Las encuestas de esta semana que acaba de terminar, incluida la que presenta la revista SEMANA en esta edición, muestran una realidad imposible de ignorar: Gustavo Petro va en coche.
Hasta ahora no ha habido evento que lastime las pretensiones del candidato de la Colombia Humana por quedarse con la Presidencia de la República. Incluso, los recientes registros muestran que la afectación que tuvo en su momento por el paro y los eventos violentos en su entorno ha sido olvidada por la opinión pública y el ascenso es la constante en su carrera.
Tampoco hicieron mella en el plan de Petro los anuncios de coalición y la entrada formal en el juego político de Óscar Iván Zuluaga como candidato oficial del Centro Democrático, ni la salida al ruedo de Álex Char, barón político de la costa atlántica colombiana.
La pregunta es: ¿Gustavo Petro es invencible? Tal vez es muy pronto para tener una respuesta, pero una hipótesis puede ser: si las cosas siguen así, poco o nada podrá detener su cabalgar.
Las premisas para esta teoría van desde lo local hasta global. Me explico.
Falta filtro en las coaliciones. Cada vez es más evidente que los rivales de Petro no podrán solo con la chapa de sus actuales frágiles alianzas. El Centro Democrático quedó fraccionado luego de la elección de Óscar Iván Zuluaga como candidato a la presidencia y la imposición de Miguel Uribe como cabeza de lista para el Senado. Está tan roto el partido del expresidente que María Fernanda Cabal, líder dentro de las bases de esa organización, ha solicitado quedarse con el número 100 de la lista al Congreso como muestra de su molestia con lo que está pasando y para demostrar que, según ella, “los últimos siempre serán los primeros”. Hoy ese partido pasa por uno de sus peores momentos desde su fundación. Difícilmente podrá quedarse con la presidencia y cada vez es más evidente que necesita sumarse a una propuesta que genere menos anticuerpos.
El mismo argumento se puede usar para la llamada Coalición de la Esperanza, donde ya empiezan a florecer las rupturas. Son tantas las posturas y diferencias de sus miembros que de ella saldrán por lo menos dos listas para Congreso, algo que va en completa contravía con la idea inicial de presentar una alternativa de visión de país conjunta. Ellos solos difícilmente podrán elegir un candidato que los aglomere y este posiblemente terminará tan golpeado que no tendría suficiente tracción para enfrentarse a Petro. El problema acá es que los devaneos de superioridad moral de algunos de sus miembros no les permitirán sumarse a otras alternativas que aseguren su supervivencia.
La segunda premisa es: Petro es imbatible en redes. Puede agruparse la selección Colombia de los trinos y las estrategias, algo que, dicho sea de paso, ya lo tiene Alejandro Gaviria, y no le rascan a la penetración, involucramiento y respuesta del equipo de Gustavo. Los alfiles del exalcalde llevan años trabajando juntos y la experiencia los lleva a que sean pocos los días en los que no sean dueños de tendencias, propaganda política convertida en noticias de portales de poca reputación y gigantesco eco en multiplicidad de redes. Sus seguidores son verdaderos hinchas con la actitud de hooligans en la final de la Champions League. Listos para pelear, insultar y matar por la bandera que los une, sin la más mínima intención de dialogar o conversar. La mayoría de los seguidores de Petro solo le creen a su verdad y a su caudillo. No dan su brazo a torcer.
Tercero, es difícil que un candidato diferente a Petro logre sacar cabeza significativamente mientras el Gobierno no logre comunicar sus logros, que no son pocos. Todos, absolutamente todos, incluido Petro, hacen parte del establecimiento. Pero el único que ha logrado convencer al pueblo de que no hace parte de la clase gobernante es Gustavo, a pesar de que lleva años viviendo del Estado. Eso significa que a la hora de agrupar a quienes se les considere culpables o inocentes de la situación, el único que hace parte del segundo grupo, en términos de percepción, es el político cienaguense.
Por último, el panorama económico global está muy enrarecido. A pesar de que son múltiples las señales de recuperación, la amenaza constante de un salto inflacionario, un desajuste bursátil y la aparición de una nueva mutación del coronavirus, hace que los mercados estén durmiendo con un ojo abierto y la gente resintiendo con su bolsillo, como nunca, los vaivenes financieros globales. Ante esa incertidumbre, el único que muestra fórmulas, así sea de mentira, para solucionar el problema es el hombre del Pacto Histórico. ¿Será que si seguimos así no habrá rival para Petro?, ¿falta alguien más en el tablero? Petro cabalga a la presidencia y por ahora no hay quién lo ataje.