El 2024 es un año de suma importancia para Estados Unidos, puesto que es un año electoral. Los resultados serán una radiografía que mostrará qué rumbo tomará el país. Mes a mes se están llevando a cabo elecciones primarias por Estado y en noviembre serán las generales.

Es un momento decisivo para la historia de los Estados Unidos, pues el Partido Demócrata se ha dedicado a llevar al país hacia el abismo. En el transcurso de estos cuatro años les han permitido la entrada a millones de inmigrantes ilegales; muchos de ellos ya cuentan con permisos de trabajo para por lo menos los próximos cinco años, lo que ha causado y seguirá ocasionando una problemática de magnitud enorme.

El país ahora es el encargado de la salud, educación y servicios para aquellos inmigrantes ilegales, lo que causa un desangramiento financiero. Los ciudadanos americanos están siendo obligados a competir laboralmente con inmigrantes ilegales cuya expectativa salarial es menor y realmente pone a los americanos que tienen el derecho de trabajar con buenas condiciones en su país en una desventaja enorme e injusta.

Peor aún, al no estudiar de manera extensa y a fondo el historial de cada persona que dejan entrar al país, muchos de ellos solo han llegado a robar, extorsionar y asesinar, haciendo al país cada vez más peligroso.

¿Desde cuándo un país tiene que dejar entrar a todos los individuos que provienen de otros países? Estados Unidos no es una organización caritativa y el presidente Joe Biden no es la madre Teresa de Calcuta como para estar abriéndoles la puerta a aquellos que huyen de sus países gracias a la mala administración de sus gobiernos.

Estados Unidos no puede ni debe encargarse de los desastres de otras administraciones a nivel mundial y si se quiere inmigrar, hay formas legales de hacerlo.

Durante los tres años que lleva esta administración, la inflación ha aumentado de manera considerable, lo que ha encarecido la vida de los ciudadanos, obligándolos a gastar cada vez menos, desmejorando así su calidad de vida y el crecimiento de la economía del país.

Estos dos puntos muestran una clara ineficiencia de este gobierno y deberían ser claves y determinantes para que los americanos tengan claridad de que el próximo presidente debe ser republicano.

Nosotros como colombianos debemos tener presente que el próximo mandatario estadounidense debe ser republicano, pues al ser de corriente de derecha, contraria a la del presidente Gustavo Petro, estaría vigilando muy de cerca a nuestro dirigente, verificando si sus decisiones son antidemocráticas o en contra de las libertades.

De ser este el caso, recibiría sanciones que lo obligarían a, como se dice vulgarmente, amarrarse el cinturón y a no llevar a cabo ideas desatinadas y poco democráticas que se le ocurren día a día para el país.

Para Israel y para todos aquellos que no secundan el terrorismo, el jefe de Estado debe ser republicano. Si bien es cierto que el mandatario Joe Biden ha apoyado a Israel en su guerra contra los terroristas sanguinarios de Hamás, es solo una estrategia política, ya que es un año de elecciones y debe mostrarse antiterrorista para obtener votos de aquellos que son pro-Israel y antiviolencia. Esta posición solo servirá para antes de las elecciones.

Además, existe un asunto mucho más transcendental y preocupante por parte de esta administración y es la posición blanda, permisiva y anticastigo hacia aquellos que han demostrado su afinidad con Hamás por medio de actos y manifestaciones violentas y antisemitas.

Es de suma importancia que el próximo dignatario tenga mano fuerte para que sepa frenar estos actos vandálicos con penas delictivas que impongan un precedente para la sociedad americana.

Un gobernante que expulse a todos aquellos provenientes de otros países que sean simpatizantes de Hamás y que ingresaron a la nación a destruirla promoviendo el terrorismo. Estados Unidos no tiene espacio para estos bárbaros ruinosos y perversos, haciendo énfasis en que si se apoya y patrocina la violencia de una organización se apoya a la de todas las organizaciones, pues la violencia y el terrorismo son iguales en todas partes.

Con el lema de “Lets make America great again” de Ronald Reagan para su campaña presidencial de 1980, el presidente debe ser republicano.

“América nunca será destruida desde el exterior. Si flaqueamos y perdemos nuestras libertades, será porque nos destruimos a nosotros mismos”, Abraham Lincoln.