Pasamos meses enteros planeando el viaje ideal para nuestras vacaciones soñadas, trabajamos muy duro para ahorrar dinero y contamos justo con 15 días cada año para disfrutar con las personas que amamos. Los conflictos familiares pueden ser rocas en medio del océano que nos hagan naufragar.
¿Quién no recuerda estar empezando un viaje profundamente esperado, que le tomó meses planear, incurriendo en deudas, llenando el cupo de sus tarjetas de crédito y de repente en medio del inicio de ese tan esperado viaje se descubre envuelto en estrés, discusiones y tensiones que poco a poco le van derrumbando ese sueño que fue tan hermoso crear?
La mayoría de las familias van construyendo a lo largo de su vida proyectos y expectativas sobre cómo imaginan que debería ser su entorno familiar, los padres desde que se casan van diseñando la educación que darán a sus hijos, los valores que les inculcarán, la religión que les heredarán, las costumbres que les transmitirán a lo largo de la historia familiar, y esto va tejiendo nuestro legado.
Los hijos van creciendo y de repente los padres comienzan a descubrir grietas en su relación de pareja, fisuras que duelen en la relación con sus hijos y rupturas irreparables en el núcleo de esa familia que en el pasado se intentó construir con tanto amor y dedicación. Nos llevamos las manos a la cabeza y sintiendo un desgarro en el alma, muchas veces nos preguntamos...
¿Qué hicimos mal?
Esta fría y dura realidad se hace cruelmente evidente en ese periodo del año en el cual juntamos a nuestra manada con el propósito de vivir unos días en armonía, comprensión, empatía y amor.
El mundo está repleto de árboles de Navidad y cumpleaños familiares empapados en lágrimas y envueltos en desamor, rodeados de corazones rotos y desilusionados por aquello que se trató de lograr y no se pudo, en medio de familias disfuncionales y de modos de ser incompatibles, que honran además valores antagónicamente opuestos.
Hoy en nuestra sociedad es cada día mas evidente llegar a un hotel y ver a padres y madres solos con sus hijos pequeños, pues ya están enfrentados a la realidad de un divorcio y la ruptura de su núcleo familiar, hoy es cada vez mas normal llegar a una fiesta de fin de año o unas vacaciones de verano y presenciar que los grupos familiares son cada vez más pequeños, pues han sido desmembrados por los conflictos relacionales, que dividen y rompen a las familias.
Por esta razón, es cada vez más difícil construir un tejido familiar y social sin que este se vea rasgado por las diferencias y antagonismos entre sus integrantes y consanguíneos.
El caso de Eduardo y Lucia; se encontraban en una linda ciudad en medio de sus vacaciones, sus tres hijos tenían gustos opuestos y modos de ser muy diferentes, una noche Cristina su hija mayor quería salir de fiesta con sus amigas de ultimo grado del colegio a quienes había encontrado en esta ciudad, el conflicto comenzó cuando sus padres intentaron ponerse de acuerdo sobre las reglas que ella debería seguir respecto a su salida de fiesta, todo termino en gritos y peleas entre ellos, cuando casi a las 4 am ella llega en estado de embriaguez causando un intercambio de gritos y hostilidad entre sus padres a los que ella agrego también su cuota de discordia y agresión verbal.
Ya sus padres se encontraban enfrentando su propio conflicto de pareja, al cual se le suma la discordia y las diferencias en las pautas de educación con sus hijos y poco a poco esta familia se va enfrentando a la inminente ruptura y división, las vacaciones terminaron siendo un cultivo de peleas, discusiones y agresiones que, de modo abrupto, trasegaron el camino del sueño hacia la pesadilla.
En épocas cercanas a las vacaciones de verano, al día de la madre o del padre, a la navidad o el fin de año, se hace más evidente el dolor de las familias quienes a lo largo del año intentan esconder, ignorar o anestesiar su realidad intrafamiliar.
Existen diferentes tipos de personalidades, representados en 9 diferentes máscaras, que cada miembro de tu familia usa con el propósito de cubrir sus heridas activas; las cuales se han ido abriendo como grietas que arden en el interior, aun en la adultez.
El problema radica en que vivimos vidas vertiginosas y sobre estimuladas que nos llevan en ocasiones a un desbordamiento emocional difícil de contener, de este modo es casi imposible que paremos y nos aquietemos para hacer un escáner del alma, el cual nos llevaría a descubrir aquello que esta sucediendo en nuestro interior y en el interior de nuestro núcleo familiar.
Esta situación se agrava e intensifica en las familias en las que hay segundos matrimonios, hijos de familias ya disueltas, hermanastros, padrastros, madrastras y así sucesivamente, por esta razón soy una firme creyente, de que la terapia individual y grupal debe formar parte de la canasta familiar de cada familia, los huevos, la leche, las frutas y la terapia, deben ser pan de cada día, pues de no ser así caeremos pronto en la desnutrición emocional y moriremos de dolor y soledad.
