En el ámbito internacional existe un ambiente de confusión generalizado difícil de explicar. No solamente por las guerras con posibilidades de que se transformen en confrontaciones nucleares, sino también por una serie de angustiantes conflictos como el de los rebeldes hutíes en Yemen y otros en África, que ya ni siquiera se mencionan.

Esa confusión existe también en varios países, incluyendo a Estados Unidos, a Venezuela y a Colombia.

Con los triunfos en las primarias del Partido Republicano en Iowa y New Hampshire y la renuncia de DeSantis a su precandidatura, comienza a abrirse lentamente el campo de Donald Trump como candidato del Partido Republicano. Si a eso se suma el resultado de las prematuras encuestas que se están realizando para la Presidencia, Trump ganaría por un notable margen a Biden, en el caso de que las elecciones fueran ahora. Nadie lo hubiera imaginado.

Sin entrar a mayores especulaciones, parecería que el manejo de la política exterior es uno de los elementos determinantes para explicar el caso de Trump. Sin embargo, los dos partidos han estado de acuerdo con la política de Biden respecto a la guerra entre Rusia y Ucrania.

De igual manera, ha habido un respaldo generalizado al apoyo a Israel en la guerra con Hamás. Sin embargo, han surgido voces que lo consideran excesivo y lo critican. No obstante, son evidentes las diferencias de la administración con el gobierno de Netanyahu, no solo sobre las operaciones que se están llevando a cabo, sino sobre el posconflicto, en el que Estados Unidos exige que finalmente sea realidad la existencia del Estado palestino.

Otros critican la “benevolente” actitud con el régimen venezolano. No obstante, esta semana aparece Maduro denunciando “cinco intentos de golpe de Estado” realizados durante el año pasado, incluyendo un complot para asesinarlo. Con la participación, según él, de la CIA y la DEA como si estuviéramos en la Guerra Fría, con una tibia negativa del Gobierno norteamericano. Si llegara a ser verdad la denuncia, resultaría contradictorio que se le haga a Biden el cargo de flexibilidad con el Gobierno venezolano. Veremos también qué sucede con María Corina Machado.

De todas maneras, resulta muy extraño que Maduro haya hecho la denuncia ahora y “en paquete” y aproveche para arrestar a 32 militares, desde generales hasta soldados, y además a un grupo de opositores que incluyen periodistas y defensores de los derechos humanos. ¿Qué pretenderá ahora el sucesor de Bolívar?

En Colombia se está dando algo muy peculiar: los pronunciamientos cotidianos, contradictorios, y en muchos casos falsos, de altos funcionarios sobre diferentes temas.

Hasta el punto que algunos repasan afanosamente la historia para repetir la famosa frase de Rafael Núñez: “¡Oh, confusión! ¡Oh, caos!”.