Celebramos el 4 de abril (y me incluyo) el trabajo que activistas han hecho desde los 90 para sensibilizar sobre la necesidad de poner fin a las minas antipersonal en el mundo. Nunca antes se había logrado un tratado internacional construido por la voluntad sumada de ciudadanos y gobiernos. El tratado, que prohibió en 1997 las minas antipersonal, fue el primero y demostró que era posible poner fin a un arma con la participación de víctimas y ONG en su discusión. Los gobiernos hasta esa fecha, definieron solos cómo, y con qué armarse. Los ciudadanos no teníamos velas en ese entierro. Con el apoyo de pocos gobiernos al inicio, (Noruega, Canadá, Belgica) y multiples actividades de “diplomacia ciudadana” en los escenarios  de Naciones Unidas, se consiguió prohibir la fabricación y desarrollo tecnológico de minas antipersonal, la destrucción de los arsenales, la atención de las víctimas y comprometer la limpieza de las tierras contaminadas en todas los regiones del planeta donde mutilan y asesinan a animales, niños, niñas, jóvenes, miembros de fuerzas armadas, integrantes de grupos de actores armados no estatales, en fin, un arma que mata, hiere y mutila sin discriminación alguna. En Colombia, avanzamos mucho en la superación del problema hasta 2017 luego de años de dolor. 2018 nos alerta de nuevo por un incremento del 300% en el número de víctimas de minas y remanentes explosivos de guerra. (de 57 en el 2017, a 178 en el 2018). En 2019 La persistencia del conflicto armado con el ELN al igual que la agresividad de actores armados no estatales como las bandas de Los Caparrapos, el Clan del Golfo, y las disidencias de las Farc incrementan los riesgos para las comunidades en zonas de Córdoba, Cauca, Arauca, Nariño, Catatumbo, Bajo Cauca Antioqueño, Guaviare, Meta, Chocó y Sur de Bolívar. Ello nos exige mayor actividad y eficiencia para enfrentar el reto. Por no lograr control institucional sobre áreas de estos territorios es que se afirma que Colombia no cumplirá su meta de limpiar a Colombia de minas para 2021. Organizaciones de víctimas, universidades, ONG, autoridades locales y nacionales el 4 de abril pasado reconocimos y celebramos avances conseguidos al tiempo que reclamamos que se avance de manera cierta y que ojalá, 2025 sea una meta posible. El presidente Iván Duque, adelantó un acto en Icononzo Tolima, mostrando avances conseguidos a lo largo de 20 años con el apoyo de la cooperación internacional, los operadores civiles de desminado humanitario y la Brigada adscrita al ministerio de defensa. Esos avances han sido posibles por el clima de seguridad existente inmediatamente luego del acuerdo de paz en zonas de departamentos como el Caquetá, Putumayo, Meta, Antioquia, Cauca, Huila entre otras es responsabilidad del gobierno y de todos los actores no ponerlos en riesgo. No debemos retornar al pasado. La Campaña Colombiana Contra las Minas CCCM que está cumpliendo 20 años de existencia en este 2019, celebró adelantando con la universidad Jorge Tadeo Lozano un foro internacional, que promueve el desarme humanitario en las Américas y en Colombia como viene haciéndolo desde 1999. En esta ocasión, con expertos nacionales y con Roser Martínez, especialista en armas y educadora de la Universidad de Barcelona (UAB), discutimos sobre la inconveniencia de las armas autónomas letales más conocidas como “Robots Asesinos”. Junto a ONG de diferentes regiones del planeta, la CCCM, promueve la campaña STOP KILLER ROBOTS para que se produzca un acuerdo internacional de prohibición global al desarrollo de armas autónomas que involucran inteligencia artificial IA. Este debate involucra y traspasa fronteras éticas, sociológicas al tiempo que advierte retos no asumidos previamente por la sociedad humana. En relación con las minas antipersonal, conocemos de sus riesgos, tenemos políticas públicas definidas nacional y globalmente. Todo esto lo hemos logrado y superaremos la amenaza. Frente al advenimiento de los desarrollos de la IA en armamento, es exigible que ningún gobierno, ningún estado, pueda desarrollar, comercializar, poseer y utilizar armas robóticas que por sí mismas escojan los blancos, y definan matar o no mata de manera autónoma. No es aceptable bajo ninguna consideración Ese es el debate en que nos adentramos desde lo ético. No es de película. Es de futuro y para ello nos debemos preparar. El desarme humanitario, tarea que adelantamos desde hace 20 años, sigue vigente y plantea nuevos escenarios. De allí la invitación a la sociedad, en especial a la academia y al gobierno a asumirlos responsablemente. Adenda 1: Los hechos del Cauca no se resuelven con visiones blanco y negro. Para enriquecer el debate sobre la minga indígena, añadir contexto sobre el conflicto en el norte de este departamento, recomiendo ver este documental Adenda 2: El triunfo en Cámara de representantes en la defensa de la JEP es un aliciente para quienes creemos en que la defensa del acuerdo de paz es una tarea no partidista. Reconocimiento a todos los congresistas que negaron las objeciones propuestas. Adenda 3: En el día de las víctimas se entregará el informe del Nororiente del país sobre víctimas civiles de minas antipersonal, a la Jurisdicción especial para la paz. Se defiende la paz cuando se fortalece el trabajo de la JEP. @alvarojimenezmi *Álvaro Jiménez es director de la Campaña Colombiana Contra Minas antipersonal CCCM