Las elecciones en el Ecuador han dejado como finalistas para la segunda vuelta a la candidata del partido del expresidente Rafael Correa, Luisa González y a Rafael Noboa de 35 años, exparlamentario que estudió en las universidades americanas. A menos que algo extraordinario ocurra en la segunda vuelta, ganará Luisa González, que representa el regreso del régimen de Correa al Ecuador, que como está inhabilitado, por ahora, utilizó a Luisa para su proyección.
La gente recuerda a Correa, porque con el precio del barril de petróleo por las nubes y con un país dolarizado, abrió carreteras y adelanto otras obras. Sin embargo, por sobornos y aportes por la inefable y omnipresente Odebrecht, el mandatario fue condenado a ocho años de prisión. Casado con una ciudadana belga, el gobierno de ese país le dio la condición de asilado.
En muchos países caen los presidentes que han estado implicados en los sobornos y dádivas de la funesta empresa brasilera o de personas vinculadas al narcotráfico. Sin embargo, en algunos ha habido excepciones.
Como consecuencia de las diversas etapas de la violencia galopante, miles de colombianos emigraron para el Ecuador. Muchos de ellos profesionales, industriales y comerciantes que contribuyeron al desarrollo de ese país.
Además, en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, limítrofe con el departamento de Putumayo, cerca de 70000 compatriotas se encontraban refugiados en condiciones muy precarias. Sin embargo, llegaron igualmente delincuentes y antisociales que generaron en las ciudades y en algunas áreas rurales ecuatorianas, una situación de inseguridad allá desconocida.
El Ecuador se había sentido siempre orgulloso de que, no obstante ser un “estado tapón” entre el Perú y Colombia, ambos productores de coca, no había caído en ese flagelo. Es más, que la descomposición y la violencia existente en nuestro país, no había les había permeado. Se equivocaron, porque poco a poco, más temprano que tarde, penetró el narcotráfico.
Precisamente en la provincia de Sucumbíos, donde se encontraban los grupos armados colombianos, no obstante que es la que produce la mayor parte del petróleo ecuatoriano, era la más abandonada del país. Carente de servicios fundamentales, vías de comunicación, acueductos, alcantarillado y atención médica. Las pocas unidades de policía que se encontraban estaban en plena convivencia con la guerrilla colombiana. La bonanza de petrolera no alcanzó a esa región.
Finalmente se produce el ataque de fuerzas armadas colombianas al campamento de Raúl Reyes. Correa, después de los hechos envío una comisión de alto nivel a Sucumbíos para que verificara la situación. El informe reflejó el estado de degradación que allí existía.
El gran error del presidente ecuatoriano fue el de haber ignorado las actividades de grupos armados y de narcotraficantes colombianos en su territorio. Su actitud terminó por hundir paulatinamente al Ecuador y colocarlo en la dramática condición actual. Esa mano generosa con los narcos fue fatal. Parecido al desastroso programa de López Obrador: “Abrazos pero no balazos”. Ojalá se aprenda de estas desafortunadas políticas.
Creyó, además Correa populista y demagogo, que iba a ser eterno, pero como dice la canción: “Nadie es eterno en el mundo”.
No se sabe si, la candidata González triunfa en la segunda vuelta, tratará de resucitar a su jefe o de gobernar siguiendo sus pautas a larga distancia.
(*) Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.