Gustavo Petro es misógino. De eso no hay duda. El que el presidente haga anuncios desatinados e inapropiados es usual, y a estas alturas está claro que para él no es importante el país, sino el poder. Hará cualquier cosa por mantenerlo, por eso uno de sus objetivos principales es desacreditar a la prensa, comparando incluso a las periodistas de Colombia con las protagonistas de una novela, que se llama Las muñecas de la mafia, que dan todos los días por la televisión nacional.
Al parecer, Petro invierte buena parte de su tiempo en ver novelas y también en crearlas. Será por eso que Gustavo Bolívar es uno de sus asesores más cercanos. Lo de gobernar es algo que definitivamente no se le da, no le interesa, sus excesos de café no se lo permiten, o simplemente es algo para lo que no estaba preparado, pero que muchos, como Claudia López, vendieron como el estadista que el país necesitaba, cuando ni siquiera sabe lo que es la tridivisión de poderes.
Está claro que el guion principal de Petro, creado junto con sus asesores, es distraer la opinión, a través de globos, sofismas de distracción y cortinas de humo. Es lo que sabe hacer. Pero no lo único, pues su experticia en destrozar una nación, acabar con su tejido productivo, empobrecer a los colombianos y poner en la picota pública a las mujeres en general, harán que su nombre sea recordado en los anales de la historia de Colombia. No recuerdo un peor presidente que Petro.
Sus ínfulas de dictador, develadas en su respaldo irrestricto a Nicolás Maduro, el desconocimiento del rol de los jueces y el menoscabo constante de la democracia, cada vez son más evidentes. El presidente se ha convertido en una amenaza latente contra nuestro Estado de derecho y nuestra estabilidad como nación.
Y así como no le gusta al presidente la tridivisión de poderes, tampoco es de su agrado el cuarto poder, representado en los medios de comunicación. Es por ello que la prensa es uno de los blancos preferidos de Petro, porque son ellos los que han desnudado la verdad, mostrando la verdadera putrefacción y podredumbre del mal llamado Gobierno del cambio.
Sin embargo, la agenda del presidente no cambiará mientras algunos sigan siendo cómplices de sus actuaciones erráticas en unos casos, y viles en otros. Mujeres de la bancada de gobierno en el Congreso que dicen ser feministas, como María José Pizarro, Clara López u otras como ellas ni siquiera se han pronunciado frente al ataque del que fueron víctimas las periodistas del país. Comunicadoras como Cecilia Orozco Tascón no han mediado palabra por el que fue un ataque incluso contra ella misma, por su condición de mujer periodista que ha realizado denuncias, pero que jamás fue maltratada por ningún mandatario como Petro lo hace con las periodistas actualmente.
Para finalizar esta columna, mi invitación al presidente es a que gobierne, que para eso le pagamos. Espero que deje de montar novelas baratas cotidianamente y haga algo bueno por Colombia, que necesita del servicio de una persona que tenga amor y compromiso con el país, que deje de lado tanto odio como el que usted alberga en el corazón y nos escupe diariamente. Ojalá piense mejor en construir una patria gloriosa y próspera, que es lo que un país como Colombia necesita.