Las oportunidades para pensar en un mundo diferente para las familias en proceso de reincorporación son escasas, abunda el analfabetismo, la desnutrición, la pobreza, la deserción escolar y el abandono.
El panorama no es alentador, pero estamos convencidos de que no podemos quedarnos en el lamento o la controversia. Uno puede, o no, estar de acuerdo con el proceso de paz con las Farc, pero en lo que sí debemos estar de acuerdo es que hay niños que son parte de esta historia que debemos atender.
Uno de los retos que ha enfrentado el proceso de paz en Colombia es garantizarles una vida en el marco de la legalidad a las 12.900 personas que, según registros de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), entregaron las armas.
Desde la ciudad, y desde nuestras oficinas, no dimensionamos los enormes esfuerzos del Estado para atender a estas familias que enfrentan desde la ruralidad las problemáticas de un país que parece olvidarlas.
Cuando se llega a estos lugares, creados temporalmente para la reubicación de los firmantes del Acuerdo de Paz, el choque emocional es muy fuerte, porque nos encontramos con aquellos que considerábamos enemigos del país para descubrir que hoy tienen familias, en las que nacen niños ajenos al conflicto y que merecen una oportunidad; por ellos, desde Fundación Colombianitos, estamos comprometidos en trabajar para ofrecerles un mejor futuro.
Allá encontramos familias temerosas de salir a saludar, con niños que, a pesar de estar en condición de vulnerabilidad, muestran sonrisas y reciben al recién llegado con los brazos abiertos, niños felices que comparten de manera equitativa sin que ningún adulto se los exija.
Estar fuera del conflicto con las antiguas Farc desde hace cinco años también permitió que muchas mujeres, que añoraban ser madres, lograran un sueño que les había sido arrebatado al haber sido víctimas de abuso, maltrato y aborto forzado de parte de grupos armados. Hoy su condición de mujer se dignifica, pues pueden decidir ser madres y buscan alternativas para crear un proyecto de vida. Vimos escenas conmovedoras, imposibles de soñar hace un par de años atrás.
Desde la Fundación estamos siendo testigos de la transformación social que podemos promover si sumamos en vez de dividir para comprometernos, desde donde estemos, para apoyar a estas familias a formar futuras generaciones del país, algo que no es solo responsabilidad del Estado, sino de todos los colombianos.
Es necesario unir fuerzas para alcanzar metas. Por eso Fundación Colombianitos, bajo la sombrilla de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) y el apoyo de la Embajada de Suiza en Colombia - Ayuda Humanitaria y Desarrollo (COSUDE), desarrolla el programa Goles para una vida mejor, que beneficia a niños, niñas, adolescentes y jóvenes de familias en proceso de reincorporación y comunidades de acogida, de algunos de los antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), en donde a través del deporte, la recreación y la cultura fortalecemos el tejido social, la sana convivencia y la construcción de comunidad.
El deporte en la historia ha sido el vehículo perfecto para promover transformaciones sociales y, por eso, es la herramienta que nos permite generar espacios protectores, trabajo en equipo, resolución de conflictos y habilidades para la vida en los niños y niñas de estos territorios.
Estamos convencidos de que todo esfuerzo por proteger a estos menores vale la pena. Es deber de todos seguir intentando hasta lo imposible para apoyar las iniciativas que se hacen desde lo público y lo privado, para generar nuevas oportunidades en la construcción de una nación más equitativa, libre del conflicto, con mayores oportunidades para los niños de la paz.