¿Por qué los niños y niñas son el presente y no el futuro del país? Esta es una de esas preguntas que incomoda y que al mismo tiempo invita a una reflexión profunda. Es dura y cruda porque vuelve a poner la responsabilidad del futuro en nosotros y no en ellos, pero también está llena de certezas. Buscaré darle respuesta o al menos, acercarme a la esencia de la misma.
Hace unos días, cerca de 12 niños y niñas de todo Colombia, con edades entre los 10 y 16 años, quienes recogieron durante meses pedidos de personas de su edad, llegaron al Congreso de la República para alzar su voz y pedirle al Gobierno que vele, respete, priorice y establezca dentro del Plan Nacional de Desarrollo (PND), la garantía total de sus derechos. Al final llegaron 14 senadores y representantes que hacen parte de la comisión accidental de niñez para escucharles como representantes de la niñez en el país.
Ellos recogieron la voz de millones para decir: aquí estamos para buscar un presente mejor y más digno. Y es en este punto donde empezamos a tener la respuesta a la pregunta enunciada para que podamos un día hablar de presente y no de futuro.
“La solución comienza desde el hogar”, fue una de las frases que marcaron un momento clave. En este caso pronunciada por María* una adolescente de La Guajira quien habló sobre la nutrición, y que durante sus minutos contados de intervención, llegó al corazón de muchos de los problemas que viven los más jóvenes de nuestro país.
Para María, era claro que la nutrición se necesita desde el primer momento en el seno del hogar como el punto de partida de cada persona. No importa cómo se conciba o qué forma tenga; hogar es hogar. Y ¿qué hacer entonces para garantizar que desde este lugar fundamental se construyan soluciones para la niñez cuando hay vacíos en la garantía de los derechos de los más pequeños por parte del resto de la sociedad?
Tal vez porque como tal nos faltan voluntad y estructuras. Necesitamos una dosis mayor de la primera y más trabajo en el diseño e implementación de herramientas y estrategias para lograrlo.
Y por supuesto debe ser prioridad de toda la comunidad y de quienes deben hacer valer los derechos de los niños: Es decir prioritariamente de los Gobiernos y del Congreso.
Un ejemplo invaluable de acción es la contribución de NiñezYa, desde donde se estudia y se hacen aportes que son necesarios en el PND que se encuentra en discusión.
Es NiñezYa la coalición de más de 200 organizaciones y sociedad civil la que ha encontrado ausencias vitales en la construcción de este plan tan importante. Ellos trabajan para lograr incidencia y como sociedad civil, sus integrantes están en toda la capacidad de sumar su voz para que los niños y las niñas de Colombia crezcan sanos y felices. No se trata aquí de encontrar responsables ni de armar una nueva discusión pasajera o partidista. Los responsables somos todos y por eso todos debemos otorgar esta prioridad a los niños y niñas de nuestra Patria. Solo así se logrará el cometido.
“Ya es tiempo de que Colombia sea el mismo país para todos sus niños, niñas y adolescentes”, es una de las frases contenidas en el documento que representantes de NiñezYa entregaron al Gobierno y al Congreso de la República, y que como eje central tiene 10 puntos innegociables para la niñez. Retomo el primero de ellos porque es la esencia de la pregunta inicial planteada: “respetar y hacer valer el principio del interés superior y la prevalencia de los derechos de la niñez por encima de los derechos de los demás”. Si esto no se cumple hoy, en el presente, ¿qué futuro esperamos tener para los niños y niñas del país?
A la voz de María se sumó la de Luis*, un niño de 11 años, de la ciudad de Bogotá, que también se dirigió a los congresistas: “una persona con hambre no trabaja, no estudia, no hace nada”. Si nos situamos en el punto original donde empieza la vida encontramos que la alimentación es un tema vital en el desarrollo de cada persona. La nutrición recibida durante los primeros 1.000 días, será el alimento vital en la formación del cerebro y del cuerpo y constituirá la base de todo lo que vendrá después: sueños, oportunidades, talentos, aportes a la familia, a la comunidad, al barrio y al país.
En su discurso breve, María* también mencionó al PAE, Programa de Alimentación Escolar: “el PAE debe llegar a todos los lugares y garantizar el acceso a la alimentación de todos los niños y niñas por igual” dijo. En Colombia, este programa puede significar la única posibilidad para que las familias alimenten bien a sus hijos e hijas. A sus 11 años, tal vez María entienda mejor que muchos en nuestras ciudades que la alimentación debería ser un derecho inalienable. Pero la verdad es que no lo es para todos.
Escuchando estos testimonios, retomo una frase de la doctora brasileña Patricia Jaime, experta en nutrición: “el hambre tiene prisa”. María y ella saben y sienten la necesidad de buscar soluciones inmediatas al sufrimiento y las consecuencias que trae este problema.
Ya sea en términos académicos o con la profundidad y contundencia de una reflexión infantil, el hambre es una situación que Colombia necesita resolver para cada niño y niña ojalá complementado con atención a su salud, con educación de calidad, con espacios de juego seguro y con el disfrute de la paz.
Por eso quisiera unirme a los que responden a esta importante pregunta diciendo que el presente no es negociable si queremos como Gobierno y como sociedad en donde estemos, garantizar que el mañana sea ideal y mejor para nuestros niños. Tenemos que actuar en equipo, ahora y lograr construir juntos un Plan Nacional de Desarrollo comprometido que cuente con una adecuada financiación y con estrategias concretas en defensa de los derechos de la niñez en Colombia.
¡La niñez no da espera
*Nombres modificados para garantizar la privacidad y seguridad de los niños y niñas.