Los pasajes son espacios urbanos que no solo conectan lugares, sino también personas y culturas. Muchos de ellos se han convertido en íconos de las ciudades que los albergan, como el Pasaje Pommeraye en Nantes, Francia, o el Pasaje de Lodares en España. Estos pasajes no solo ofrecen una vía de circulación peatonal, sino también una experiencia histórica y cultural que enriquece la vida urbana.
En Bogotá, la capital colombiana, existen también pasajes emblemáticos que reflejan la identidad y la memoria de la ciudad. En La Candelaria, los pasajes se abrieron camino a finales del siglo XIX como pequeños mundos interiores que facilitaban el tránsito entre las manzanas de una ciudad densamente poblada, sin grandes avenidas ni coches, y comprendida entre los ríos San Francisco y San Agustín.
Algunos de los pasajes que reconocemos con mayor facilidad por su valor patrimonial para la ciudad y por su vigencia son el Pasaje Hernández, famoso por sus sastrerías, y el Pasaje Rivas, por sus artesanías. Precisamente en La Candelaria, un eje peatonal acaba de cambiar su denominación a Pasaje Universidad del Rosario, gracias al proyecto de acuerdo 587 de 2023, presentado por el concejal Álvaro Acevedo y respaldado por la Comisión Primera del Plan de Ordenamiento Territorial.
Se trata del tramo de la calle 12c entre las carreras sexta y séptima, que, al igual que el claustro de la Universidad del Rosario, ha sido testigo del progreso de capital del país. En diferentes momentos de la historia bogotana, las calles que rodean al Colegio Mayor han recibido su nombre por el claustro, edificio emblemático para la geografía de la ciudad desde el siglo XVII y declarado monumento nacional en 1975. Nombres como el de la Calle del Colegio del Rosario, actual carrera 6.ª, y la Calle de la Portería, actual calle 12c, que datan de la época colonial, tuvieron relación directa con la institución.
Hoy, más de dos siglos después y durante la celebración de sus primeros 370 años de fundación, la Universidad del Rosario es homenajeada por el Concejo de Bogotá con esta denominación, símbolo de su pertenencia a un espacio histórico de la ciudad que le ha permitido expandir sus horizontes académicos e investigativos. Con este reconocimiento, el Concejo resalta “la labor realizada por la Universidad del Rosario en la formación de capital humano avanzado, la creación de conocimiento y la generación de profesionales que aportan sus estudios a nuestra sociedad bogotana, en pro de la equidad y el desarrollo territorial”.
El nuevo Pasaje Universidad del Rosario es parte de un importante eje peatonal del corazón histórico de la ciudad, que conecta la Plaza de la Concordia con la Plazoleta del Rosario y luego desciende hacia la carrera Séptima. Se encuentra en las inmediaciones del Chorro de Quevedo, espacio fundacional de Bogotá, y transitarlo es viajar a través de nuestra historia.
Su recorrido también permite apreciar la riqueza arquitectónica de la Universidad del Rosario, pasando por el claustro del periodo colonial; el edificio Santa Fé, construido en la primera mitad del siglo XX (años 30), obra de la firma Casanovas y Mannheim; y las torres 1 y 2, ejemplares de la arquitectura moderna de la segunda mitad del siglo XX (años 70), diseñadas por la firma Obregón y Valenzuela. Es además uno de los pocos lugares de la ciudad que combina calles curvadas y calles regulares.
Así, el Pasaje Universidad del Rosario constituye un espacio de encuentro entre la tradición y la innovación, entre el pasado y el presente, entre la academia y la ciudadanía. Es un pasaje que honra el legado de una institución que ha contribuido al desarrollo científico, social y cultural del país durante más de tres siglos, y que emprende un proceso de renovación urbana para continuar aportando al bien común.