El ex ministro Andrés Felipe Arias acepta que le compró su apartamento a una familia de floricultores beneficiarios de Agro Ingreso Seguro y de otros subsidios e incentivos del sector que él administró. En cambio, no admite que ese hecho revista interés público porque –de acuerdo con su versión- “el apartamento fue comprado en condiciones de mercado”. Afirma también que no conocía a los Llorente y que no tenía idea de sus actividades en el sector agropecuario. (Andrés Felipe Arias responde a la columna de Daniel Coronell) Tristemente para el doctor Arias, hay documentos que demuestran que compró el apartamento por un precio sustancialmente inferior al del mercado. El negocio entre 'La Línea', empresa de los floricultores Llorente, y el ex ministro de agricultura se firmó el 19 de abril del año 2010. La escritura muestra que pagó 700 millones de pesos por el apartamento 611 que tiene un área privada construida de 277.33 metros cuadrados. (Ver Escritura Precio y Área.jpg) Esto quiere decir que compró cada metro cuadrado por 2’524.068 pesos. Pues bien, una lista de precios del mismo conjunto fechada en junio 16 de 2009 estableció que el valor comercial del metro cuadrado de los apartamentos en el sexto piso arrancaba en 4’581.309 pesos. (Ver lista de precios. Junio 16 de 2009.jpg) Si el ex ministro hubiera comprado su apartamento en “condiciones de mercado” habría tenido que pagar más de 1.200 millones de pesos. Para ser exacto $1’207.534.424 y 97 centavos. En plata blanca eso significa que los floricultores Llorente le rebajaron 500 millones de pesos, equivalentes al 45 por ciento del valor del apartamento. Un descuento del 45 por ciento no es usual, ni normal en el mercado de finca raíz en Colombia. El apartamento de Andrés Felipe Arias, nunca ha costado comercialmente 700 millones. Otra lista de precios, esta de octubre del año 2007, prueba que desde esa época los Llorente pedían más de 1.000 millones de pesos por ese predio. (Ver lista de precios 19 de octubre de 2007.jpg) Dice también el ex ministro Arias que no conocía a los Llorente, ni sabía que tenían negocios de floricultura. Es raro porque ellos han sido grandes en ese sector. Siete de sus empresas colombianas tienen intereses en el sector agropecuario. Tienen cuatro compañías más registradas en Panamá: Eco Flower Trading S.A., Florencia Investments Corporation, Floral Mart y Nacional de Distribiución S.A. Además de corporaciones y propiedades en Estados Unidos. Los Llorente recibieron de entidades adscritas al Ministerio de Agricultura más de 800 millones de pesos, sumando Agro Ingreso Seguro, incentivos fitosanitarios y compensaciones de tasa cambiaria entregados a una de sus empresas llamada Maxiflores. Todo esto sucedió mientras el doctor Arias era el ministro. Adicionalmente otra compañía de Helena Llorente Tucker y su esposo Pablo Guillermo Ricaurte Junguito, llamada Bioflora, se llevó otros 300 millones de dinero público en la misma época. Curiosamente, esos desembolsos se presentaron después de que Maxiflora demandara en 2005 al Ministerio de Agricultura por 350 millones de pesos, siendo titular Andrés Felipe Arias. Dentro de la misma reclamación, Bioflora está pidiendo 450 millones de pesos con sus respectivos intereses. El proceso, que inicialmente perdieron en el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, sigue hoy pendiente de apelación en el Consejo de Estado. Ese detalle tampoco logró que el nombre de los Llorente llegara a oídos del ministro. No se los mencionó siquiera el ex ministro Fernando Londoño Hoyos, a quien la campaña de Arias presentaba como uno de sus cuadros. (Ver cuadros AFA.jpg) Londoño es dueño de dos apartamentos en el mismo conjunto, además una sobrina suya está casada con Pedro Llorente Tucker, accionista de La Línea y de Maxiflora. A pesar de todos estos antecedentes, Andrés Felipe Arias jamás había oído hablar de los Llorente antes de comprarles el apartamento. Quizás los Llorente tampoco sabían que ese brillante economista a quien le vendieron el apartamento a tan buen precio, había sido Ministro de Agricultura mientras ellos recibían la generosa ayuda del Estado.