El discurso de Gustavo Petro en Asobancaria es un clásico del manual castrochavista, que consiste en causar un problema, luego vender un diagnóstico equivocado con culpas ajenas, y finalmente proponer una solución que agrava aún mas el problema, y todo eso, como siempre, para perpetuarse en el poder.
El problema es la crisis de la economía y especialmente de la inversión, y el diagnostico de Petro es que su causa es la tasa de interés real de política monetaria, que en Colombia es del 4,6 %. Sin embargo, cuando se observa la tasa de interés real de otros países de la región como Brasil (6,8 %) o México (6,3 %) y se constata que el desempeño de sus economías y la variable de inversión están teniendo un buen comportamiento, pues se comprueba que el diagnostico de Petro es falso.
Todos sabemos que el problema de Colombia es causado por su marxismo delirante y su fanatismo ambiental: ningún extranjero o Colombiano va a invertir en un país donde se persigue a la empresa privada, y donde el gobierno le ha declarado la guerra a sus principales productos de exportación que son los hidrocarburos, con lo cual vendrá el colapso fiscal y económico por la falta de divisas. Y claro, eso se agudiza cuando el presidente que hace todos esos daños plantea una constituyente ilegal para dar un golpe de Estado y erigirse en dictador.
Resulta que para que un banco pueda hacer un crédito a un sector productivo, debe haber un proyecto donde el inversionista también invierta capital propio, y si es para una empresa establecida, la nueva inversión también debe contar con capital propio, a menos de que el banco acepte que se incremente el apalancamiento, lo cual no es prudente con los niveles de apalancamiento actuales. La cuestión es que nadie está dispuesto a invertir su capital propio por las razones mencionadas, luego el problema no es de oferta de crédito, ni de tasa de interés, es de demanda del crédito por la crisis de confianza.
Pero como toda situación por mal que este, es susceptible de empeorar, viene la solución de Petro: frente a todos los banqueros y sin sonrojarse, les dijo que su propuesta de reactivación económica es que el estado (o sea él) sea el que de ahora en adelante asigne los créditos en la economía con los recursos que los ahorradores tienen en los bancos, y que eso se haga a través de inversiones forzosas. Eso sí, les dijo que tranquilos, que les va a remunerar esos recursos con una tasa de interés, y que ya no tendrán que preocuparse por el riesgo, ósea que ya no tendrán que entenderse con su función principal, que es el manejo del riesgo en la asignación de recursos en la economía.
Según su propuesta, los bancos solo se dedicarían a recibir los depósitos del público, mismos que transferirán al Estado para que los iluminados e impolutos servidores públicos decidan en que se invierten. Así se financiará el tren elevado de Buenaventura a Barranquilla, o el aeropuerto internacional Wayuu, y todos los militantes de la Colombia Humana, previa presentación del carné, tendrán un cupo de crédito asignado para sus “proyectos productivos”, por ejemplo. En conclusión, Petro en dos minutos planteó la demolición del sistema financiero y la confiscación de todo el ahorro de los Colombianos. ¿Alguien creyó que se conformaría solo con expropiar el ahorro pensional??
En Colombia hay un sistema de inversiones forzosas para el crédito agropecuario, que se justifica en teoría por la falla de mercado que existe en el crédito al pequeño productor. Es verdad que existe esa falla de mercado, pero también es verdad que las fallas de gobierno en el manejo de esos recursos pueden exceder los beneficios para la sociedad de corregir la falla de mercado original. Cuando llegamos al Banco Agrario en el gobierno del presidente Iván Duque, encontramos una corrupción a gran escala con los recursos de las inversiones forzosas; los recomendados políticos que tomaban las decisiones a todos los niveles del banco se inventaban proyectos productivos falsos, por eso nosotros llevamos 22 denuncias penales ante la Fiscalía, y aunque hubo algunas capturas, nunca se llegó a judicializar a los determinadores políticos de este gran fraude.
Ahora Petro pretende extender este caso puntual de los pequeños productores agropecuarios a toda la economía, incluyendo el crédito de vivienda, donde claramente no hay fallas de mercado, y con el agravante de que su gobierno ha demostrado de lejos ser el más corrupto e incompetente de la historia, y donde el Banco Agrario ha vuelto a esas viejas prácticas politiqueras, ósea un gobierno donde las fallas de gobierno son las más protuberantes.
Petro no es un presidente que invierte su tiempo en pensar las políticas públicas para el progreso, lo suyo es una búsqueda frenética de confiscación de los recursos privados de la gente o de las empresas para que queden bajo su control, así es que se piensa reelegir, y puede lograrlo: de eso se trata la reforma pensional, la reforma a la salud, el zarpazo a los parafiscales de los gremios, y ahora su propuesta de confiscación del ahorro del público. Eso si, hay que reconocerle a Petro su creatividad y sutileza: Chaves directamente nacionalizo la banca, Petro propone que se limiten a ser sus recaudadores de ahorros para él otorgar los créditos que nunca se pagaran, eso al final no lo aceptara ningún banco nacional o extranjero, entonces Petro dirá que no le quedo más opción que nacionalizar.