Las constantes distorsiones de la realidad, mentiras y manipulaciones del presidente de la República tiene consternados a un gran segmento de los colombianos. Esta semana, en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas, el mandatario dijo que Estados Unidos le había pedido que construyera un muro en el Tapón del Darién, para frenar la migración de los venezolanos.
La Casa Blanca desmintió al mandatario y, en rueda de prensa, el vocero de seguridad del presidente Joe Biden dijo que no tenía idea de lo que Petro estaba hablando. Horas después, el embajador de Colombia en ese país, Luis Gilberto Murillo, explicó que el presidente hablaba en sentido figurado sobre el muro y que al mandatario lo habían malinterpretado. Eso sí, nadie dio razón de cómo, dónde, quién y delante de quién el Gobierno de Estados Unidos le hizo tal solicitud a la “potencia mundial de vida”.
Gustavo Petro y los miembros de su Gobierno faltan a la verdad sin vergüenza y, además, se esfuerzan por construir una realidad alternativa en la que reinan sus mentiras. Hace solo unos meses, desde su cuenta de X (antes Twitter), el mandatario anunció que los niños del Guaviare, después de haber sufrido un accidente, habían aparecido. Resultó mentira. El presidente borró su “alocución digital” y pidió disculpas. La semana pasada, en Chile, publicó una foto y escribió que estaba con Isabel Allende, la famosa escritora latinoamericana, pero se había confundido, porque la hija de Salvador Allende, a quien en realidad hacía referencia, tiene el mismo nombre que el de la afamada escritora de la Casa de los Espíritus. Pues también borró el trino en dos oportunidades, esta vez sin excusas.
El mismísimo grupo criminal denominado ELN, al que el mandatario tiene sentado en una mesa de negociación entre Cuba y Venezuela desde hace meses, lo ha desmentido en dos ocasiones y hasta le ha pedido que no falte a la verdad para no afectar el proceso de negociación por cuenta de sus publicaciones falsas. A comienzos de este año, el mandatario dijo que se había llegado a un cese bilateral del fuego y en abril habían acordado con esa guerrilla realizar interciclos previos a las negociaciones. Dos noticias que resultaron mentira.
Petro no tiene recato alguno en alterar cifras, hechos, fotos y más recientemente, aplausos. En febrero de este año, publicó imágenes de unos hospitales destruidos de Venezuela, afirmando que eran de una zona apartada en el departamento de Antioquia. Fueron las mismas redes sociales las que, con evidencia en mano, demostraron que las imágenes correspondían a Venezuela y que eran de 2018. Petro, de nuevo, borró el mensaje, no se disculpó y siguió sosteniendo que el sistema de salud colombiano es uno de los peores del planeta. Otra mentira que, por cierto, fue desmentida por la revista The Economist en su edición de la semana pasada, que puso al sistema de salud de Colombia en el sexto lugar por encima del de países como Alemania y Francia. Pero que no, ¡que hay que acabar con el sistema!
Estos hechos demuestran que el mandatario está a cargo de una “potencia mundial de mentiras”. Un mundo paralelo en el que las preguntas, la confrontación con la realidad y los cuestionamientos son contestados desde el balcón de la Casa de Nariño, con estigmatización, persecución y hostigamiento para los que se atreven a llevarle la contraria. Qué “cambio”, ¿verdad?
Y mientras entretiene a la opinión pública con sus discursos delirantes, alocuciones presidenciales rimbombantes, mensajes agresivos y mentirosos en su cuenta de X, sus reformas avanzan en el Congreso a paso lento, pero seguro.
La reforma a la salud esta semana logró aprobación de su ponencia positiva. A los representantes del partido de la U y Liberal les debieron entregar mucha mermelada para que, pensando en sus propios intereses, votaran positivamente una reforma que pondrá en riesgo la salud de millones de personas. Al presidente poco o nada le importa la salud. El Gobierno “potencia mundial de mentiras” va tras los más de 70 billones de pesos con los que se asegura y atiende la vida de los colombianos.
Con mentiras llegó al poder. Antes criticaba al expresidente Iván Duque cuando subía la gasolina 200 pesos. Ahora, como mandatario, no tiene ningún problema en decir que el aumento en casi 5.000, en menos de un año, era necesario aunque como senador promovió un paro violento en 2021 porque el precio de la docena de huevos había subido de precio durante la pandemia.
Las mentiras de Petro rodean también las más de 100 llegadas tarde o ausencias absolutas a compromisos previstos en su agenda. Su más reciente retraso fue esta semana en las Naciones Unidas, cuando dejó esperando al presidente de Corea del Sur y este le canceló la reunión. Esta vez, en lugar de desgastarse en otra excusa más, señaló de mentiroso al medio de comunicación que había divulgado la noticia.
Tan anómala es la situación que cuando se pone en un buscador de internet “mentiras de Petro” se despliegan casi un millón de resultados. En la más reciente de las mentiras el presidente se ha empeñado en afirmar que Venezuela está en la ruina por culpa del bloqueo económico al que la tiene sometida Estados Unidos. Pero los venezolanos y el mundo sensato saben que es responsabilidad de la dictadura de Nicolás Maduro. En esa línea también ha dicho que Cuba es un paraíso y que allá los Castro se habían preocupado por darles bienestar a los niños. Otra gran mentira producto del fanatismo ideológico que no le permite al mandatario aceptar que la dictadura cubana también es un fracaso.
Lo cierto es que de mentira en mentira, el presidente arrastra la dignidad de su cargo y, de paso, la de todos los colombianos.