El suegro del agregado judicial de la Embajada de Estados Unidos en Colombia ha apoyado la defensa del expresidente Álvaro Uribe en el caso de sobornos y manipulación de testigos. El tema no tendría nada de particular si no fuera porque la Corte Suprema de Justicia ha tenido problemas para lograr asistencia judicial del Gobierno de Estados Unidos para esa investigación. Marlon Cobar fue el agregado judicial de la Embajada de Estados Unidos desde abril de 2012 hasta hace un mes, y su remplazo no ha sido nombrado. Tres años después de haber llegado a Colombia conoció a una prominente abogada que ha sido funcionaria de la Fiscalía y la Procuraduría, y se casó con ella.
Ella es hija de Gilberto Ramírez Huertas, un bien conectado abogado, experto en derecho probatorio y directivo de la Universidad Católica. El doctor Ramírez reconoció en una conversación telefónica conmigo que ha brindado “dos o tres conceptos verbales” para apoyar la defensa de Álvaro Uribe en el caso de soborno de testigos y fraude procesal: “Dos o tres veces me preguntaron unas cosas técnicas sobre el tema probatorio que es el que yo manejo”. La relación del suegro del funcionario estadounidense con Uribe y con Cadena; así como las demoras en la asistencia judicial a este proceso son temas de interés público tanto en Colombia como en Estados Unidos. Busqué al doctor Ramírez porque conversaciones suyas con el abogado Diego Cadena fueron interceptadas dentro de los seguimientos legales que la justicia le ha hecho al cuestionado personaje. En una de esas llamadas, Ramírez dice: “Usted me hablaba que tenía ahí las pruebas, usted con la prueba se defiende mi doctor Diego”.
El doctor Ramírez no quiso contarme quién lo presentó con “mi doctor Diego”, pero admite que se ha comunicado con él desde el año pasado: “Él me siguió llamando y yo le seguí contestando”, me dijo en la conversación. Me aseguró también que “por su vocabulario y las cosas que hablaba, fui tomando distancia de él”. El suegro de Marlon Cobar me comentó: “Admiro al presidente Uribe, pero no admiro a ninguno de los que lo rodean”. En algún momento, el doctor Ramírez debió superar esa falta de admiración porque figura, rodeado de uribistas, en la bandera de una revista llamada Ahora, presidida por José Obdulio Gaviria. Allí el nombre de Gilberto Ramírez Huertas aparece en la lista de colaboradores después de María Fernanda Cabal y antes de Paola Holguín.
Por otro lado, un documento firmado por el magistrado César Augusto Reyes, instructor del proceso contra Uribe, deja ver las tensiones que han surgido entre la Corte Suprema de Colombia y el Departamento de Justicia de Estados Unidos por el trámite de este caso. En el escrito, el magistrado se refiere a la indagación por las visitas de Diego Cadena a condenados en Estados Unidos: “Aún no se comprende la conexión entre Sierra Ramírez, Mancuso y otros con el abogado Cadena puesto que se dice que la Corte no explicó la razón por la que creen que, en los escritos enviados por estas personas, ‘hablan de Uribe o por que creen que Cadena intervino en la elaboración de esos escritos’”.
El mismo documento expresa sobre la petición estadounidense: “Se torna irrespetuosa su solicitud en la medida que la Corte Suprema de Justicia, acatando los parámetros legales previstos y acordados, ha formulado una comedida petición de asistencia judicial, sin que tenga porque entrar a realizar una argumentación en torno a la pertinencia y conducencia de la prueba que estima necesaria”.
Cuando le pregunté a Gilberto Ramírez si le había contado a su yerno acerca de sus asesorías a Uribe y a Cadena, me respondió: “Jamás, jamás, jamás”. Una fuente del Departamento de Justicia de Estados Unidos me aseguró que Marlon Cobar –desde hace unos días alto funcionario de esa institución en Washington– no sabía de las gestiones de su suegro y que su oficina nada tuvo que ver ni con el contenido, ni con el trámite de esa asistencia judicial entre la Corte y el Departamento de Justicia. Esa relación se maneja directamente entre el Ministerio de Justicia y el Departamento de Justicia.
También le pregunté al embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg, sobre este asunto y respondió: “La colaboración judicial entre los Estados Unidos y Colombia es vibrante y dinámica, consistente con la cooperación que tenemos en muchos otros sectores. Como las entidades judiciales en Colombia, nuestro Departamento de Justicia tiene normas que se necesitan cumplir en casos como este. También en otros casos judiciales que involucran los dos países, ha habido acusaciones sobre falta de información suficiente. El proceso del Departamento de Justicia es exigente en todos los casos, y tenemos que seguir los requisitos y responder en términos legales, no en términos políticos”. La relación del suegro del funcionario estadounidense con Uribe y con Cadena; así como las demoras en la asistencia judicial a este proceso son temas de interés público tanto en Colombia como en Estados Unidos.