Para sanar debes atravesar el dolor y sentirlo, pero no quedarte atrapado en él, ¿cómo aprender a ver la belleza a pesar de la tragedia?
Desde que naces hasta que partes de este mundo estás llamado a realizar tu tarea espiritual, la cual consiste en aceptar cada una de las situaciones que te arroja la vida, para interpretarlas y vivirlas como maestras espirituales.
“A tejer con hebras de vidas rotas”, es lo que nos enseña Viktor Frankl en su obra El hombre en busca de sentido, cuando se sintió preso en los campos de concentración que vivía una existencia desnuda, en ocasiones carente de sentido.
¿Cómo pudo resistir tanta crueldad desalmada, como pudo perderlo todo y a todos, quienes le daban sentido a su vida?
¿Cómo pudo aceptar que la vida así en medio de la indigencia emocional y material fuera digna de ser vivida?
“Debemos aprender por nosotros mismos y enseñar a los hombres desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros”, es una de sus reflexiones más profundas.
La sabiduría no es más que dolor curado, por eso no podremos convertirnos en personas espiritualmente evolucionadas sino nos atrevemos a excavar en nuestro interior para encontrar aquellas heridas que nos intentan convertir en victimas crónicas, presas de la queja y la insatisfacción perpetua.
Hace poco me invito el Cónsul de mi país en Madrid a dar un taller de sanación y restauración emocional en la Embajada de Colombia, para trabajar con la población emocionalmente vulnerable.
Específicamente las familias de aquellos que se encuentran privados de su libertad, quienes por épocas de Navidad pasan por momentos de profundo vacío y soledad.
Estructurando este encuentro espiritual para estas almas adoloridas, lo primero que pensé fue: “hay tantas maneras de perder la libertad y hay libertades que nos hacen presos”
Edith Eger, en su obra La bailarina de Auschwitz, nos invita a perdonar como un regalo que nos damos para liberar el alma, Frankl siendo también prisionero nos enseña que todo puede sernos arrebatado, menos la última de las libertades humanas, la libertad de elegir la actitud con la que enfrentamos el sufrimiento y aquello que no podemos cambiar.
¿Qué es aquello que te hace preso hoy?
Para muchos, la cárcel es emocional, pues no se han atrevido a romper las cadenas invisibles de las cuales ellos mismos se han hecho presos.
Por eso lo importante no es lo que te pasa, sino lo que haces con eso que te pasa.
Si puedes atravesar el dolor, sin odiar, estas listo para ayudar a otros a sanar.
Hoy te invito a reflexionar por un instante en aquello que te aflige, aquello que te preocupa y que no puedes cambiar, piensa que muchas veces tu problema radica en no mantenerte fiel a los mandatos de tu corazón, los cuales te piden que honres tus valores.
La mayoría de nuestros problemas nacen de la frustración que nos produce el que nuestras expectativas no se nos cumplan, es decir, si tu pareja no se comporta como tu quisieras, si no te ama como lo soñaste, si no comparte tus ideales.
Nos vinculamos con nuestros hijos pensando que son de nuestra propiedad y que, si se nos dio la tarea de formarlos, educarlos y guiarlos en el camino de la vida, deberían ser y vivir a nuestra imagen y semejanza, sin embargo, cuando ellos toman caminos, acciones y decisiones antagónicamente opuestas a aquellas que tenemos en nuestras expectativas, nos crea otro problema.
Tengo una amiga que, como todos conocemos a alguien así, es adicta al sufrimiento, desde hace mas de una década, cada vez que la llamo anticipo su respuesta, después de saludarla con un “¿cómo estas querida?”.
Un memorial de agravios sale como una ráfaga desde su boca a investir e intoxicar al mundo que la rodea.
Ella pone sus ojos y su corazón exclusivamente en aquello que no cumple sus deseos, ella se encadena a todo aquello que interpreta como negativo, frustrante, desesperante y de este modo se ha acostumbrado a vivir emocionalmente desbordada por la comedia trágica en la que vive.
¿Tu felicidad entonces depende de lo que los demás hagan o te hagan?
¿De qué depende tu felicidad? ¿Esta puesta fuera de ti?
¡Búscala dentro de ti y atesórala pues ahí nadie puede arrebatar tela!
Hoy conocí a un hombre realmente heroico, Juan Palomo es un ser a quien la vida le lanzo una pregunta existencial muy poderosa:
¿Qué vas a hacer con esto que te pasa?
En su adolescencia, mientras jugada con sus amigos, se quedó ciego de repente, tras todo tipo de exámenes, fue diagnosticado con síndrome de Leber, una atrofia del nervio óptico de origen hereditario.
Sus padres, ante esta difícil situación, decidieron internarlo en un centro educativo especializado, en el que tuvo que aprender a vivir de un modo totalmente diferente, enfrentándose a su miedo, a su frustración e impotencia.
Fue entonces cuando la poderosa fuerza de su espíritu guerrero lo sostuvo y lo acompaño para darle a la vida, la respuesta que le formulaba.
En lugar de sentarse a llorar eternamente, renunció a su posición de victima paralizada y decidió convertirse en un gran atleta, participó en el campeonato de Europa para invidentes y gano 4 medallas de oro, logro que, con éxito, lo condujo a las Paralimpiadas de Atlanta.
Con su valentía y su talante, decidió convertir su tragedia en una victoria personal.
Juan, una fuerza imparable de la naturaleza humana, se radicó en Madrid en donde con gran mérito, tenacidad y esfuerzo curso la carrera de fisioterapia, para convertirse en un gran profesional quiromasajista, osteópata y fisioterapeuta. Se casó y tiene una hermosa hija.
Solo cuando eres capaz de atravesar el dolor sin odiar y sin resentir, estarás listo para ayudar a otros a sanar.
Cada vez que llego al consultorio de Juan, siento un fuerte dolor en las articulaciones de mis dedos y en mis brazos, que son como corrientazos que suben hasta mi nuca deslizándose por mi cuello hasta mis hombros, este es el reconocido síndrome del escritor y así como yo escribo para que mis reflexiones sanen almas, Juan con sus manos sanadoras tiene una gran sensibilidad para curar cuerpos cansados y adoloridos.
Cada uno de nosotros está llamado a darle su mejor respuesta a las preguntas que le hace la vida, ¿qué vas a hacer con eso que te pasó? Pues lo importante no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con eso que nos pasa…
Como dice Viktor Frankl, podemos ser tejedores de vidas rotas, que al entrelazarse poco a poco vamos construyendo un tejido humano resistente al dolor, a la adversidad y a la muerte de las ilusiones.
Y tú, ¿qué vas a hacer con eso que te pasa?