En medio de los conflictos internacionales, generalmente surgen rivalidades y diferencias entre los mandatarios y los jefes militares.
Ha salido a la luz pública un enfrentamiento entre Zelensky, presidente de Ucrania, y el general Valerii Zaluzhnyi, el popular comandante de las fuerzas armadas. Se comenta que el mandatario le pidió al general que renunciara, por la poca efectividad de la pregonada contraofensiva ucraniana de hace algunas semanas, que fue un chasco. Zelensky, se molestó además porque el general estaba incursionando en política y que podría ser su rival en las próximas elecciones que este año se deben celebrar en Ucrania.
Sin embargo, Zaluzhni se negó a presentar su dimisión. Por lo tanto, se supuso que el presidente simplemente lo retiraría del cargo. El ministro de defensa de Ucrania se apresuró a informar que el general no había sido relevado.
Una encuesta realizada por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev mostró que el general cuenta con el respaldo del 88 % de la población, mientras que Zelenski con el 62%. El mandatario ucraniano se ha acostumbrado a ser una vedette mundial y no se resignaría fácilmente a perder esa condición. ¡Las veleidades en medio de la guerra!
Ningún país en la época contemporánea ha recibido tanta ayuda militar. Sin embargo, la guerra cada día va perdiendo más popularidad entre la opinión pública europea. Además, Ucrania afronta ahora diferencias internas. Mal presagio.
La Corte Internacional de Justicia, en un fallo proferido hace dos días, ha señalado que Rusia, ha violado “parcialmente” un tratado antiterrorista al no investigar la financiación de los separatistas prorrusos en Ucrania, incluidos los que derribaron el vuelo MH17 de Malaysia Airlines. Igualmente, consideró que había incumplido el tratado contra la discriminación al no apoyar la enseñanza del ucraniano en Crimea, después de su anexión. Sin embargo, el tribunal rechazó la mayor parte de las peticiones de Ucrania, lo que es un revés para ese gobierno.
Hoy la Corte debe pronunciarse sobre las excepciones preliminares a su competencia ante otra demanda presentada por Ucrania, sobre las acusaciones de genocidio por parte de Rusia: 32 estados intervendrán, Colombia no. En cambio, sí lo hará en la demanda similar de Suráfrica contra Israel.
Putin, por su parte, con fallo o sin él, se alista para una renovación por quinta vez de su mandato como presidente de Rusia y sigue tan campante. A Maduro, como a Putin, lo tienen sin cuidado los fallos de la Corte, mientras que con palabras escatológicas un alto funcionario ignora la posición de los Estados Unidos ante la emboscada a Corina Machado, para participar en las elecciones. Maduro se prepara para la reelección por un período más. Seguramente seguirá siendo con Putin colega hasta el año 2030.
No es previsible, al menos hasta ahora, que Petro esté aún de presidente en el 2030. Pero en el país del Sagrado Corazón… todo puede suceder…