El gobierno del “cambio” parece una banda de rock en permanente gira internacional. Parecería que hubieran establecido un programa de millas que premiara al funcionario que viaje más.

De lejos, el presidente progresista, Gustavo Petro, que tanto aborrece el cambio climático y el uso de los combustibles fósiles, ha ejecutado una agenda internacional abordo del avión presidencial, en las primeras cuatro semanas de lo que va corrido del 2023. El 1 deenero acompañó a Lula da Silva a su posesión en Brasil. El 7 de enero llegó a Caracas para reunirse con el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro. El 9 de enero apareció en Chile al lado de su gran aliado, Gabriel Boric. La semana del 17 de enero estuvo en Davos, Suiza, e hizo una breve parada en Francia. Estando en el país galo, le tocó suspender su gira por cuenta de la situación de desabastecimiento en el sur del país y viajó a Ipiales, Nariño. Sin embargo, solo se demoró en la patria dos días, porque el 24 de enero llegó muy puntual a Buenos Aires, Argentina, a la Celac, la cumbre del progresismo latinoamericano. O sea, a volverse a encontrar con los mandatarios que ya se había visto al comienzo del año. En cuatro semanas, el presidente visitó seis países. Ojalá y se anime a quedarse, aunque sea una semana de corrido en el país.

El embajador Armando Benedetti escribió en su cuenta de Twitter que “sin duda en tan solo cinco meses Gustavo Petro es el líder de la región”. No sé si ese título se otorga a punta de trinos, pero la evidencia de las millas sí demostraría que es uno de los presidentes de la región que más ha viajado. Porque al menos Nicolás Maduro no puede poner un pie por fuera de su país porque la DEA lo coge preso.

El programa de millas de la Presidencia de Colombia se extiende para otros altos funcionarios que también están aprovechando para consolidar los perfiles correspondientes en la agenda nacional e internacional.

Por ejemplo, la primera dama, Verónica Alcocer. En enero 14 sorprendió al país desde El Vaticano, en Roma, Italia, donde tuvo audiencia privada con el papa Francisco. Quién sabe si estando en ese país habrá aprovechado para pegarse la rodadita hasta La Toscana, allá en Florencia, en donde la familia Petro Alcocer ha pasado varias temporadas de descanso. Con el título de Embajadora en Misión Especial, se le pagan viáticos a la primera dama para que haga sus respectivas millas. El semestre pasado, en septiembre, fue designada para acompañar a Londres al canciller Álvaro Leyva al entierro de la reina Isabel, para luego volar ese mismo mes a la Asamblea General de la ONU en Nueva York y acompañar a su esposo. En octubre representó al país en el funeral del ex primer ministro japonés Shinzo Abe.

La vicepresidenta Francia Márquez no se queda atrás en sus recorridos internacionales. Recién electa hizo un periplo por el sur del continente y visitó a la corrupta Cristina Fernández de Kirchner, con quien al parecer borró la foto del encuentro en su cuenta de Instagram. Visitó a Lula da Silva, Evo Morales y hasta a Gabriel Boric. Una vez ya posesionada, el 11 de noviembre, estuvo en Egipto; el 24 del mismo mes, en Madrid, España, y el 5 de diciembre regresó a Europa a Ginebra, Suiza. Este año, el 11 de enero, viajó a Nueva York a representar al país en la ONU.

Irene Vélez, la ministra de Minas y Energía, no se queda atrás. Acompañó al presidente a Egipto al COP27, en noviembre del año pasado. Y este año también estuvo en la comitiva presidencial en la visita a Gabriel Boric en Chile, y en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.

El ministro del Interior, Alfonso Prada, estuvo la semana pasada varios días en Washington en agenda de su cartera con el embajador de Colombia en ese país, Luis Gilberto Murillo.

Mientras el presidente se encontraba en Suiza, la situación en Mistrató, Risaralda, se complicó por cuenta de los derrumbes y el mandatario pudo, gracias a la tecnología, conectarse a través de su iPad, al Puesto de Mando Unificado en terreno, para participar mediante videoconferencia de las penurias que sufría la población de ese departamento.

Con tantos problemas se comprende que sea más interesante trabajar en la promoción del liderazgo viajando por el mundo que permaneciendo en el país. Fue una lástima que el presidente no hubiera podido llegar a Paipa, Boyacá, esta semana, al encuentro con sus ministros y la bancada de gobierno, para que organizara la agenda legislativa que pretende acabar con el sistema de salud, el de pensiones y con la seguridad energética.

El ministro del Interior también aprovechó los beneficios del trabajo remoto. Por videoconferencia, desde la capital de Estados Unidos, se reunió con los líderes del paro cívico en el Chocó para revisar los compromisos que se adquirieron desde cuando él era secretario general de la Presidencia por allá en 2017.

¿No habían dicho que este sería el gobierno de la austeridad? Sí, pero no.

El país está descuadernado, con la inflación por las nubes, paros en distintas regiones del país, desabastecimiento de gasolina en la capital nacional del petróleo, Barrancabermeja, enfrentamientos entre las disidencias de las Farc y el ELN, pero el gobierno del “cambio” está concentrado en consolidar el liderazgo del presidente en la región. Y si bien las relaciones internacionales son importantes, sí se pregunta uno, con tanta viajadera, ¿sí trabajan?