¿Por qué la energía es tan costosa en Colombia y más aún en el Caribe? El presidente tuvo hace varios días otra salida en falso, demostrando frustración frente a la inacción de su propio gobierno y creyendo las excusas de sus subalternos. Decidió culpar a los alcaldes del Caribe por las altas tarifas y no al Ministerio de Minas, o a la Creg, que tienen la competencia exclusiva sobre el tema. Esas infundadas acusaciones demuestran que están lejos de entender el problema y solucionarlo.
La energía está demasiado cara porque en los momentos de alta inflación, con los embalses llenos de agua, los generadores y transmisores subieron los precios con fórmulas reguladas que los favorecieron y se crearon precios artificialmente altos. Este año, con el fenómeno de El Niño, aun cuando la mayoría de sus activos están depreciados, se volvieron a subir los precios por encima de la lógica económica. Subió cuando llovió, subió cuando no llovió. Lo vaticinamos. Se pudo evitar, pero no se hizo. El mercado energético, altamente regulado, no ofrece garantías hoy para el usuario.
Los ingresos y utilidades de los generadores y transmisores estos dos años han sido extraordinarios. Pero si en Colombia llueve, en el Caribe no escampa. En los últimos años, la tarifa en Bogotá ha crecido 357 pesos, un abismal 64 % de aumento. En el Caribe, ese aumento ha sido de 614 pesos, ¡114 %! Hoy, los usuarios de la región están pagando una tarifa considerablemente más costosa que el resto del país por cuenta de la injusta tarifa diferencial. Refrendada, además, por el plan de desarrollo del actual gobierno. Recordemos, además, que el consumo en zonas cálidas es más elevado por cuenta de las altas temperaturas (una nevera en el Caribe consume más del doble que en Bogotá), por ende se consume más y con una tarifa más alta por KWh. Vivir y producir en la región es hoy exponencialmente más costoso que en el interior.
Herramientas tiene el Gobierno, pero no las usa. Increíblemente, el Ministerio de Minas no ha sido capaz de llenar las vacantes de la Comisión de Regulación de Energía y Gas y por ende esta no tiene la capacidad de reglamentar eficazmente y a tiempo el mercado de energía. Esta entidad tiene la potestad de corregir muchas de las causas de la subida inclemente de precios. Podrían, por ejemplo, modificar la tarifa en el Caribe, sacando componentes de infraestructura temporalmente de la tarifa y asumiéndolo desde el presupuesto nacional. De esa manera, no tendrían que tramitar una ley para cumplir el cometido de reducir las tarifas en un monto similar al que se le sobre factura a los usuarios de la región. Además de las medidas urgentes, ya es hora de empezar a permitir más competencia e integración vertical del mercado.
En el año 2021 los alcaldes del Caribe expusimos la inconformidad ante la Creg y la Superintendencia de Servicios Públicos. Explicamos que la manera en que reglamentaron la tarifa diferencial no terminaría siendo un alivio para millones de residentes del Caribe colombiano. Desafortunadamente, teníamos razón. El país, pero más aún, el Caribe, terminó pagando una cifra exorbitante por su energía. Por esta razón, a inicios de 2022 interpusimos una demanda ante el Consejo de Estado. Esta demanda sigue en estudio, y en el Caribe, como decía Cepeda Samudio, todos estamos a la espera. En julio 2022 le presentamos al Gobierno cinco acciones que podrían tomar para bajar las tarifas de energía. En agosto, en una reunión en el Palacio de Nariño, se la recordamos.
Luego, reiteramos la propuesta ante el Gobierno y el Congreso, pero no hemos visto todavía acciones de ninguna de estas dos ramas del Gobierno para sobrellevar esta crisis. Mientras tanto, algunas ciudades, en lo que les compete, están dando grandes avances. En Barranquilla, por ejemplo, empezamos la transición energética instalando progresivamente paneles solares en 300 edificios públicos. Además, se sigue esperando hace más de dos años una autorización del Ministerio de Minas para instalar el primer parque eólico costa afuera de Suramérica, que generaría 250 MW en su etapa inicial. Vamos en la dirección correcta, pero esto no aliviará la situación actual que debe solucionarse desde el nivel central. La manera de salir de esta crisis es usando las fórmulas que se han planteado hace más de dos años. Están, además, dentro de la realidad política y legal del país.
El Gobierno tiene la forma, pero como dice Gilberto Santa Rosa, le falta voluntad. La ñapa: si quisiéramos ser audaces con un cambio de regulación, se podría permitir utilizar los subsidios existentes para financiar la instalación de paneles solares en hogares estratos 1 y 2 (incluyendo subnormales). De esa manera se bajaría su dependencia a la red, se cobraría solo el uso nocturno de energía y con el tiempo bajaría la necesidad de subsidios perpetuos.