Escuché el pasado miércoles el programa Hora 20, en Caracol, sobre el resultado de las elecciones en Estados Unidos. Increíble que en Colombia se pudiera dar una radiografía tan clara de lo que pasó en esa elección, por qué ganó Trump y por qué perdió Kamala Harris.

No fue la profundidad en el análisis la que me mostró por qué se dio ese resultado, quizás con la excepción de uno de los panelistas. Fue más la discusión y la manera de hacer preguntas sobre el tema, que desnudó la agenda política de los periodistas y su desconexión con la realidad que vivían los americanos, lo que les impidió ver lo que se venía como un tren en un túnel.

La directora del programa trató de ocultar su sesgo por Trump, pero no pudo matizar de ninguna manera sus adjetivos para describirlo. Obviamente, este esquema mental oscureció su capacidad de ver de manera desapasionada lo que estaba pasando, lo que pasó y lo que va a pasar. Lo cierto es que la directora no está sola, guardando las proporciones. Lo mismo les pasó a los grandes medios de registro en Estados Unidos, como el New York Times, el Washington Post, CNN y NPR, entre otros, que no entendieron lo que estaba pasando con la administración Biden y fueron cómplices al ocultar información al inicio con el computador del hijo y al final con la senilidad del presidente.

También hay que ser claros en que fueron cómplices con Kamala Harris, pues se convirtieron en porristas de la candidata por su odio expreso a Trump, no la cuestionaron, no vieron sus defectos y no visualizaron lo mala candidata que era, ni siquiera cuando Barack Obama se lanzó de frente a la campaña y pidió a los compatriotas de su misma raza que no votaran por Trump. Yo ahí mismo me di cuenta de que Trump iba a ganar.

La directora de Hora 20 utilizó un texto del New York Times en el que no se daban golpes de pecho frente al resultado de las elecciones y así aprender de las equivocaciones que los llevaron a esa derrota. Al contrario, decían que el resultado era porque Kamala era negra, era mujer y que, por ende, Estados Unidos, además de ser un país racista y sexista por elegir a Trump, era un país misógino. No les bastó acusarlo de nazi, entre otras cosas, para pretender hoy que son periodistas independientes e imparciales.

Al contrario de este texto, que se repite decenas de veces en columnistas y opinadores en estos medios, leí una columna del único columnista conservador del New York Times que explica con mucho criterio qué pasó. Es más, afirmó haber votado por Kamala Harris, pero ello no le impidió ver lo que periodistas y opinadores supuestamente serios no vieron y aún hoy no quieren ver. Bret Stephens dijo primero que los demócratas perdieron por “la amplia incapacidad de los liberales para comprender el atractivo político de Trump, excepto en términos que halaguen sus creencias” y luego dio tres razones para ese resultado: “Primero, la convicción entre muchos liberales de que las cosas estaban bastante bien, si no francamente geniales, en los Estados Unidos de Biden, y que cualquiera que no pensara de esa manera era un desinformador de derechas o un incauto. En segundo lugar, la negativa a ver cuán profundamente desagradable se ha vuelto gran parte del liberalismo moderno para gran parte de Estados Unidos. En tercer lugar, la insistencia en que la única forma apropiada de política cuando se trata de Trump es la política de Resistencia con R mayúscula”.

El fracaso de estos medios en todo el mundo, por cierto, tiene como contraparte el éxito de las redes sociales para enterar a la gente de lo que pasa en un país y en unas elecciones. El gran ganador de estas elecciones, además de Trump, fue Elon Musk y su política de libertad de información, hoy tan cuestionada por esa izquierda liberal, cuyo exponente principal en el continente es el juez brasileño Alexandre de Moraes.

¿Y Colombia qué puede aprender del triunfo de Donald Trump, además de creer cada vez menos en sus medios tradicionales? La oposición en Colombia hoy se parece cada vez más a los demócratas. Creen que la única manera de ganarle a Petro es atacándolo y por eso él sigue con ese 30 por ciento de apoyo.

En esta columna he escrito varias veces que es necesario que conozcamos con mucho detalle ese apoyo que Petro hoy tiene. Ese electorado se parece al de Trump, con un descontento que no entendemos y no sabremos como contrarrestar si no lo estudiamos, lo interiorizamos y lo transformamos con propuestas serias, realistas y que le lleguen a ese ciudadano. Escuché el otro día que, en una encuesta con petristas duros y blandos, los blandos contestaban que si la alternativa en 2026 era similar al pasado volverían a votar por Petro o quien él dijera.

¿Vamos a aprender de esta lección? Nuestros empresarios deben ser los primeros en ver, entender, escuchar y proceder. La elección de 2026 va a ser muy distinta. Trump nos lo demostró. Y, para los ciudadanos, menos Caracol y más redes sociales para informarse. Qué triste decir esto, más cuando mi vida y mi amor ha sido el periodismo.