Son dos, en mi opinión, los mensajes fundamentales tanto del presidente Petro como de la ministra de Medio Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, el pasado 20 de octubre, en la sesión de instalación de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre biodiversidad (COP16), realizada en la ciudad de Cali y en la cual estuvieron presentes delegados de 196 países, incluyendo una importante delegación colombiana de pueblos indígenas, de comunidades afrodescendientes, de jóvenes, de empresarios, de centros académicos, científicos y culturales, además de varias autoridades departamentales y municipales, entre ellas la gobernadora del Valle del Cauca, la del Chocó, el gobernador de Nariño y el alcalde de Cali, entre otros, lo mismo que diversos medios de comunicación nacionales e internacionales. Esos mensajes son el “pacto con la naturaleza” y el “pacto por la vida”.
Ahora, hace falta ver cómo se va a concretar, de parte del Gobierno nacional, esas positivas iniciativas tanto a nivel nacional como internacional, pues como dice el refrán popular: ‘Del dicho al hecho, hay un gran trecho’.
Por mi propia experiencia en temas sociales, de Estado e internacionales, con todo respeto, considero que los acuerdos o pactos entre diferentes, tanto a nivel nacional como internacional, no se logran descalificando a países ricos, muchos de los cuales basan su economía en el petróleo, en el gas, en la producción de energías térmicas o en la producción de armas, y menos descalificando a sectores empresariales colombianos, entre ellos, los empresarios azucareros vallecaucanos, lo mismo que al alcalde de Cali, uno de los anfitriones de la COP16, por el solo hecho de ser hijo de un destacado empresario azucarero del Valle del Cauca. De todas maneras, es necesario seguir trabajando para lograr un mayor avance en las políticas y mecanismos de implementación de los compromisos de defensa de la naturaleza y la biodiversidad a nivel de todos los países.
Pese a esa desafortunada declaración del presidente de la República, realizada en una de las sesiones plenarias de la COP16, el día 21 de octubre, no podemos desconocer los avances integrales de la COP16 con relación a la COP15, incluyendo los compromisos de Colombia, que son palpables, y el de otros países que fueron emanados de la COP15 en Montreal, Canadá, en diciembre de 2022. Otro hecho positivo a destacar es que las conclusiones y recomendaciones que salgan de la COP16, así como su cumplimiento, país por país, incluyendo la creación de un fondo económico internacional para la defensa de la biodiversidad en toda la tierra, serán monitoreadas y coordinadas no solo por las Naciones Unidas, sino también por nuestra ministra del Medio Ambiente, en su calidad de presidenta de la COP16.
Lograr una Colombia y un mundo más biodiverso nos corresponde a todas las personas que habitamos en Colombia y en nuestro planeta Tierra. En mi opinión, sería un error quedarnos en el remolino de las críticas al gobierno del presidente Petro. Debemos, antes, por el contrario, contribuir a que ese “pacto por la naturaleza” y “por la vida” comience a construirse a partir de un diálogo social entre diferentes, tanto a nivel político como social, y que tenga como base los municipios y las regiones, porque es en ellas donde vivimos y donde mejor podemos defender la riqueza en materia de biodiversidad, tanto de Colombia como de otros países.
De otra parte, dado que el gobierno del presidente Petro termina el 7 de agosto de 2026, pero los compromisos que tenemos por una Colombia y un mundo mejor en materia de biodiversidad continúan, muy fraternalmente les solicito a todos los candidatos y candidatas a la Presidencia de la República de Colombia, como a todos los partidos y movimientos políticos colombianos con representación parlamentaria, que se comprometan con el desarrollo de las conclusiones y recomendaciones que salgan de la COP16, cuya fecha límite de cumplimiento, para los países integrantes del Sistema de Naciones Unidas, es el año 2030.