Los procesos de paz, la construcción de memoria y el papel de los periodistas en los conflictos armados fueron temas clave en varios eventos realizados en el marco de la pasada Feria del Libro, de la que Enrique González, director de la Cámara Colombiana del Libro, ha dicho que es “sin lugar a dudas, la mejor de la historia” en términos de ventas, visitas y el tamaño de la delegación del país invitado: Perú.El rol protagónico de estos temas, relevantes por la coyuntura actual del país, quedó evidenciado en varias charlas como las ofrecidas durante el Encuentro Internacional de Periodismo, que llevaba el mismo nombre de esta columna, y que contó con la presencia de periodistas nacionales y extranjeros provenientes de países como El Salvador y Guatemala, que comparten con Colombia una historia de dolor, muerte y olvido después de largos y enconados conflictos sociales, políticos y armados.Por su parte, el país invitado trajo entre su delegación a Lurgio Gavilán, excombatiente de Sendero Luminoso y, curiosamente, posterior miembro del ejército peruano, quien compartió sus memorias con un público embelezado con su apasionante historia, que relata en la autobiografía “Memorias de un Soldado Desconocido”. Pero entre los libros lanzados en la Feria referentes a estos temas, la mayoría de ellos, sin duda, muy relevantes y de lectura obligada, hay dos especialmente destacables: Se trata de “Diario del Conflicto” y “La Guerra y La Paz”, de los escritores y periodistas Jorge Cardona y Santiago Gamboa, respectivamente, publicados por la editorial Penguin Random House.“Diario del Conflicto”, de Jorge Cardona“Escribí este libro pensando en los periodistas porque reconozco el protagonismo del periodismo en el conflicto”, afirma Cardona. El libro, de 324 páginas, es un compendio juicioso recogido con el ojo y el cuidado de un historiador y narrado con la claridad y la síntesis de un buen reportero, todas cualidades muy notables y características del trabajo del autor.La narración comienza con la toma de Las Delicias por parte de las FARC en 1996 y finaliza en 2012 con el inicio de los Diálogos de Paz entre el actual gobierno y esa guerrilla. Cardona escogió ese período específico para dar relevancia a un tema transversal, el del secuestro, y lo hace refiriéndose a la retención, durante esa toma, de 60 militares con los que las FARC pretendieron hacer un canje de prisioneros por guerrilleros presos, hasta llegar al anuncio hecho por el grupo insurgente el 26 de febrero de 2012 de que no volvería a secuestrar a nadie más.“Diario del Conflicto” es un libro muy útil para recordar y entender hechos de la historia reciente del país, como la Operación Jaque, el bombardeo al campamento de Raúl Reyes en Ecuador, la muerte de El Mono Jojoy, la tragedia de los diputados del Valle, entre muchos otros. También es clave en el análisis del rol que juegan los periodistas en la memoria, la construcción de la paz y el postconflicto.“El periodismo tiene una deuda con todas las víctimas del conflicto, pero muy especialmente, con las víctimas del secuestro extorsivo, que es un delito que permanece invisibilizado. Sueño con que el periodismo pudiera relatar la historia de cada una de las víctimas que ha dejado esta inútil guerra, aunque sé que es una tarea titánica y casi imposible”, dice Cardona.Para el veterano periodista es necesario que el país confronte su pasado y se esclarezca la verdad, algo a lo que tienen que contribuir los periodistas mostrándola, por cruda que ella sea y por incómoda que pueda ser para quienes están interesados en mantenerla oculta.“La sociedad colombiana le da una altísima credibilidad al periodismo, eso está claro. Por eso el periodismo tiene una gran responsabilidad y debe contribuir a crear un clima de reconciliación, de perdón y de diálogo, de manera que podamos darle una salida a la guerra y entrar en una etapa postconflicto”, añade.