“El laissez faire no significa: dejen que operen las desalmadas fuerzas mecánicas. Significa: dejen que cada individuo escoja cómo quiere cooperar en la división social del trabajo; dejen que los consumidores determinen cuáles empresarios deberían producir. Planificación significa: dejen que únicamente el gobierno escoja e imponga sus reglas a través del aparato de coerción y compulsión”.
Ludwig von Mises
Para el enorme desagrado de la izquierda continental, Milei está cumpliendo con su promesa de sanear la macroeconomía, bajar la inflación y estabilizar el dólar. Milei heredó un país con más del 2.000 % de inflación en 2023, un 40 % de pobreza, un déficit fiscal de cerca del 15 % del PBI, una deuda pública inmanejable, un banco central quebrado y una economía al borde del precipicio.
Para entender los logros de Milei, es oportuno acudir a dos metáforas: la primera es la de la ‘motosierra’. ¿Por qué la ‘motosierra’? Los gobiernos argentinos llevaban décadas gastando más de lo que recibían y para subsanar el desbalance entre los ingresos y los egresos, acudían sin recato a la impresión de billetes, la única alternativa viable, ya que en el exterior a Argentina nadie le prestaba dinero. Cuando llegó Milei al poder, su prioridad era disminuir el déficit fiscal, reventando el globo de la deuda a corto plazo. Según el economista Miguel Boggiano, desde el principio Milei blandió la ‘motosierra’ y arrasó con un tercio del gasto público en los primeros tres meses de su gobierno. Milei redujo el número de ministerios de 18 a ocho, eliminó subsidios a servicios básicos como la electricidad y el gas, y promovió recortes masivos en el gasto público. Con esta medida, Milei logró pasar de un déficit a un superávit, algo que Argentina sólo había logrado un par de veces en el último siglo. Para resolver la creciente deuda del Banco Central, cortando de un tajo la inflación que dicha deuda generaba, Milei acudió a otro aparato: la ‘licuadora’. Cuenta Boggiano que Milei “fue bajando la tasa de interés que pagaban los pasivos remunerados y además devaluó el peso, sincerando el tipo de cambio oficial que había quedado atrasado y llevándolo casi al mismo nivel que el tipo de cambio de mercado… Eso produjo un acomodamiento de precios relativos que significó un salto en la inflación, que fue superior a los intereses que pagaba por esa deuda. De esa forma, licuó los pasivos remunerados, dejándolos con tasas de interés reales negativas”.
Milei, por más que se molesten los zurdos, entra al final de su primer año de gobierno con adicionales logros, siendo uno de los principales el haber logrado disminuir el índice de Riesgo País en 47,8 % hasta situarlo por debajo de los 1.000 puntos. Los bonos de la deuda argentina también están en franca mejoría y se cotizan hoy entre 50 a 70 centavos de dólar desde un piso de 25 centavos al inicio del gobierno de Milei. El Fondo Monetario Internacional proyecta que la economía del país se contraerá un 3,5 % este año y crecerá un 5 % el año próximo. La inflación, que al inicio de su mandato superaba el 13 % mensual, se redujo a menos del 3 %. Adicionalmente, Milei desreguló el mercado aéreo y firma convenio de cielos abiertos con nueve países. Impulsa la privatización de aerolíneas argentinas. “O se privatiza o se cierra”, afirma el mandatario.
Como bien lo señala el columnista del diario El Comercio del Perú, Ian Vásquez, “el cambio que ha iniciado Milei no ha sido sólo económico y estructural, ha sido quizás, sobre todo, cultural. Milei ha fomentado un cambio de mentalidad que se aleja de los ideales socialistas y estatistas –que crearon la crisis argentina– y se acerca a los principios que premian la sociedad civil, la tolerancia, la igualdad ante la ley, la libertad y la responsabilidad del individuo”. Como afirmaba Milei, de ahora en adelante, en Argentina van a ser los individuos los que escojan y no el gobierno el que escoja e imponga sus reglas a través del aparato de coerción y compulsión.