El periodista Gonzalo Guillén ha decidido acudir a la mentira para intentar desprestigiar el trabajo serio, transparente y absolutamente profesional que venimos adelantando con Claudia Palacios al frente del Canal Capital. El mismo canal que recibimos en crisis y muy cuestionado porque se convirtió en un innegable instrumento de propaganda política.Guillén, en su columna publicada en este medio, ha transgredido los principios básicos del periodismo riguroso, tan necesario en estos tiempos de la posverdad.Aunque se trata de una columna de opinión, dicho género no le da cabida a la manipulación de la información y eso deben saberlo los lectores. Por esa razón, una a una, paso a explicar y a desmentir las afirmaciones calumniosas e injuriosas del periodista.Claudia Palacios, reconocida por su impecable trayectoria nacional e internacional en los medios de comunicación, es contratista del Canal Capital desde febrero del año pasado. Recibe unos honorarios mensuales de 35’700.000. Sin embargo, por ser contratista, debe asumir todos sus gastos de seguridad social y pagos respectivos de impuestos. En total, debido a los descuentos de ley, sus honorarios reales ascienden a 22’154.381. Una cifra muy inferior a la que ella obtenía en sus anteriores trabajos en los medios de comunicación y que evidencia que su interés en el Canal Capital no es de índole económico, sino profesional. Así mismo, contrario a lo que afirma Guillén, el carro asignado a la directora de noticias no es de su exclusividad, sino que forma parte de la flota de vehículos en la que se transportan todos los periodistas. Guillén, que ha trabajado en noticieros, sabe que los colegas se transportan de esta forma.El periodista asegura que la contratación de Palacios ha sido advertida como violatoria de los manuales de contratación pública. Vuelve y se equivoca. El Decreto 2785 del 2011 dice: “De manera excepcional, para aquellos eventos en los que se requiera contratar servicios altamente calificados, podrán pactarse honorarios superiores a la remuneración total mensual establecida para el jefe de la entidad, los cuales no podrán exceder del valor total mensual de remuneración del jefe de la entidad, incluidos los factores prestacionales y las contribuciones inherentes a la nómina, relacionadas con seguridad social y parafiscales a cargo del empleador”.Es falso que el Canal Capital esté “apagado”, como sí lo estaba al terminar la anterior administración, con 2.736 televidentes. Con el nuevo proyecto logramos aumentar esa audiencia en 303 por ciento en Bogotá y en 274 por ciento a nivel nacional, para un total de 8.490 del universo Ibope (que es de 2’400.000 en Bogotá y no sobre los 9’000.000 de habitantes). En el 2016, ese crecimiento fue el mayor entre todos los canales públicos y privados del país, en una época en la que los consumos en pantallas de televisión caen estrepitosamente.Los jefes de redacción, emisión y asignaciones, tienen honorarios acordes con el mercado de los medios de comunicación. El sistema informativo del canal produce 106 horas a la semana a un costo de 2’700.000 la hora. Ese es un costo más que competitivo en el mercado.Sobre mí en particular, Guillén asegura de forma irresponsable, y sin aportar ninguna prueba, que los “organismos de control tratan de establecer si son ciertas algunas quejas que han recibido en el sentido de que cobraría porcentajes a sus beneficiados a cambio del otorgamiento de sueldos o aumentos salariales astronómicos y contratos leoninos”. ¡Qué absurdo! Quienes me han conocido a lo largo de mi vida personal y profesional me han llamado a expresarme su total solidaridad ante semejante calumnia. Para proteger el derecho a mi honra y buen nombre, contempladas en la Constitución, instauraré una denuncia penal. No exigiré nada distinto a una rectificación del periodista.Guillén, quien evidencia un desconocimiento de la televisión pública, dice que les “obsequio” transmisiones a entidades como la Universidad del Rosario, el Club El Nogal, o la Cámara de Comercio de Bogotá esto es engañoso. En los canales públicos es necesario generar alianzas de intercambio de recursos donde ellos aportan los contenidos y los canales la técnica.Guillén asegura que el