Llevaba noches sin dormir. Las noticias del país me desvelaban. Las disidencias de las Farc ya superan los mil hombres; Jesús Santrich inicia huelga de hambre y Luis Carlos Villegas de engorde; cae un sicario que llevaba el alias de Frozen, película en que cantan “y si hacemos un muñeco”… Y por si fueran poco, alias el Paisa de las Farc desaparece del mapa, mientras el paisa del uribismo se despacha en su Twitter con trinos tétricos en los que habla, con comillas, de buenos muertos: ¿ese es el nivel del debate? ¿Qué tipo de citas utiliza el expresidente? ¿“Y si hacemos un muñeco”?Pero así estamos. José Obdulio Gaviria y un señor que se hace llamar el Patriota se trenzan en una disputa de miedo, en la que uno de ellos teme ser el próximo muerto de la vendetta. Y JJ Rendón regresa a la escena colombiana para hacer campaña negra contra Petro. Conmigo le ha funcionado: ahora temo que por culpa de Petro nos volvamos como Venezuela, pese a que, igual de grave, por culpa de Uribe nos hayamos vuelto como Colombia.Puede leer: La "carta a mi sucesora" de TutinaFundido de nuevo, entonces, acudí a otra cita donde el psiquiatra que me está tratando, el doctor Restrepo. Para nadie es un secreto que ahora acudo a ayuda profesional. Alguna vez lo conté acá mismo. Mi vida es una tragedia.– #MeDaCulilloQue estas elecciones acaben conmigo, doctor –le confesé en el diván.– ¿Y qué le angustia?– Todo: desde que volvió JJ, que Petro gane las elecciones, por ejemplo.Y no mentía. Visualizar que Petro instaura la Presidencia Humana y repite el desastre administrativo de su paso por Bogotá, me produce taquicardia: imagino que los ministros renuncian a los dos meses con el pretexto de ayudarles a sus hijos a hacer tareas; que Daniel García– Peña deja la Secretaría General a través de una carta en que advierte que un déspota de izquierdas también es un déspota; que crean el Ministerio de Subsidios, la Alta Consejería de Promesas y la Oficina de Compras de Bienes Privados para que el presidente se inspire:¿Qué son esos potreros de allá, Hollman?– Es Incauca, jefe.– ¡Exprópiese!Y que el propio Petro, con una gorra con panel solar a través del cual carga la batería de su celular, hace uso de su imaginativa capacidad de gestión:– Usted, la chica de allá: ¿tú cómo te llamas?Le recomendamos: Sin Petro no hay paraíso– Yo soy turista: estoy haciendo el tour de Palacio.– Venga y trabajas como ministra de Energía: encárgate de recoger las basuras.Así es mi vida en estos momentos. Me entrego a ensoñaciones dramáticas. Me despierto con palpitaciones a las tres de la mañana y leo lo que Uribe escribe a esas horas…– ¿Y tiene pensamientos suicidas? –indagó el doctor Restrepo.– A veces imagino que soy testigo contra Uribe –reconocí.– ¿Y cómo es esa ensoñación?– Como siempre me han dicho que debo ser bueno en lo que hago, a veces sueño que muero, y que me exigen ser un buen muerto, y que Uribe publica algo al respecto de eso en su cuenta de Twitter.– ¿Se está tomando el calmante?– Sí, pero no me sirve para nada –confesé.Y es verdad. Desde que el candidato de Uribe se disparó en las encuestas, yo también pienso en dispararme: ¿regresará al poder el hombre del Ubérrimo con un listado de venganzas? Lo veo estrenando Crocs mientras instruye a su pupilo:– ¿Qué queda allá, presidente Duque?– La sede de Noticias Uno, Presidente Eterno.Puede leer: Un calmante para soportar elecciones– ¡Exprópiese!Nos llevarán a picar piedra al Ubérrimo. Nos vigilarán con unos amenazantes perros dóberman. Dormiremos en hileras de camarotes. Nos formarán para el rezo matutino, dirigido por Ordóñez. Como gran cosa, nos darán doble ración de comida cuando Uribe asuma como presidente del Senado, y postre para todos cuando instalen la megacorte con que reemplazarán las revocadas cortes de lo que alguna vez fue nuestro Estado de derecho.Pero en medio de esa miseria –supongo en un giro ilusionado– alguien hará un gesto que reivindique a la especie humana, que la rescate de su propia ignominia: una Patricia Lara que consiga regalar una flor, por medio del alambrado, a un desnutrido Gómez Méndez; un Matador que, para sobrellevar el encierro, le haga creer a su pequeño hijo que en realidad están viviendo un concurso; un compasivo terrateniente uribista que nos lleve a trabajar a su hacienda, y una vez en ella nos conceda la libertad. Pienso en un José Félix Lafourie. La historia podría ser llevada a la pantalla por Dago García.– ¿No será que exagera?– No, doctor: Uribe es capaz de cualquier cosa cuando regrese cargado de tigre…Qué elecciones, dios mío. Vargas Lleras pone a bailar a su hija en los debates; Fajardo suda únicamente por una axila; De la Calle bebe cerveza y café a borbotones. Y, mientras tanto, las elecciones se definen por los extremos, y mis insomnios son como las declaraciones del ministro de Defensa: prolongados e irracionales.– Redoblemos la dosis –me dijo el doctor– ; y queda prohibido oír radio o mirar noticias. Necesita descontaminarse.– Pero entonces, ¿qué hago? – le pregunté.– No sé –me dijo– ; mire canales infantiles.Y así fue. Regresé a la casa, y puse Disney Channel, y el plan funcionaba hasta que pusieron Frozen y sonó la melodía del muñeco: entonces quedé más desvelado que nunca.