Lamentable que un jefe de Estado considere verdugo a la Justicia. Y que pida a su hijo que guarde silencio, que le advierta que contar la verdad es una manera de humillarse. Podría agregar que lo ideal para el gobierno del cambio es practicar la incoherencia en todo momento.

Por eso estos días, a modo de escudo, vuelven a sostener la falacia de que Duque se robó la presidencia con la ayuda del Ñeñe Hernández. Olvidan un trino de Petro que podrían aplicarle: 

“El consejo de Estado afirmó en sentencia que un solo voto a través del fraude anula la elección. En 2018 hubo centenares de miles de votos comprados en la elección presidencial y la fuente del dinero para comprar votos fue el narcotráfico”, escribió un dolido Gustavo Petro porque Duque le barrió en las elecciones pasadas. “Mandaron al Ñeñe Hernández a comprar con sus dineros sucios los votos de La Guajira. La orden la dio Uribe. ¿Aún dudas que tenemos un presidente que ganó con trampas?”, mintió de nuevo.

En 2018, en La Guajira, en la primera vuelta, Petro obtuvo 85.149 votos y Duque, 76.137. Para la segunda vuelta, Cambio Radical, Liberales y La U respaldaron al candidato del Centro Democrático. Duque solo subió a 106.328 votos y Petro, a 103.271.

Al margen del absurdo de pensar que el raquítico caudal electoral de La Guajira puede voltear un resultado nacional, la diferencia es que aquella acusación estaba basada en unas conversaciones telefónicas entre el Ñeñe y una funcionaria de Uribe, pero nunca probaron nada de la plata.  

Ahora, sin embargo, ha sido el primogénito del presidente, su candidato a la Gobernación del Atlántico, persona de su máxima confianza, la que acusa de financiación ilegal y entrada de dineros calientes a la campaña presidencial. No podrán decir que se trata de una trama de SEMANA para dañar al supuesto impoluto gobierno del cambio. Ni una conspiración de la oligarquía, empeñada en cerrarle el paso por ser exguerrillero y tener una vicepresidente afro.

Además, ya lo había anticipado Armando Benedetti, otro miembro de su círculo íntimo. Aunque al exembajador no le interese colaborar con la Justicia y será difícil probar la llegada de los 15.000 millones que mencionó en su encendida conversación con Laura Sarabia, es un secreto a voces que hubo platas no reportadas y de oscura procedencia en la región Caribe.

¿Acaso creen que en Montelíbano, por ejemplo, consideran al clan Calle la encarnación de la honestidad cordobesa y no decepciona verlos subir tan alto con el petrismo? El periodista Rafael Moreno, dedicado a destapar ollas podridas en su región natal, debe estar revolcándose en su tumba ante el apoyo de Casa Nariño que recibe una familia política que él tenía en la mira antes de que lo asesinaran. 

Tampoco vengan con el cuento de que el entonces candidato Petro y su entorno no sabía nada de lo que cocinaban Benedetti y Nicolás, que la plata nacía silvestre en la costa, que todos los eventos públicos salían gratis ¿Ni siquiera sospechaba Ricardo Roa, el flamante presidente de Ecopetrol?

Al margen de que no es bueno ni para Petro aparecer en las páginas de medio mundo con titulares alusivos a la corrupción presidencial, resulta inquietante que preciso el día que Nicolás anunciaba que prendería el ventilador, el jefe de Estado revelara la terna del próximo fiscal. Alguien podría concluir que se trató de un mensaje directo a Nicolás, algo así como: fresco, no hace falta confesar, puede mantener la boca cerrada como Armandito. El caso se alargará muchos meses y ya no estará Barbosa en el búnker. Habrá fiscal cercano al Gobierno y embolatará el proceso.    

Y aunque fuese elegida una profesional independiente, no olvidemos que Samper siguió aferrado al poder pese a la financiación del cartel de Cali y que Santos no pagó nada por los fondos que recibió su campaña de Odebrecht. A Petro, por tanto, le resultará igual de fácil afirmar que todo sucedió a sus espaldas.Lo rescatable sería que la Justicia pusiera el foco en Alfonso ‘el Turco’ Hilsaca. Si bien en el país resulta más conocido el llamado Hombre Marlboro, que aspira a la alcaldía de Maicao, es mucho más peligroso y siniestro el contratista mencionado, un maestro en eludir a la Justicia. Según Day y Nicolás, aportó varias decenas de millones que entregó en efectivo su hijo Gabriel, un simple títere en manos de su papá, el cerebro de los negocios sigue siendo el Turco. 

Sería un sueño que la destapada de Nicolás Petro impulsara los procesos de ese sujeto, acusado en su día incluso de mandar matar a cuatro prostitutas en Cartagena.

A pesar de sus acciones delincuenciales, hay que agradecer el arrepentimiento del hijo ninguneado por Petro-presidente y su granito de arena para hacer lo que su papá prometió y no cumplirá nunca: contar verdades y empezar a limpiar la política de tanta corrupción.