Se cumplen 30 años del fin de la crisis energética de los noventa. El racionamiento de electricidad decretado por el gobierno del presidente César Gaviria, entre el 2 de marzo de 1992 y el 7 de febrero de 1993, fue sin duda uno de los sucesos más recordados en el país. Quienes vivieron esta crisis saben lo difícil que fueron estos 11 meses marcados por el racionamiento de hasta 18 horas en algunos departamentos, lo cual generó que los colombianos cambiaran sus dinámicas familiares, económicas y sociales durante este tiempo. A pesar de ser el más recordado, no ha sido el único. Entre septiembre de 1976 y mayo de 1977 se produjo un fuerte racionamiento de hasta 10 horas diarias y tan solo 3 años después, entre octubre de 1980 y diciembre de 1981, se produjo otro gran apagón.
Esta década accidentada y traumática para Colombia en materia energética siempre tuvo como denominador común una fuerte sequía, la ineficiencia estatal en la gestión del sistema, el atraso de proyectos de infraestructura y el enorme déficit fiscal que producían todas las empresas del sector, las cuales eran 100% públicas. Un estudio de la Fundación ECSIM recuerda como entre 1980 y 1987 el 37% de los intereses de la deuda externa y la tercera parte del déficit fiscal del país eran producidos por el sector eléctrico. Lo anterior se agravó con las decisiones de las autoridades económicas para acelerar la devaluación en 1984 y con la congelación de las tarifas de electricidad. En diciembre de 1991 el sector eléctrico era el mayor problema macroeconómico en Colombia.
Luego del rotundo fracaso de una estructura pública politizada, corrupta e ineficiente que tomaba decisiones a través de la Junta Nacional de Tarifas, la cual pertenecía al Gobierno Nacional, el país decidió avanzar hacia un esquema serio y responsable con el cual se creó la Comisión de Regulación de Energía y Gas - CREG, se dictaron fuertes lineamientos en materia técnica y se gestó todo un andamiaje con el sector privado para lograr alta cobertura, expansión y calidad en el servicio de energía en el país.
La crisis energética de los setenta a los noventa dio vida a un sector energético serio, alejado de la politiquería y con tarifas basadas en aspectos técnicos. La transformación fue tal, que pasó de ser una vena rota en el presupuesto público a generar grandes ingresos en materia tributaria para el país. Según datos del Ministerio de Minas y Energía, en los últimos 5 años el sector generó 26.4 billones de pesos en tributos tanto nacionales como locales.
Después de 30 años de experiencia, el sector hoy se encuentra en un grave riesgo por cuenta de las acciones del presidente Gustavo Petro y la ministra Irene Vélez. El populismo ejercido desde el Gobierno Nacional para sumir con un insulso decreto las funciones técnicas de la CREG, la falta de claridad de la Ministra respecto a la política energética del gobierno del cambio y la intención de crear una nueva estructura pública en el marco del Plan Nacional de Desarrollo en este sector, está haciendo tambalear lo que por años ha construido el país en conjunto con el sector privado.
Sobre la CREG vale la pena preguntarse si el Presidente va a crear una nómina paralela para asumir las más de 50 funciones que por ley desempeña esta Comisión ¿Qué pasará con los proyectos y la agenda técnica de mediano y largo plazo que está en curso? ¿Cuál será el efecto de esta decisión sobre los inversionistas extranjeros que están en dichos proyectos?
Al igual que con la salud y las pensiones, el sector eléctrico está siendo víctima del insaciable populismo y de la necesidad del Presidente y sus partidos de gobierno de consolidarse de cara a las elecciones regionales de octubre. El fantasma de la estatización, la ineficiencia y la politiquería comienzan a asomarse nuevamente, y seremos los colombianos quienes paguemos las consecuencias de las decisiones antitécnicas en esta materia. Ojalá que este aniversario del final de una crisis no sea el comienzo de una nueva.
Adenda. Muy preocupantes las 14 facultades extraordinarias solicitadas por el Presidente en el marco del proyecto del Plan Nacional de Desarrollo. Sería un grave error por parte del Congreso de la República facultar a Gustavo Petro para que gobierne por decreto. Amanecerá y veremos.