Las narrativas fáciles, sin mayor seso, son en muchos casos las que triunfan, creando diálogos y formas de pensar que resultan sorprendentes. La semana pasada sucedió algo que pareciera inverosímil. Una actriz porno, de la noche a la mañana, así sin más, se convirtió en el reemplazo de David Ricardo y de Adam Smith, este último, padre de la economía.
Sin importar lo que digan cientos de libros, documentos y papers académicos, la ideóloga Esperanza Gómez, lanzó una nueva teoría, superior a las expuestas por Paul Krugman o Keynes, más innovadora y descrestante que cualquier otra antes conocida.
La argumentación de nuestra Ph.D. impacto a las masas, al punto de convertirse en tendencia en Twitter. Según ella, la guerra entre Rusia y Ucrania sería la responsable de la subida del dólar en Colombia, siendo este el único factor determinante. Putin y Zelenski serían los responsables.
De manera inmediata, su nueva tesis se volvió viral. Miles de mujeres y hombres se autodenominaron seguidores de Esperanza, pues consideraban maravillosas sus posturas. Lo cierto es que una vez más, en redes sociales y medios de comunicación, se difundió una noticia falsa, ya que, al parecer, es muy fácil engañar a millones de colombianos.
Lo preocupante en este caso es que la capacidad de análisis de aquellos que replicaron las palabras de Gómez se reduce a la argumentación de una persona que lo más cercano que ha podido estar de una biblioteca es el haber hecho una película porno en una, o ir de paseo por la Candelaria y toparse de casualidad con la biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá.
De acuerdo con J.P Morgan, una de las entidades más serias en materia financiera del mundo, los pronunciamientos de Gustavo Petro generan zozobra en los mercados, lo cual ha incidido directamente en el precio del dólar. En este mismo sentido, Fitch, una de las calificadoras con mejor reputación del planeta, manifestó que no creía que Colombia recuperara su grado de inversión, y qué, de hecho, los trinos de Petro no ayudaban.
A pesar de su seriedad y peso en materia económica y financiera, los pronunciamientos de J.P Morgan y de Fitch no se hicieron virales, como sí lo hizo el video de la señora Gómez en medios de comunicación y redes sociales. Tampoco se creó un movimiento pro J.P Morgan o Fitch, ni nada que se le parezca.
Este tipo de fenómenos podrían pasar desapercibidos si no fuera porque para la reforma tributaria aplicaron tácticas similares con el fin de desinformar a la gente y convencerla de que esa reforma solo afectaría a los más ricos, cuando a los que más afecta es a los ciudadanos de a pie. El empresariado salió muy lastimado de la tributaria, pero mucho más las personas del común.
Ahora el país está ad portas de varias reformas importantes, entre ellas, la pensional. El ahorro que millones de colombianos hemos edificado por años fruto de nuestro trabajo está a punto de perderse como consecuencia de la propuesta del Gobierno en esta materia.
Adicionalmente, las señales que se envían a los mercados con reformas como la pensional son peligrosas, afectando enormemente no solo a los colombianos que actualmente cotizamos pensión, sino a todos los colombianos.
Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) son uno de los principales motores de la economía, siendo la tercera industria en la administración de activos y los mayores tenedores de títulos de deuda pública. Asimismo, son las principales inversionistas institucionales. Las AFP manejan recursos por el orden de los 358 billones, lo cual representa el 35 % del PIB de Colombia.
Debemos empezar a tener conversaciones serias, sobre temas como el pensional, el cual es definitivo no solo para los colombianos que quieran acceder a una pensión en el futuro, sino para toda la ciudadanía, pues las finanzas de la nación se verán dramáticamente afectadas de no manejarse adecuadamente esta problemática. La reforma pensional no es cualquier cosa y todos los colombianos debemos tenerlo claro.
La agenda de las bodegas y de aquellos que las auspician se centran en temáticas como la asistencia o inasistencia de personajes de la farándula al mundial, o de declaraciones de actrices como Esperanza Gómez o Margarita Rosa de Francisco.
Colombia atraviesa por un momento clave y definitivo de su historia patria. El permitir la “expropiación” de nuestro ahorro pensional es solo el principio de una debacle que implicará que el país deje de ser una economía emergente, a quedar sumidos y clasificados como un país del tercer mundo. Si la idea es decrecer, como lo advirtió la ministra Irene Vélez, la agenda la están cumpliendo a cabalidad, pues desde que Petro es presidente los colombianos somos mucho más pobres y el país está decreciendo.
Debemos estar listos. Hay que luchar contra la desinformación. No a la reforma pensional.