El origen de las poleas se remonta a las antiguas civilizaciones de Egipto y Mesopotamia, pero es al físico, ingeniero y matemático Arquímedes a quien se le atribuye la creación de las poleas compuestas, con las que, según se cuenta, logró mover un barco con poco esfuerzo para impresionar al rey Hierón de Siracusa.

Una polea compuesta permite desplazar cargas muy pesadas con menos esfuerzo por parte de quien la opera. Este sistema utiliza más de dos poleas en diferentes combinaciones, como dos fijas y una móvil, para maximizar el mecanismo de tracción. Su uso es frecuente en sectores como la construcción y en nuestra vida cotidiana, desde el uso de persianas y equipos de gimnasio hasta la navegación a vela.

Pues bien, ahora que las campañas de los candidatos a alcaldías y gobernaciones han terminado, es necesario centrar toda la “tracción” en los principales desafíos de las ciudades y regiones del país para fortalecer su competitividad de acuerdo con la vocación económica de cada una y su disponibilidad de recursos.

Sin duda, las nuevas autoridades se enfrentan a “cargas muy pesadas”: las demandas sociales superan los recursos existentes y la ciudadanía exige resultados a corto plazo, así como reclama más seguridad en el país y estabilidad ante la angustia económica que viven las familias colombianas. Por eso, se requiere aplicar el concepto de la polea compuesta para aumentar el impacto de las autoridades electas.

Aunque las poleas pueden parecer un invento sencillo de comprender, su instalación y operación implican un trabajo en equipo y un ajuste preciso para obtener el resultado deseado. Las autoridades electas aún tienen algunas semanas para organizar completamente sus equipos de trabajo, seleccionados por sus competencias y capaces de trabajar en conjunto con un propósito claro sobre las metas a cumplir en los próximos cuatro años.

El sistema de poleas compuestas puede fallar y la carga soltarse, si no hay una buena coordinación y comunicación entre los diferentes actores involucrados. Por eso, es fundamental que las autoridades electas desarrollen un trabajo articulado con el Gobierno nacional, el sector privado, la academia y la sociedad civil, para generar confianza y sinergia en torno a los proyectos prioritarios para el desarrollo de sus territorios.

Así mismo, se requiere una revisión constante del sistema y un liderazgo con capacidad de autoevaluación. Al igual que las cuerdas, las estrategias se desgastan y pierden fuerza con el tiempo e incluso pueden romperse si se ejerce una tensión inadecuada, por lo que su ajuste debe ser continuo sin perder de vista el objetivo.

Quizá uno de los errores más comunes se comete cuando se supera la carga máxima de la polea, buscando arrastrar más de un barco. Intentar resolver todos los desafíos al tiempo es tal vez el principal desacierto cuando se opera en ausencia de una planificación y prospectiva estratégica adecuada, por lo que mantener la tranquilidad y medir bien los tiempos es fundamental.

Otro aspecto crítico es el anclaje del sistema. En el ejercicio del servicio público, el mejor anclaje reside en los valores y conceptos tan importantes como la solidaridad, para dar mucho más de lo que corresponde, y la equidad, para favorecer siempre a quien más lo necesita. Los anclajes deben ser fiables para garantizar el funcionamiento de las poleas en los momentos más complejos y, por supuesto, en las maniobras diarias de la operación.

Por último, es definitivo que el material de las poleas sea fuerte y de alta resistencia. El líder que se compromete con el bien común debe tener la misma fortaleza para asumir los costos del liderazgo, sin esperar más recompensa que la satisfacción del servicio sin descanso en pro del bienestar de los demás.

@alejandrocheyne, rector de la Universidad del Rosario.