El mundo esta lleno de seres, que pretenden recoger frutos de árboles que nunca regaron. Aunque intenten sacudir al árbol, este se encuentra seco desde su raíz, si no la regaste cada día, llega el día en el que se muere y esta es la realidad de muchas relaciones dentro de nuestras familias.
Levanta hoy el techo de tu casa y atrévete a revisar como esta tu relación con tus padres, tus hermanos, tus hijos, tu pareja, es fundamental e imperativo que te hagas responsable y tomes acciones contundentes sobre los cambios que necesitas hacer en ti, para construir relaciones relevantes y trascedentes que resistan los conflictos y los embates de la vida.
El caso de Andrés y Catalina: ambos son padres divorciados, tras vivir unas relaciones muy conflictivas y agresivas cuando sus hijos estaban pequeños, las discusiones que cada uno llevo a cabo frente a sus hijos, los líos legales del divorcio y la custodia de los hijos, las diversas parejas que cada uno intento tener después del divorcio y que no funcionaron, la frustración, la impotencia, la insatisfacción en sus vidas ha hecho de ellos seres ansiosos, infelices y en una búsqueda desesperada de estabilidad.
Mientras cada uno estaba en la lucha diaria por sostener su existencia, sus hijos en un abrir y cerrar de ojos crecieron y se hicieron mayores de edad, hoy en día, ellos acompañados de sus errores y su confusión buscan a sus hijos en los periodos de vacaciones encontrándose con la cruel realidad, de que ellos ya tuvieron que construir su propia plataforma afectiva, en la cual ya no los necesitan y mas bien prefieren evitarlos, planeando sus vacaciones lejos de ellos, para evitar confrontarse con aquella realidad que nadie en la familia quiso ver o enmendar.
Andrés por su lado ha tenido que pasar solo muchos 31 de diciembre, viendo tv en su casa y Catalina se ha visto obligada a acudir a sus amigas, para que la inviten a algún paseo, en el cual ella se siente sola y triste con miles de preguntas sobre cómo y cuando podrá reconstruir una vida nueva.
Ambos enfrentan la realidad de que sus hijos ya volaron del nido dejándolos solos, en un estado de melancolía y desolación.
Hoy tu solución espiritual es que dirijas tus acciones y decisiones, hacia la construcción de la vida que quieres vivir; que te quites la venda de los ojos y no sigas culpando a los demás de tu realidad familiar, pues somos los creadores de nuestro propio destino.
Hay algunos miembros en las familias que son tan tóxicos que debes tomar distancia de ellos para que no te inyecten su veneno emocional, pero hay otros que están esperando por ti y anhelan una conversación un perdón, un abrazo y un “empecemos de nuevo” así que piensa quien puede ser ese alguien; ¿tu padre? ¿Tu madre? ¿Tu hermano o hermana? ¿Tu hijo o hija?
Podría llegar el día en el que puedas sentarte a la orilla del mar, suspirar y agradecerle a la vida porque tomaste decisiones a tiempo y reconstruiste aquella relación que estaba rota o herida. Si ya lo intentaste varias veces, si ya pusiste tu mejilla setenta veces siete y te siguen agrediendo, si ya no sientes afinidad con esa persona porque no honra tus mismos valores, puedes entonces alejarte en silencio y dignidad para salvaguardar tu integridad emocional, pero si aun sientes que hay algo por hacer, levántate y sana aquello que aun duele en el corazón de quienes amas, pues no eres dueño de la verdad y en una vivencia familiar siempre habrá dos lados de la misma historia.
Una vez hayas tomado las acciones necesarias para enderezar el tronco de tu árbol familiar, una vez hayas acudido a un profesional para que te guie y te ilumine el camino, ya podrás sentirte tranquilo pues habrás hecho lo que este a tu alcance para dar pasos hacia tu plenitud.
Podrás entonces pasar las vacaciones que tanto anhelas acompañado de esa o esas personas que traen bienestar y paz a tu vida.
Mi invitación es que no te hagas ciego ante tu realidad familiar personal, actúa, decide, transforma, sana, para que puedas interrumpir y romper esa herencia intergeneracional que muchas de nuestras familias van pasándose, de conflictos aprendidos de nuestros antepasados, enraizados en ego, soberbia y negación.
Mi píldora para el alma
Tu familia es como un árbol que da frutos jugosos, siempre y cuando lo nutras cada día, le pongas abono y le podes las hojas dañadas que ya no sirven y le hacen daño.
Conviértete en el jardinero de tu bosque para que puedas caminar a través de él, recogiendo los frutos maravillosos que en el tiempo cultivaste y regaste cada día.
Tu árbol puede estar enfermo o herido, per siempre lo puedes sanar si te detienes frente a el y lo observas con cuidado para poder darle la medicina correcta…