Las declaraciones de un mandatario misógino, en las que tildó a las periodistas colombianas de “muñecas de la mafia” durante una alocución presidencial en horario estelar, transmitida a 50 millones de colombianos, son un grave ataque contra la libertad de prensa y contra la mujer.
Es una estigmatización hacia las periodistas y una violación a nuestros derechos humanos. Estamos ante un demente que está a cargo de un país y que odia a las mujeres periodistas que tanto hemos luchado para ganarnos un lugar en la búsqueda de la verdad en nuestro país. Su desprecio hacia nosotras no es de ahora, pero se intensificó desde que la Revista SEMANA a cargo de Vicky Dávila destapó todos los escándalos de corrupción de su nefasto gobierno y, sobre todo, cuando salieron a la luz las pruebas (el pasado mayo) que demuestran que su campaña presidencial sí violó los topes, dado que, el Consejo Nacional Electoral concluye en su investigación que la campaña Petro las violó en $ 5,300 millones de pesos. Esto hoy lo tiene tambaleando y sobre la cuerda floja, haciendo todo lo posible por taparlo con cortinas de humo, inventándose un supuesto golpe que le quieren hacer para tumbarlo.
Para los que no saben que son las muñecas de la mafia, es una telenovela colombiana basada en el libro Las Fantásticas de Andrés López López y Juan Camilo Ferrand. La serie se estrenó en 2009 y fue producida por Caracol Televisión. La trama sigue la vida de cinco mujeres que se ven involucradas en el mundo del narcotráfico debido a sus relaciones con poderosos narcotraficantes. Estas mujeres, a lo largo de la serie, experimentan cómo el poder y el lujo de este mundo tienen un costo elevado, y la historia muestra cómo cada una de ellas enfrenta las consecuencias de estar asociadas con la mafia. Prácticamente, lo que hizo Gustavo Petro fue asociar a las periodistas con el narcotráfico que tanto daño le ha hecho a nuestro país. Esta es una acusación muy grave que se debe llevar a instancias internacionales.
El papel de la mujer periodista en Colombia ha sido fundamental en la construcción de la narrativa pública, la defensa de la democracia, y la denuncia de injusticias sociales. En el país, han desempeñado roles clave en la cobertura de temas críticos como: el conflicto armado, la corrupción, los derechos humanos, y la violencia de género; a menudo enfrentando riesgos personales significativos debido a su labor. Han sido vitales en la cobertura del conflicto armado colombiano, documentando violaciones de derechos humanos y dando voz a las víctimas, especialmente en áreas rurales y gravemente afectadas por la violencia. Muchas mujeres periodistas han liderado investigaciones que han revelado casos de corrupción, abuso de poder, y vínculos entre el Estado y grupos ilegales. Sus reportajes han sido fundamentales para exponer la verdad y generar conciencia social. A pesar de su importancia, las mujeres periodistas en Colombia enfrentan graves riesgos, incluyendo amenazas, intimidaciones, y violencia física. Según informes de organizaciones como la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), las mujeres en este campo a menudo son objeto de violencia de género y ataques por su trabajo. Aunque la presencia de mujeres en el periodismo ha aumentado, todavía existe un techo de cristal en términos de acceso a posiciones de liderazgo en los medios. No obstante, mujeres periodistas continúan rompiendo barreras y ganando visibilidad en un ámbito históricamente dominado por hombres. Muchas de ellas también están involucradas en el activismo, abogando por la libertad de prensa, la igualdad de género, y el fin de la violencia contra las mujeres. Nuestra labor no solo informa, sino que también contribuye a la transformación social. Cabe recordar que, a lo largo de los años, varias mujeres periodistas colombianas han sido reconocidas a nivel nacional e internacional por su valentía y excelencia en el periodismo. Estas distinciones reflejan no solo su profesionalismo, sino también el impacto de su trabajo en la sociedad.
Al misógino y megalómano de Gustavo Petro le digo: la libre prensa es uno de los pilares fundamentales que rige a una democracia y, nuestro país, a pesar de que usted ha intentado de todas las maneras de llevarlo hacia el camino de Cuba y Venezuela (donde no existe la libertad de prensa), todavía somos una de las democracias más fuertes de la región, donde contamos con unas instituciones y unas cortes muy sólidas que usted no podrá traspasar. Por más que intente desprestigiarnos y estigmatizarnos, seguiremos firmes en nuestra labor de investigar, de escribir en nuestras columnas de opinión y artículos periodísticos todas las fechorías que usted intente hacer para socavar a la patria. No le tememos, antes con este vil y rastrero ataque nos ha fortalecido aún más.
Le recuerdo que esto habla más de usted que de nosotras. Esto demuestra la clase de poco hombre y de persona que es usted. Recuerde que usted también tiene hijas y así como exige respeto por ellas, respétenos a nosotras. ¡Sea varón!