Se ha acentuado la ya conocida prosternación política de miembros del gabinete y del Gobierno Petro frente a los mandatos de las autoridades de Estados Unidos, en un indigno espectáculo de vasallaje.
Empecemos por el XI Diálogo de Alto Nivel Colombia-Estados Unidos, celebrado en la última semana de mayo bajo la batuta del canciller, Luis Gilberto Murillo, quien ya había renunciado a la ciudadanía estadounidense desde que fue embajador en Washington.
Tan diligente fue Murillo que el embajador (e) Francisco Palmieri, entusiasmado, lo candidatizó a la presidencia de Colombia, “veo un gran futuro, Luis Gilberto, falta solamente tal vez un título más”. La atrevida referencia, indecorosa en cualquier latitud, se hizo en la clausura del Diálogo ante el subsecretario de Estado de Gestión y Recursos de Estados Unidos, Richard Verma, y funcionarios norteamericanos, quienes se reunieron con Petro y exaltaron “la fortaleza y profundidad de la relación”.
Esos atributos van junto al lanzamiento de una remozada versión del Plan Colombia. Sí, luego del instaurado con Pastrana y extendido con Uribe, ahora, acorde con la engañifa en curso, se denomina “Estrategia Vida Colombia”. Orientado “hacia la colaboración hemisférica”, se enfoca en “el rol del sector privado para promover… la transición energética y la transformación digital”, nichos nuevos de inversión para los capitales financieros estadounidenses y con la consabida hoja de parra: “en equidad con comunidades raciales y étnicas marginadas”.
En ese XI Diálogo se definieron políticas públicas y negocios en Transformación Rural, Diplomacia Pública, Medio Ambiente y Cambio Climático, que incluye la injerencia del Tío Sam en la organización de la COP 16 de Biodiversidad en Cali, Energía, Minería e Infraestructura, Paz, Derechos Humanos y Democracia, Seguridad, Antinarcóticos y Desarrollo Rural, Migración, Salud y TIC. El Diálogo montó un Gobierno extranjero encima del de Petro.
¿Quién creería, por ejemplo, que la ministra de Agricultura, tan punzante contra gremios nacionales del sector, como los arroceros o del café, agache la cabeza ante Estados Unidos, que le dicta el qué, el cómo y el dónde aplicarse? Así fue cuando hace 75 años la Universidad de Nebraska impuso la Revolución Verde o cuando el original Plan Colombia, el de 2000, definió la especialización del agro en productos tropicales.
(Ver https://co.usembassy.gov/es/declaracion-del-xi-dialogo-de-alto-nivel/)
En simultánea, en Washington, con elogio de Hillary Clinton incluido, la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, fue distinguida con el Global Leadership Awards, promovido por la ONG Vital Voices. Hasta ahí todo bien, solo que, al listar a quienes patrocinan el premio (sponsors) se destaca el Departamento de Estado de Estados Unidos, precisamente quien financia la agresiva instalación militar en Gorgona que cuenta con la anuencia y, vale decirlo, complicidad de esta ministra. Extraña coincidencia.
Entre diálogos colonialistas y suspicaces distinciones, arribó a Colombia, por enésima vez, la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, a pasar revista a las tropas en Inírida y Yopal y “supervisar operaciones conjuntas”, según la embajada (@US Embassy Bogotá, 30/5/24). Luego de reunirse con Petro, Richardson anunció que el poderoso portaaviones nuclear George Washington participará a finales de junio en ejercicios con las Fuerzas Militares de Colombia en aguas del Pacífico (inmediaciones de Gorgona) y también puso a disposición aviones de combate F-16 de Estados Unidos para la Fuerza Aérea de Colombia (FAC) como sucedáneos de los cazabombarderos Kfir, en particular por “la interoperabilidad con la OTAN” (defensa.com/31/5/24).
El desmedido liderazgo de Richardson confirma el dato –de fuente segura– que el nombramiento del ministro Iván Velásquez surgió fruto de una reunión con Estados Unidos, de tener aquí un yes-man.
La parte risible corrió a cargo de Carrillo, el que reemplazó a Olmedo López como director de la UNGRD. Aplaudió con entusiasmo y cortó cinta con la generala Richardson, en la donación a esa entidad de diez sencillos puentes militares (que se pueden fabricar aquí) como parte del programa de armamento retirado de los inventarios de Estados Unidos, bajo la modalidad Excess Defense Articles (EDA). Bombo y platillos para recibir como regalo. Lo que Larry Summers llama “basura perniciosa”.
En el autoproclamado “primer gobierno de izquierda”, el desvergonzado arrodillamiento ha reafirmado no solo la dominación de Estados Unidos sobre Colombia, sino el carácter neocolonial del país, que es, realmente, el aspecto preponderante del infausto bienio transcurrido con Petro. Mandato al que le cabe una oposición patriótica sin vacilaciones.