“La Guerra y la Paz”, de Santiago GamboaUtilizando el mismo título de una de las obras más reconocidas de León Tolstói, Santiago Gamboa ha publicado como libro su primer ensayo extenso. “La Guerra y La Paz” está basado en un texto escrito por el autor para una conferencia a la que fue invitado el pasado mes de enero en Madrid. En él reflexiona sobre estos dos conceptos a través de textos literarios y filosóficos, además de casos específicos como la guerra civil en Sarajevo, la represión contra los islamistas en Argelia, entre otros que Gamboa cubrió como periodista para algunos medios nacionales e internacionales.“Escribí el libro en un tiempo relativamente breve, pero dándome cuenta de que era un tema sobre el que había recogido información durante los últimos veinte años de manera no muy racional”, dice Gamboa, quien afirma que durante sus años fuera del país aprendió a leer e interpretar la realidad colombiana y latinoamericana de otra manera.Llama la atención que la parte referente a la paz, mucho más centrada en experiencias de otros países y en el análisis del actual proceso de paz entre el gobierno y las FARC, es de mucha menor extensión que el dedicado a la guerra. Para Gamboa eso tiene una explicación.  “La guerra produce muchas historias, lo que la hace más ‘narrable’. En contraste, la paz tiene menos historias y no es en sí misma una historia, por eso es más difícil de narrar”, dice, con lo que no puedo evitar que me genere una profunda reflexión –que aún no se me va de la cabeza- y que me hace preguntarme si es esa la razón (y si es válida) por la que las historias de reconciliación, de resistencia, de perdón y de construcción de paz no aparecen en los medios. Como periodista y como persona lucho contra ese silencio, esa invisibilidad; ese segundo, tercer y cuarto plano al que se ha relegado a la paz en la prensa. Gamboa me deja pensando.Es imposible leer “La Guerra y La Paz” y quedarse indiferente. La cantidad de referencias a las que alude el autor demuestran que, por desgracia, la guerra no es nada nuevo –ninguna  “anomalía”, para usar un término muy suyo- en la historia de la vida humana. Eso hace que la paz sea excepcional. Así resulta, entonces, que es la paz lo que resulta anómalo: la guerra es connatural al ser humano.¿Deberíamos seguir aceptando esa realidad como algo inmutable? ¿No es el hecho de pensar así lo que hace que los seres humanos nos llenemos de excusas para no hacer nada? La paz ha sido eternamente postergada. La guerra se instaló en Colombia como algo natural y los colombianos hemos aprendido a convivir con ella, a hacerla normal, a sabiendas de que no lo es. La crueldad nos ha hecho insensibles, apáticos, indiferentes ante el dolor de los otros.Pese a ser dos libros diferentes, “Diario del Conflicto” y “La Guerra y La Paz” hacen que nos preguntemos lo mismo: ¿Cómo hemos sido capaces de permitir que esto pasara? ¿Qué estamos haciendo ahora para hacer que deje de pasar? ¿Qué haremos en el futuro para que jamás vuelva a repetirse? ¿Cómo ha llegado la violencia a ser la única manera que conocemos de solucionar nuestros conflictos como sociedad?En los periodistas, estos dos libros deberían generar unas reflexiones adicionales, como las que siguen: ¿Estamos realmente contribuyendo a que la sociedad entienda lo que pasa? ¿Estamos contribuyendo a crear un clima favorable a la paz o a atizar la confrontación? ¿Estamos dando suficiente relevancia a los esfuerzos ingentes que hacen muchas personas para que el conflicto llegue a su fin o estamos haciendo apología del delito y la violencia? Cardona y Gamboa coinciden en que la guerra y la paz son dos caras de la misma moneda: la  guerra empieza cuando se acaba la paz y viceversa. Y ambos insisten en que Colombia necesita iniciar un gran proceso de esclarecimiento de la verdad y de construcción de memoria. De eso se tratan sus libros: de escribir sobre lo que pasó para evitar que se repita, por lo que cada colombiano debería leerlos para que no olvide.*En Twitter: @NubiaRojasblogConsultora y periodista especializada en temas de paz y asuntos sociales, políticos y humanitarios.