El nuevo ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, escribió hace tres años, en Razón Pública un artículo que de nuevo cobra relevancia porque revela cuál es su verdadera posición frente al acuerdo de paz. Carrasquilla afirma en ese artículo de manera tajante que “el acuerdo de paz no le sirve al país” porque “no trae beneficios reales para Colombia y en cambio sí “nos ha implicado grandes costos”.Su sentencia la respalda con varios argumentos. El primero recoge la tesis uribista de que este acuerdo no sirve porque está sustentado en la premisa falsa de que en Colombia existe un conflicto. Para Carrasquilla el concepto de ‘conflicto’ no es relevante para explicar el sufrimiento de parte significativa de la población colombiana que ha sido víctima del asedio y de la violencia criminal. Es decir que los cerca de 80.000 desaparecidos que según Memoria Histórica ha producido este conflicto, o los 7 millones de desplazados que andan por ahí deambulando por el país son un invento que todavía no es creíble para nuestro nuevo ministro de Hacienda.Puede leer: Contratos de papelLa segunda es también bastante audaz: sostiene que eliminar el nombre o la franquicia de las Farc no le genera valor al Estado ni a la sociedad. “Se dice que al firmar el acuerdo se acabaría la ‘franquicia Farc’ y que esto representa un valor patrimonial importante para el país. Pero lógicamente, el hecho de que esta ‘franquicia’ tenga un valor negativo para el Estado quiere decir que tiene un valor positivo para la guerrilla. Por ejemplo, en diversas tribunas, esta ‘franquicia’ les permite presentarse como unos insurgentes que luchan por causas nobles para conseguir apoyos y quitarle valor al patrimonio material e inmaterial del Estado y de la sociedad colombianos”, dice Carrasquilla en el artículo. “Desde el punto de vista de costos y beneficios, no tiene sentido la inversión que se ha hecho en el eventual acuerdo si el objetivo es eliminar una franquicia cuyo valor capitalizado es cercano a cero”, concluye Carrasquilla.Decir que la desmovilización de las Farc no fue positiva para el país es negar las miles de vidas que se han ahorrado desde que esta guerrilla silenció sus fusiles.No puedo estar menos de acuerdo con el ministro. Decir que la desmovilización de las Farc no fue positiva para el país es negar las miles de vidas que se han ahorrado desde que esta guerrilla silenció sus fusiles -los índices de homicidios son los más bajos de los últimos 42 años-. Y aunque es cierto que la violencia no despareció del país y que hay disidencias que se han rearmado, la lucha armada en Colombia por fin quedó desterrada de nuestra cosmogonía. Y su entierro empezó a darse el día en que las Farc silenciaron sus fusiles y se concluyó cuando fueron derrotadas en las urnas en las pasadas elecciones legislativas. (Y si el ELN no entiende lo que sucedió en Colombia con la desaparición de las Farc, estará condenada a una guerra de resistencia muy poco heroica).Le recomendamos: Los reencauchadosCarrasquilla tampoco cree en los “dividendos económicos de la paz”; no cree que este acuerdo pueda llegar a sumarle un 2 por ciento al crecimiento anual del PIB como han dicho varios expertos y desconfía profundamente de quienes sostienen esa tesis. “La cadena causal que va de la paz al crecimiento económico necesariamente pasa por variables cuyas falencias se pueden observar hoy. En Colombia se optó por sacrificar buena parte de la agenda de la modernización económica y social y se privilegió la agenda imprecisa y cambiante de la paz” afirma. “Por ejemplo, el riesgo de invertir en una Colombia en ‘conflicto’ debería ser más elevado que el de invertir en un país en paz, como Costa Rica. Pero los hechos contradicen esta predicción. Las tasas de interés reales (es decir, ajustadas por inflación) son menores en Colombia que en Costa Rica y así lo han sido durante muchos años. Es más fácil emitir obligaciones financieras a diez años en Colombia que en Costa Rica y la prima que paga Colombia en los mercados internacionales para colocar títulos a 30 años es comparable a la de Perú, que es otro país en paz” sostiene el hoy ministro de Hacienda quien además insiste en que “cosa similar ocurre con la calidad de la mano de obra, el stock de capital, la duración de los contratos financieros, la profundidad del mercado de capitales, la informalidad, la bancarización o los avances en productividad, para aludir apenas a algunos indicadores”.Le sugerimos: Pobre DuqueSi así piensa el nuevo ministro Carrasquilla ya podrán imaginarse hacia dónde nos dirigimos.(Ver texto del artículo).