La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, escribió que el Plan de Acción de Colombia para detener la pérdida de biodiversidad, que presentará en la COP16, perseguirá el “uso sostenible” de “5 millones de hectáreas en modelos productivos”; “dinamizará las economías territoriales”, que aportarán “3 % del PIB”, con “modelos de economía de la biodiversidad” e “innovación tecnológica” y generarán “medio millón de empleos” (El Tiempo, 15/9/24). Dos semanas después, ratificó que “la naturaleza” será “motor de la economía” (El Tiempo, 29/9/24).
De forma velada abre el mercado –por no decir bazar– de recursos naturales hídricos, de flora y de fauna y coincide con el lenguaje rebuscado de la petrolera Shell para hacer negocios: “aprovechamiento responsable”, “niveles de bienestar social”, “modelos conscientes de desarrollo”, “acciones socialmente responsables”, etc. (https://www.shell.com.co/sostenibilidad.html).
Menciono Shell porque Muhamad fue su becaria y consultora en temas ambientales durante cinco años y, dada la evidente sintonía conceptual, puede preguntarse ¿sí aplicará para la biodiversidad el ideario de “negocios amables” que ella misma diseñó o sí habrá una línea distinta, inspirada en el bien general y el interés público? No está claro (https://www.minambiente.gov.co/funcionario/maria-susana-muhamad-gonzalez/).
Dos miembros de la Junta Directiva de Ecopetrol, Mónica de Greiff y Gonzalo Hernández, también tienen comprometedores vínculos e intereses cruzados para ejercer sus funciones. Son reconocidos vicarios del expresidente Ernesto Samper y aguantaron remezones como la salida de Cano, Kattan, Echavarría y Zuleta, y el ingreso de Ángela Robledo, García Realpe, Palma y Tatiana Roa. Hernández fue viceministro de Hacienda de Ocampo y representa al Grupo Bicentenario en la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN).
Fue sorprendente cuando, al consultar el board (junta directiva) de Aris Mining Corporation, basada en Toronto, la doctora De Greiff y Hernández tienen silla propia y es más asombroso cuando, al dar clic sobre sus nombres, la primera se acredita como vicepresidenta y Hernández como directivo independiente en Ecopetrol S. A.
(https://www.marketscreener.com/quote/stock/ARIS-MINING-CORPORATION-42378661/company/)
¿Qué hay de malo? Examinemos la composición accionaria de Aris Mining Corp. Su socio mayoritario es Mubadala Investment Co., definido como “inversor soberano que gestiona una cartera diversa de activos en los Emiratos Árabes Unidos y en el extranjero” (https://www.mubadala.com/).
Entre esos activos se halla Mubadala Energy, compañía cuya “estrategia para el futuro está centrada en expandirnos a lo largo de la cadena de valor del gas y a nuevos sectores energéticos” (https://mubadalaenergy.com/).
¿No encontraron De Greiff y Hernández, ni su expresidente patrocinador, ni el presidente Petro, que los propuso en la plancha única en la asamblea de accionistas, un conflicto de intereses que aflora apenas con consultar Internet? Inexplicable, y menos si se agrega Masdar, propiedad de Abu Dhabi National Oil Company, Abu Dhabi National Energy Company PJSC (TAQA) y Mubadala Investment.
Aris Mining Corp. tiene operaciones extractivistas en Colombia con tres minas de oro de socavón o subterráneas. La de Segovia-Remedios, en Antioquia, de la que extrae más de 200.000 onzas al año en cuatro frentes, con títulos en 5.334 hectáreas. La de Marmato, en Caldas, mediante una filial registrada en Panamá, en expansión que explotaría 162.000 onzas anuales por 20 años, de la que espera una exorbitante tasa interna de retorno del 30 por ciento. Además, participa junto a Mubadala en una alianza de yo con yo, del proyecto aurífero Soto Norte de Minesa en California (Santander), que ronda a Santurbán.
Una perla. El nombramiento de Luis Miguel Merlano Hoyos como embajador en Emiratos. Proviene de una acaudalada familia sincelejana con sociedades con árabes, según informa Las2Orillas, y da indicios de los intereses del Gobierno Petro en esa relación, que incluye un TLC, negociado en 2023 y firmado en abril de 2024. El oro será el primer género de exportación, por lo que –quizás como sarcasmo– se anuncia “inversión extranjera sostenible” (Umaña, 18/4/24).
Los negocios de Emiratos se han abierto paso con los tres últimos presidentes a través de donaciones para la paz, de suministros en la pandemia y ahora con un hospital para La Guajira. Se ampliaron a los alimentos –de los que importa el 85 por ciento– con la compra de Nutresa, a convenios en inteligencia artificial y a la reciente actividad de su línea aérea, todos protegidos por el TLC. Petro invoca al sultán a “juntarse más”, tanto que debe indagarse si lo de Hernández y De Greiff es “a sus espaldas”, al estilo Samper. Dios los cría…