vuelta, tendrán que contar con el exalcalde. Insisto, se crea o no en las encuestas sus resultados ya no son coyunturales, son sintomáticos y muestran a Fajardo-Petro encabezando, empatados en los sondeos, pero sólo uno de los dos pasará a segunda vuelta.La coalición de centro debería desmontarse de tanto resquemor político y metabolizar un acercamiento, porque la estrategia no les ha dado resultado. Petro un candidato sin partido, con todos los medios de comunicación en contra y la interpretación amañada de los encuestadores que lo califican de ser un elemento tóxico que resta y no suma para cualquier unión, hoy le sigue pisando los talones a Fajardo que sí tiene partidos que lo respaldan –el Polo y la Alianza Verde- y no logra despegar a su más cercano rival. Comienza el debate político en 2018 con los nervios de punta, y muy alterados. @jairotevi