tren de gastos del canal impide sostener los sueldos modestos de empleados indiscutiblemente útiles y que fueron despedidas 60 personas del área técnica. De nuevo, falta a la verdad. En medio de nuestra política de eficiencia, hicimos una evaluación interna y evidenciamos un exceso de recursos en nuestras unidades móviles y estudio. Por ese motivo, no fueron renovados los contratos de 31 personas del área técnica (no de 60, como se dice en la columna).Guillén miente, pues nunca trabajé en Caracol Televisión y además agrega que salí por un “enredijo de dinero”. Al respecto debo decir que en mis más de 25 años de trayectoria profesional en 10 empresas, nunca he sido despedido de algún trabajo, ni investigado y mucho menos procesado por razón alguna. Llegué a la CNTV como parte de la junta directiva en representación de los canales regionales de televisión, como resultado de una elección abierta en la que resulté ganador, y no fui responsable de la corrupción en dicho organismo, como Guillén pretende hacerlo ver. De hecho, no tengo ninguna investigación. Adicional a ello, Guillén da a entender que pertenezco al Opus Dei. Esa afirmación no es cierta. Por lo demás, si él respetara la Constitución, no se referiría a dicha creencia religiosa como una “secta cristiana fundamentalista”.No es cierto que tenga una “nómina paralela”. En materia de contratación el canal se ciñe a lo dispuesto en la ley. En el caso específico de las contrataciones enunciadas como entregadas a amigos y exjefes, el Canal Capital suscribió contratos con personas de reconocida, exitosa y honorable trayectoria en televisión. Con ellos trabajamos en 24 temáticas cruciales para Bogotá, como prevención de violencia intrafamiliar, mujer, niñez, hombres, minorías, paz, civismo, gastronomía, música, bienestar, entre otros.El convenio con el Observatorio de Medios de la Universidad Javeriana se sustenta en la necesidad de evaluar permanentemente la calidad y pertinencia de los contenidos del nuevo proyecto, tanto en materia de noticias como de educación y cultura. El canal aportó $168´968.579, y la universidad $25´900.000. De manera que no costó 400 millones, como asegura el señor Guillén. El informe final del convenio aún no ha sido publicado, ya que la fecha acordada para esto es en mayo próximo. Los resultados preliminares (en cuatro entregas) fueron de gran utilidad para mejorar la calidad de nuestros contenidos. Los informes fueron hechos por profesionales de reconocido prestigio y trayectoria, como la decana de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Javeriana, Marisol Cano; el académico y analista de medios Germán Rey; el periodista y profesor Mario Morales; y un equipo de expertos nacionales y extranjeros, como Guillermo Orozco, defensor de audiencias de México, entre otros.El alcalde Enrique Peñalosa conoce los números del canal y respalda el proyecto del sistema informativo, sobre el que ha guardado una sana distancia en aras de respetar la libertad de prensa. Peñalosa, recién posesionado, aseguró que no usaría el canal para hacer política. Caso contrario ocurrió con el exalcalde Gustavo Petro, quien en entrevista en W Radio, el pasado 24 de enero, reconoció: “nos tocó acudir a Canal Capital como un medio de expresión para nosotros, lo cual me parece un error, porque eso no debería ser así”.Guillén, al final de su columna, asegura que hubo censura contra el corresponsal en La Calera, Jáimer Cantillo, por sus investigaciones sobre la alcaldesa de ese municipio. Los informes no solo salieron al aire, sino que tras las advertencias que la alcaldesa y algunos miembros de su despacho hicieron a nuestro corresponsal, en el sentido de que su vecindad conmigo le serviría para frenar la publicación de los informes, la directora de noticias elevó una queja ante la FLIP. Yo la respaldé en ese sentido. Además, el corresponsal agradeció por escrito a la directora de noticias el respaldo ante la intimidación que sufrió.

Como se ve, las mentiras de Guillén son ‘capitales’. Y leo que no es la primera vez que acude a ellas para intentar desprestigiar el buen nombre de las personas. Bienvenida la libertad de expresión y la opinión, pero con responsabilidad.*Gerente de Canal Capital.