Un país sin ciencia es una nación sin futuro. El progreso científico es la base del desarrollo y el fundamento de la calidad de vida de la población y producir ciencia en el mundo moderno es una de las actividades más dinámicas y competitivas que puedan existir. La ciencia es una de las actividades más globalizadas, se nutre de redes de investigadores y centros de excelencia científica, que interactúan y se conversan mediante campos comunes de conocimiento, protocolos cooperativos de investigación, publicaciones revisadas por pares y divulgación en eventos científicos.
Según el Índice Global de Innovación (https://www.wipo.int/edocs/pubdocs/en/wipo-pub-2000-2022-section3-en-gii-2022-results-global-innovation-index-2022-15th-edition.pdf), Colombia ocupa el puesto 63 a nivel global en el ranking mundial agregado de innovación. Nuestro país marca bastante bajo en instituciones con capacidad de innovación (Puesto 72); capital humano para la investigación (79); producción en conocimiento y tecnología (69) y creatividad (75). Mejoramos nuestro promedio -ligeramente- en la disponibilidad de infraestructura para la investigación (puesto 59). En contraste, el indicador que nos evita caer aún más bajo no está relacionado con la capacidad de la investigación, sino con un factor externo: la sofisticación del mercado local (posición 42). Irónicamente, este indicador nos consume más: nuestra capacidad es menor que el potencial de demanda desde nuestros mercados.
Las perspectivas tampoco son las mejores. Nuestro país tampoco está entre los potenciales triunfadores en innovación. Nos encontramos muy lejos de la India, Kenia, Vietnam que se encuentran entre las mejores posiciones. Lo que es peor, ni siquiera estamos en la lista, pero sí están Brasil, Perú y Jamaica. Al establecer la relación entre innovación y desarrollo de acuerdo con el Producto Interno Bruto (PIB), Colombia tiene una relación por debajo de las expectativas según su nivel de desarrollo.
Sin embargo, hemos recorrido un largo camino. Quienes ya llevamos años trabajando en universidades y centros de investigación hemos visto crecer la capacidad instalada para la investigación en nuestro país. Ha sido un esfuerzo muy grande que ha permitido formar doctores y centros de investigación en las universidades del país y crecer el número de centros independientes que generan conocimiento.
Buscando darle mayor preponderancia, en el gobierno anterior, se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (2020). De alguna manera fue el resultado de un proceso que llevó muchos años de desarrollo y producto de implementación de una política pública de desarrollo de la ciencia. Siempre con recursos muy escasos, la ciencia ha progresado en nuestro país muy de la mano de las universidades, las sociedades científicas y, en menor grado, de algunos sectores de la industria que han impulsado la investigación en sus campos.
Pero la verdad sea dicha es que aún nos encontramos muy atrás en el escalafón mundial. El principal problema es la limitación de los recursos. Investigar requiere inversiones cuantiosas y muchas son inversiones de largo aliento, donde los resultados se ven lustros después de haberse generado una línea de investigación. La limitada financiación también restringe los incentivos para que los investigadores permanezcan y produzcan. Mientras en los países de Latinoamérica que van a la vanguardia existen incentivos directos desde el estado a los investigadores, en nuestro país la investigación es cofinanciada desde las universidades y -aunque no se ha medido- desde los propios centros de investigación que luchan por mantener líneas entre convocatorias del Minciencias.
Es muy desafortunado que hoy la investigación es la cenicienta porque ocupa el penúltimo lugar en el presupuesto general de la nación para 2024. Tristemente, tiene una reducción cercana al 18% con respecto al presente año. Queda muy claro que, en el gobierno del cambio, la investigación no tiene futuro. Es fundamental que la empresa privada entienda que tiene un rol esencial en estos momentos de crisis para apoyar la investigación. De otra manera, el rezago de nuestro país será aún mayor.